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PARTICIPACIÓN

POLÍTICA JEP

Melissa Liliana
Gallego Garzón &
Fernando Gómez
Uno de los temas más complejos y divisivos del acuerdo de paz es la relación entre la
responsabilidad penal por crímenes atroces y la participación política, en especial de los
líderes de las FARC.
Comenzamos por mostrar que:

1. la paz negociada implica aceptar que los líderes de las FARC, incluso si son responsables de
crímenes atroces, puedan en algún momento, y dadas ciertas condiciones, participar en política.

2. Eso es tan claro que Uribe Vélez, cuando era presidente, defendió esa tesis para intentar
negociar con las guerrillas; otra cosa es que después, para oponerse al actual proceso de paz, haya
cambiado de opinión.

3. La experiencia comparada de procesos de paz muestra la necesidad y conveniencia de esas


fórmulas que, además,

4.Son compatibles con el derecho internacional, siempre y cuando esa participación política de los
responsables de crímenes atroces no permita que estas personas eludan sus deberes frente a la
justicia y las víctimas.

5. Terminamos proponiendo algunos principios y fórmulas para armonizar la elegibilidad


política de los líderes de las FARC con sus deberes frente a la justicia y a las víctimas.
El problema: ¿Pueden responsables de crímenes atroces
participar en política?
Las FARC cometieron crímenes de guerra y de lesa humanidad, como fue el secuestro
extorsivo sistemático. Esos crímenes no pueden ser amnistiados. Los responsables de esos
crímenes deberán ser juzgados por la JEP. Esto está claro y muestra que, contrariamente a lo
sostenido por sus críticos, este es un acuerdo de paz sin impunidad para esos crímenes. Pero
surge un primer lío: ¿cuál es la relación entre esas condenas y la posibilidad de participar en
política?
Algunos querían que quien fuera condenado por esos crímenes no pudiera nunca ser elegido a
nada. Es una reacción comprensible, pero simplemente hacía imposible la paz, pues impedía
que las FARC se volvieran un actor político, que es la esencia de un acuerdo de paz. Aunque
hoy no tenemos certezas sobre la situación jurídica de los antiguos comandantes de esa
guerrilla, es probable que éstos sean condenados por crímenes internacionales, pues
ordenaron, apoyaron, ejecutaron o toleraron atrocidades como secuestros, asesinatos,
desplazamientos forzados o reclutamiento de menores. Si los altos mandos de la guerrilla no
pudieran hacer política en algún momento por haber sido condenados por atrocidades, las
FARC no podrían convertirse en un movimiento político al no contar con la participación de
sus principales dirigentes quienes, como en cualquier grupo político, cohesionan al
movimiento.
En el Acuerdo Final se pactó entonces que las condenas impuestas por la JEP no derivarían en
ninguna inhabilidad política (párrafo 36, página 150). Las reglas constitucionales actuales de
los Actos Legislativos 1 y 3 de 2017, que hoy estudia la Corte Constitucional, desarrollan lo
pactado en reincorporación política.
El primero, en su artículo 20 transitorio (incluido en el artículo 1 de la reforma), reproduce la
cláusula del Acuerdo Final, según la cual la imposición de condenas por la JEP no
inhabilitará para la participación en política. Esa norma agrega que las condenas de la
justicia ordinaria o disciplinaria quedarán suspendidas hasta que sean revisadas por la JEP.
Los excombatientes que hayan sido condenados por jueces ordinarios no están entonces
inhabilitados para ejercer sus derechos políticos, incluida la elegibilidad a cargos y
corporaciones públicas. Además, el artículo 4 de esa reforma constitucional deroga el
artículo 67 transitorio, que prohibía expresamente la participación política a quienes fueran
condenados por “crímenes de lesa humanidad y genocidio cometidos de manera
sistemática”.

Por su parte, el numeral 5 del artículo 1 del Acto Legislativo 3 de 2017 señala que
excombatientes de las FARC “deberá[n], en el momento de la inscripción de las
candidaturas, expresar formalmente su voluntad de acogerse a los mecanismos y medidas
establecidas en el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición
(SIVJRNR) contemplados en el Acto Legislativo Nº 01 de 2017”.

Por el momento, los excombatientes de las FARC que se postulen a cargos y corporaciones
de elección popular pueden hacerlo así hayan sido condenados por la justicia ordinaria por
crímenes atroces y, al momento de la inscripción de la candidatura, deben expresar su
compromiso con los derechos de las víctimas ante el SIVJRNR.(El Sistema Integral de
Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición.
LA ELEGIBILIDAD POLÍTICA DE RESPONSABLES DE
ATROCIDADES.

Si queríamos una paz negociada, era lógico entonces que se acordara, como se
pactó, que las condenas por crímenes atroces no implicarían ninguna
inhabilidad política.
Este punto es tan obvio que Uribe Vélez, cuando era presidente, planteó una
reforma constitucional en ese sentido, a fin de negociar con la guerrilla. En
efecto, en enero de 2003, fue aprobada, por iniciativa del gobierno Uribe, la ley
796 que convocaba a un referendo para reformar la Constitución. Uno de los
parágrafos de la sexta norma propuesta facultaba al gobierno no sólo a crear
circunscripciones especiales de paz, sino que le permitía al presidente
nombrar directamente “un número plural de congresistas, diputados y
concejales” en representación de los grupos al margen de la ley que pactaran
la paz. Y el parágrafo precisaba que el presidente podría ignorar las
inhabilidades existentes, lo cual significaba que responsables de crímenes
atroces podrían ser elegidos o nombrados en esas curules.
Esa reforma constitucional no fue aprobada pero muestra que, en 2003,
Uribe no se oponía a la elegibilidad política de responsables de crímenes
atroces que se desmovilizaran, pues incluso planteaba la posibilidad de
que fueran directamente nombrados en cargos de elección popular. Varios
años después, en octubre de 2006, Uribe reiteró en declaraciones
públicas que, para negociar con la guerrilla, estaba dispuesto a proponer
una reforma constitucional que eliminara las inhabilidades que impedían
participar en política a los responsables de crímenes atroces.

Mientras fue presidente, Uribe mantuvo entonces la tesis de que una paz
negociada con las guerrillas implicaba aceptar la participación política de
responsables de crímenes atroces, pues comprendía que no de otra forma
podrían transformarse en actores políticos unas guerrillas que han
cometido atrocidades. Y de eso se trata la paz: que las guerrillas
abandonen las armas y entren al juego democrático. Otra cosa es que
después, cuando ya no era presidente y para oponerse al proceso de paz
del presidente Santos con las FARC, haya variado radicalmente su
posición.
LA EXPERIENCIA COMPARADA
La inclusión política de excombatientes, incluso responsables de crímenes
atroces, ha sido una condición usual en distintos procesos de paz. Así lo
evidencian los acuerdos de Arusha (donde el gobierno transicional incluyó al
Frente Patriótico Ruandés), Lomé (que estableció un gobierno amplio de unidad
donde tuvo asiento el Frente Revolucionario Unido), Chapultepec (donde el
Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional se convirtió en partido
político en El Salvador), de Madrid (que transformó la Unidad Revolucionaria
Nacional Guatemalteca en partido político) y la Declaración de Downing
Street (permitió que todos los partidos políticos fueran incluidos en el proceso de
paz, incluidos aquellos con vínculos con grupos armados como el Progressive
Unionist Party y Ulster Democratic Party).

En nuestra tradición constitucional, las experiencias más recientes ocurrieron en


el momento pre-constituyente y constituyente del 91, donde guerrillas como el
Movimiento 19 de Abril (M19), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el
Movimiento Armado Quitín Lame (MAQL) entregaron las armas y se
reincorporaron a la sociedad colombiana hasta el punto de que, algunas de ellas,
tuvieron representación en la Asamblea Nacional Constituyente y, luego, en los
distintos niveles de la democracia colombiana.
LA COMPATIBILIDAD CON EL DERECHO INTERNACIONAL

La paz con las guerrillas supone aceptar algo que para muchos colombianos es
difícil de avalar, pero que es el precio de la paz negociada: que líderes guerrilleros
responsables de atrocidades puedan participar en política. Pero surge una
pregunta: ¿es eso jurídicamente posible? ¿O existe alguna prohibición en derecho
internacional que haga inviable esa posibilidad?.

La respuesta simple es que esa posibilidad no viola el derecho internacional, que


exige que esos crímenes sean investigados y sancionados, pero no prohíbe que los
responsables de los mismos puedan en algún momento participar en política.

Mientras que es claro que el derecho internacional restringe la discrecionalidad de


los Estados para conceder indultos o amnistías por graves violaciones de derechos
humanos, no ocurre lo mismo frente a la posibilidad de participación en política de
excombatientes. En efecto, no hay estándares internacionales que, en abstracto,
prohíban a los Estados otorgar beneficios políticos en procesos transicionales a
quienes hayan cometido graves violaciones a los derechos humanos. En particular,
ninguna de las obligaciones en materia de justicia, reparación, verdad o garantía de
no repetición es totalmente incompatible con la concesión de derechos políticos
para quienes hayan cometido graves violaciones de derechos humanos o graves
infracciones al derecho internacional humanitario.
Con todo, esos beneficios políticos a excombatientes no pueden derivar en
impunidad para éstos ni desconocimiento de los derechos de las víctimas. Por
ejemplo, si se otorgaran garantías políticas a excombatientes sin que les sea
exigible un proceso de rendición de cuentas y de responsabilidad política y
jurídica, la obligación de satisfacer a las víctimas sería desconocida. Que se
confieran perdones jurídicos y políticos totales a quienes cometieron graves
violaciones a los derechos humanos y, en cambio, se les otorguen amplias
garantías políticas como la opción de ser congresista de la República, podría
afrentar gravemente la dignidad de las víctimas y, por ende, sería una
violación del núcleo de la obligación internacional de investigar y juzgar
graves violaciones de derechos humanos. Más aún, beneficios políticos en
blanco, sin ningún tipo de responsabilidad moral, jurídica y política,
pondrían en riesgo la no repetición de los derechos.

En síntesis, el derecho internacional no prohíbe la elección a cargos


públicos de responsables de crímenes atroces, pero siempre y cuando
rindan cuentas ante la justicia. La elegibilidad política es posible,
pero no cualquier fórmula es viable jurídica y políticamente, ya que
debe ser compatibles con el principio democrático y con el deber de
las guerrillas de rendir cuentas por sus atrocidades ante la JEP.
PRINCIPIO Y FÓRMULAS PARA ARMONIZAR ELEGIBILIDAD
POLÍTICA Y JUSTICIA

Los distintos procesos de paz han coordinado la participación política y la rendición de


cuentas de excombatientes, de distinta forma. En Suráfrica e Irlanda del Norte, por
ejemplo, se establecieron indultos y amnistías para presos políticos a la vez que
obtuvieron beneficios políticos. Con el auge de los mecanismos de justicia transicional,
estas garantías políticas se enfrentan al desafío de permitir la apertura democrática y
reincorporación política de excombatientes y, al mismo tiempo, que estos respondan por
los crímenes del pasado.

Hoy, la cuestión es cómo armonizar el deber con la justicia y la posibilidad de ser


elegido. Algunos planteamos que lo mejor era que hubiera primero justicia y luego
elegibilidad política, esto es, que pudieran ser elegidos quienes ya hubieran cumplido
sus sanciones. O al menos parte de ellas. Pero esa secuencia no se logró en el primer
acuerdo de paz. Durante la renegociación, desde Dejusticia y otros centros académicos y
de la sociedad civil, propusimos que los responsables de crímenes internacionales
adquirieran derechos políticos a medida que se verificara el cumplimiento efectivo de las
sanciones impuestas por la JEP. Esa posibilidad no fue aceptada.
El acuerdo de paz habilita a los anteriores dirigentes de las FARC a aspirar a
ser elegidos inclusive antes de que sean juzgados por la JEP y hayan cumplido
sus sanciones.
El acuerdo de paz prevé que las FARC, ya sea colectivamente o sus
integrantes individualmente, realicen actos tempranos de reconocimiento de
responsabilidad y adelanten labores personales restauradoras para la paz y
las víctimas. Igualmente prevé, que podrán ser considerados tiempos de
cumplimiento de la sanción aquellos períodos en que excombatientes hayan
realizado labores reparadoras, siempre y cuando éstas se hayan efectuado en
una ubicación territorial definida y verificable, y siempre y cuando haya
habido verificación por parte de la JEP de la seriedad de esas labores en esos
espacios, inicialmente por parte del secretario de la JEP y una vez instalada la
JEP, por parte del tribunal para la paz.

Debería entonces regularse en forma más precisa en la ley estatutaria la


posibilidad de que excombatientes puedan desde ya adelantar actos de
reconocimiento de responsabilidad y puedan cumplir con las labores
reparadoras por sus eventuales crímenes y que esos tiempos puedan ser
reconocidos ulteriormente por la JEP como cumplimiento anticipado de la
pena. Obviamente eso requiere que exista un mecanismo de verificación
riguroso para garantizar que se trata labores serias que puedan equivaler a un
cumplimiento anticipado de una eventual sanción propia.
En esa forma, algunos líderes de las FARC, para aclimatar la paz, podrían optar por
esa opción de cumplimiento anticipado de las sanciones restauradoras, en vez de
participar en política, lo cual cumpliría un doble propósito: a las FARC les sería útil
pues estos líderes estarían ya descontando los tiempos de su probable sanción, con lo
cual, en algunos años, podrían participar en política sin ningún impedimento; y esto
mostraría a la sociedad colombiana que parte de los líderes de las FARC ya están
cumpliéndole a la justicia y a las víctimas, incluso antes de ser condenados por la JEP,
lo cual fortalecería el apoyo al proceso de paz.

Los anteriores criterios podrían ayudar a encontrar una solución al difícil dilema de
cómo permitir una reincorporación exitosa de las FARC, lo cual supone que sus líderes
puedan participar en política, pero respetando los deberes que frente a la justicia y a
las víctimas tiene todo responsable de un crimen atroz.

Las sanciones tendrán que ser rigurosamente cumplidas.

Pero a su vez, estas reglas dan cierta flexibilidad a las FARC para que, si tienen la
suficiente visión y grandeza con Colombia, tomen decisiones que ayuden a aclimatar
la paz y a disminuir la peligrosa polarización que estamos viviendo.
PARA REFLEXIONAR !!
Las FARC deben reconocer que para muchos colombianos, incluso entre
aquellos que apoyamos la paz y votamos SI en el plebiscito, resulta muy
difícil aceptar que en este momento ningún líder de las FARC esté
reconociendo sus responsabilidades por las atrocidades cometidas por esa
guerrilla y esté desarrollando labores reparadoras a favor de las víctimas y de
la reconciliación.
Es comprensible que algunos de los antiguos comandantes aspiren a cargos
públicos y hagan política pues esto es necesario para asegurar la cohesión de
las FARC y su reincorporación. Pero indigna a muchos colombianos que otros
líderes de las FARC no hayan comenzado ya a hacer ellos mismos
directamente actos de reconocimiento de responsabilidad y labores
reparadoras significativas a favor de las víctimas y de la sociedad, como
contribuir al desminado. Si varios líderes de las FARC estuvieran
adelantando en forma genuina esas labores reparadoras, el apoyo ciudadano
a la paz sería mucho mayor.
GLOSARIO
COMO ES LLAMADO ELPARTIDO DE LA FARC-Fuerza Alternativa
Revolucionaria del Común.
SRVR - Sala de Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y de
Determinación de los Hechos y Conductas
SRV - Sección de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad.
SIVJRNR - Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No
Repetición.
UBPD – Unidad para la Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas.
CEVNR – Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y
la No Repetición.
JEP – Jurisdicción Especial para la Paz.
UIA – Unidad de Investigación y Acusación de la Jurisdicción Especial
para la Paz.
SDSJ - Sala de Definición de Situaciones Jurídicas.
SAI - Sala de Amnistía o Indulto.
GRAI – Grupo de Análisis de la Información.
CRÍMENES DE GUERRA:

De acuerdo con las Naciones Unidas, los crímenes de guerra son atentados contra la vida y
la integridad corporal, como:
1.El homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles y la tortura.
2.Los ultrajes a la dignidad personal.
3.La toma de rehenes.
4.Condenas y ejecuciones sin juicio previo y con irrespeto a las garantías judiciales.

Adicionalmente, cuando se produzcan en el marco de conflictos armados no internacionales,


es posible enjuiciar crímenes de guerra como:

1.Dirigir ataques contra civiles o contra quienes no participen directamente en las hostilidades.
2.Dirigir intencionalmente ataques contra elementos sanitarios y contra el personal que utilice los
emblemas distintivos de los Convenios de Ginebra.
3.Dirigir ataques contra participantes en misiones de mantenimiento de paz o de asistencia
humanitaria, en los términos de la Carta de las Naciones Unidas.
4.Cometer actos de violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización
forzada o cualquier otra forma de violencia.
5.Reclutar o alistar niños menores de 15 años en las fuerzas armadas o utilizarlos para participar
activamente en hostilidades.
6.Ordenar el desplazamiento de la población civil por razones relacionadas con el conflicto, a menos
que así lo exija la seguridad de los civiles de que se trate o por razones militares imperativas, entre
otros tantos.
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD:

Son aquellos que consisten en ataques generalizados y sistemáticos, dirigidos


contra la población civil, como:

1.Asesinato.
2.Extermino.
3.Esclavitud.
4.Deportación o traslado forzoso de población.
5.Encarcelación o privación de la libertad física desconociendo las normas
fundamentales del derecho internacional.
6.Tortura.
7.Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, y cualquier forma de violencia
sexual comparable.
8.Persecución de grupos con identidad propia por motivos políticos, racionales,
nacionales, religiosos, u otros universalmente reconocidos como inaceptables según
el derecho internacional.
9.Desaparición forzada de personas.
10.El crimen de apartheid (segregación).
Otros actos inhumanos que causen grave sufrimiento o afecten la integridad de la
personas.
GRACIAS !!

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