Sunteți pe pagina 1din 9

DETERMINACION DEL

SER DEL HOMBRE


INTEGRANTES:
• NIZAMA ROQUE JAIRO
• MONTOYA RAMON JHENARO
• LOPEZ QUISPE ANTONHY
• UTANI QUISPRE RUDY
• QUISPE FLORES MARIO
• VASQUEZ QUEZADA JHAIR
EL AMOR SEGÚN JEAN PAUL SARTRE
■ La filosofía de Sartre presenta una paradoja en cuanto al sujeto. Por
un lado, el sujeto está anclado en las raíces metafísicas del sujeto
cartesiano, por otro lado, está abierto al surgimiento del otro
mediante el entrecruzamiento de las miradas. Esta paradoja se
manifiesta de la manera más fuerte en la experiencia del amor. Si
bien el amor abre el sujeto a la posibilidad de un encuentro con el
otro, el amor está pensado desde el sujeto que quiere, al amar,
reapropiarse de la fuente de su ser que yace en la libertad del otro.
Incluso en el amor, el sujeto no puede abandonar completamente la
problemática de su fundamento y la obsesión metafísica de llegar a
ser su propia causa
EL AMOR SEGÚN JEAN PAUL SARTRE
■ Por decir esta paradoja en el vocabulario de Sartre, el sujeto no quiere ser la causa
del amor que le prestan sino su ocasión privilegiada. Así, el amado no quiere ser la
causa del amor de su amante, sino la ocasión privilegiada de éste, dado que las
causas y las razones anulan el amor en tanto que amor.
■ El ser amado no era entones un objeto más en el mundo sino el fenómeno que
determinaba la totalidad de las significaciones del mundo, su punto de
convergencia: “En cierto sentido, si he de ser amado, soy el objeto por intermedio
del cual el mundo existirá para el otro; y, en otro sentido, soy el mundo.”
■ Tal como nos enseñó Marion100, el “te amo” nunca puede ser primero, por lo que
no puede ser fundamento, se da como respuesta al surgimiento primero del otro, en
tanto que respuesta al llamado que éste lanza al entrar dentro de nuestro campo
fenomenológico. He aquí la estructura paradójica de una actividad pasiva, o de una
actividad segundaria, que se activa en tanto que respuesta a algo, o a alguien, que
siempre ya la precede.
ENAMORAMIENTO AMOR Y AMISTAD
Nuestra sociedad va camino de cometer un error de trágicas
consecuencias: reducir el amor a enamoramiento. Y lo que es
aun peor, reducir el enamoramiento a un mero estado de
«excitación» que no suele durar más allá de 3 o 4 años. Esta
es una influencia sutil y perversa del hedonismo que está en
la raíz de muchos divorcios y separaciones. «Como ya no
siento nada por él/ella, esto significa que el amor se ha
apagado y, por tanto, es legítimo que lo dejemos.»
ENAMORAMIENTO AMOR Y AMISTAD

Tres consideraciones son necesarias.


■ Primero, el enamoramiento es sólo un ingrediente del amor
■ En segundo lugar, el enamoramiento pertenece al campo de los sentimientos y,
como tal, es fluctuante.
■ En tercer lugar, el enamoramiento adquiere diferentes formas o «presentaciones» a
lo largo de los años.
1. El enamoramiento es sólo un ingrediente
del amor
No es el único ni siquiera el más importante. El amor se asemeja a un edificio que tiene
cuatro columnas:
■ la amistad
■ el sentimiento de cariño y ternura,
■ a entrega mutua
■ el enamoramiento que incluye la atracción física y el romanticismo.
El gran error de muchos jóvenes hoy (y también de algunos no tan jóvenes) es
confundir el amor con el enamoramiento y limitarlo a este sentimiento de atracción.
2. El enamoramiento pertenece al campo de
los sentimientos y, como tal, es fluctuante
■ Varía tanto como el estado de ánimo o como cualquier ilusión. Por ello, equiparar
enamoramiento con amor tiene consecuencias muy negativas para la estabilidad de
la relación. Si pienso que ya no amo a mi novia o esposa porque ya no siento la
misma atracción, ilusión o excitación que al principio, es que no he entendido en
qué consisten ni el amor ni el auténtico enamoramiento.
3. El enamoramiento adquiere diferentes formas
o «presentaciones» a lo largo de los años.
■ . Aun dentro de sus oscilaciones naturales, va adquiriendo diversas maneras de
percibirse y de manifestarse. Es perfectamente posible ver muy enamorada a una
pareja de ancianos 50 años después de su boda. Pero la naturaleza y la expresión
de su sentimiento serán muy distintas a la excitación juvenil de sus primeros
tiempos juntos.
REFLEXION

■ Podemos comparar el enamoramiento al agua de un río en su curso natural. Al


principio, curso alto, el agua baja impetuosa, arrolladora, juguetona. En su curso
medio el río ha cambiado; discurre mucho más sosegado, el agua ha perdido la
bravura del principio, pero ahora hay un caudal amplio, profundo. Cerca ya de su
desembocadura, tampoco parece el mismo río. El agua casi está quieta, como
remansada, no se nota apenas movimiento; sin embargo, hay vida en aquel río,
tanta o más que al principio. El sentimiento en una relación de amor es como el río:
cambia su forma, pero sigue siendo amor y es ¡el mismo río!
■ Pablo Martínez Vila

S-ar putea să vă placă și