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DIDÁCTICA CRÍTICA

LA DIDÁCTICA CRÍTICA
Es una filosofía y un movimiento social que aplica conceptos de la teoría crítica al proceso de
enseñanza-aprendizaje. Al ser una filosofía, ofrece una serie de perspectivas teóricas que
problematizan tanto los contenidos como las finalidades de la pedagogía. Así mismo, al ser un
movimiento social, problematiza el acto mismo de educar y se promueve como una perspectiva
inherentemente política.

La didáctica crítica es una corriente pedagógica que entiende la enseñanza como un proceso
eminentemente político. Se basa en las ideas de la teoría crítica, así como en teorías extraídas de
campos como la educación, la sociología y el estudio de la cultura.
A nivel epistemológico, la didáctica crítica parte de considerar que todo
conocimiento está mediado por las categorías del entendimiento, con lo cual, no
es neutro ni inmediato; su producción está incluida en el contexto y no al
margen de éste. En tanto que el acto educativo es fundamentalmente un acto de
conocimiento, la didáctica crítica toma en consideración sus consecuencias y
elementos políticos.

Esto último requiere también pensar que la escuela de la modernidad no es una


creación que trasciende la historia, sino que está vinculada a los orígenes y el
desarrollo de un tipo de sociedad y de Estado en concreto (Cuesta, Mainer,
Mateos, et al, 2005); con lo cual, cumple funciones que es importante visibilizar
y problematizar.

Lo anterior incluye tanto los contenidos escolares como el énfasis en los temas
que enseñan, lo mismo que las estrategias pedagógicas y las relaciones que se
6 supuestos teóricos de la pedagogía y la didáctica crítica
De acuerdo con Ramírez (2008) hay seis supuestos que es necesario considerar para describir y
comprender la pedagogía crítica. La misma autora nos explica que los siguientes supuestos hacen
referencia tanto al sustento teórico de la didáctica crítica como a las actividades educativas que se
generan a partir de estos.
1. Promover la participación social
Siguiendo el modelo de educación comunitaria, la didáctica crítica promueve la participación social,
más allá del contexto de la escuela. Incluye el fortalecimiento de un pensamiento democrático que permita
reconocer problemas y alternativas de solución en conjunto.
2. Comunicación horizontal
Se trata de promover la igualdad de condiciones entre la voluntad de los distintos sujetos que se implican
en el proceso enseñanza-aprendizaje. Se disuelve así la relación jerárquica y se establece un proceso
de “desaprendizaje”, “aprendizaje” y “reaprendizaje”, que influyen también la “reflexión” y la “evaluación”
posteriores.
3. Reconstrucción histórica
La reconstrucción histórica es una práctica que permite comprender el proceso por medio del cual la
pedagogía se ha establecido como tal, y considerar así mismo sus alcances y las limitaciones el
propio proceso educativo, en relación con los cambios políticos y comunicativos.

4. Humanizar los procesos educativos


Se refiere a la estimulación de las habilidades intelectuales, pero al mismo tiempo hace referencia a
agudizar el aparato sensorial. Se trata de crear las condiciones necesarias para generar
autogobierno y acciones colectivas; así como una conciencia crítica de las instituciones o estructuras
que generan opresión.
Reconoce la necesidad de ubicar al sujeto en entramado de las circunstancias sociales, donde la
educación no es únicamente el sinónimo de “instrucción”; sino un potente mecanismo de análisis,
reflexión y discernimiento, tanto de las propias actitudes y comportamientos, como de la política, la
ideología y la sociedad.
5. Contextualizar el proceso educativo
Se basa en el principio de educar para la vida en comunidad, buscando señales de identidad
colectiva que cuestionen las crisis culturales y los valores basados en la segregación y la
exclusión. De esta manera, la escuela se reconoce como un escenario de crítica y de
cuestionamiento de modelos hegemónicos.

6. Transformar la realidad social


Todo lo anterior tiene consecuencias en el nivel micropolítico, no solo dentro de las aulas. La
escuela se entiende como un espacio y una dinámica que recoge las problemáticas sociales, lo que
hace posible proponer caminos concretos para buscar soluciones.
3.1 REALIDAD INSTITUCIONAL Y CURRICULAR

La nueva realidad educativa demanda autonomía institucional,


entendida como la posibilidad que tienen los integrantes del centro
de decidir y llevar a la práctica decisiones relacionadas con la vida
cotidiana del centro, según la cultura o culturas que orientan el modo
de entender la escuela.

Como ha afirmado Gairín (1996): “la autonomía institucional


aparecería así como un efecto terminal de un conjunto de decisiones"
(p. 149), que tienen como protagonistas a los componentes del
centro escolar.
Existir entre el proyecto curricular de centro, que todas las
escuelas deben elaborar para ejercer su facultad formativa y el
soporte organizativo, que permite conducir dicho proyecto a tal
fin. En la segunda parte alude al compromiso colaborativo del
profesorado para actualizar el proyecto curricular, en el mismo
espacio organizativo para el que fue desarrollado. La relación
que se establece entre estos tres elementos: organización,
profesorado y currículum no es sólo de sincronía, ni es de
convergencia de elementos, considerados desde una
perspectiva técnica sino que, considerando todo lo afirmado,
transciende a la esfera de lo cultural, definiendo dicha relación
una opción axiológica, adecuada a los intereses de cada
escuela en concreto, considerada como organización que
aprende.
El compromiso de los miembros de la organización
con el aprendizaje se está convirtiendo en uno de
los soportes más importantes para el cambio
educativo, ya que es uno de los medios más
adecuados para que cada organización sea el eco
que permita desarrollar el proyecto pedagógico de
cada centro.
Dicho compromiso, al decir de Villar (2000), se
sitúa en la escuela entendida: “como una
organización que conoce, que convierte el
conocimiento tácito en explícito y viceversa”.
Bolívar (1999, 195- 1966). Considera que se hallan en
una situación dicotómica, autonomía decretada vs.
Autonomía autogestionada. Decretar la autonomía de
los centros docentes conduce a una autogestión
meramente formal, basada en gestos que no
transcienden a la epidermis de la realidad escolar y
generan cambios superficiales, para que todo siga igual.

Es preciso generar las condiciones culturales adecuadas


para que las escuelas sean el centro del proceso
educativo, así como discursos flexibles, capaces de
facilitar la participación del profesorado desde sus
diferentes concepciones de la educación.
CONTINUARÁ . . .

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