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Al que es Digno

Apocalipsis 5:8-14

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• Apo 5:8 Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los
veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y
copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;
• Apo 5:9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de
abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para
Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
• Apo 5:10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos
sobre la tierra.
• Apo 5:11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres
vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,
• Apo 5:12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el
poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
• Apo 5:13 Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la
tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está
sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por
los siglos de los siglos.
• Apo 5:14 Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se
postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.
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Introducción
El apóstol Juan quien es el autor del libro de Apocalipsis, tiene una visión
del cielo.

Apocalipsis 4:1 Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el


cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo,
dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de
estas.

En el capítulo 4 y el capítulo 5 se describe todo lo que el Señor le mostró


en esa visión.
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Lo primero que Juan ve allí es un trono y uno sentado en el trono, y
alrededor de ese trono había 24 tronos y 24 ancianos sentados en esos
tronos.

También se describen allí 4 seres vivientes.

Tanto los seres vivientes como los 24 ancianos adoran al que está sentado
en el trono. Y echan sus coronas delante de ÉL y así termina el capítulo 4.

Apo 4:10 los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado
en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus
coronas delante del trono, diciendo:
Apo 4:11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque
tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.
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En el capítulo 5 el apóstol Juan continúa con la descripción de lo que está
viendo en el cielo.

Apo 5:1 Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro
escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.
Apo 5:2 Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de
abrir el libro y desatar sus sellos?
Apo 5:3 Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía
abrir el libro, ni aun mirarlo.
Apo 5:4 Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de
abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.

¿Qué contenía ese libro, de qué habla ese libro que Juan menciona aquí?
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El rollo de que habla aquí Juan representa el plan eterno de Dios, el decreto
de Dios, que incluye todo el plan de la historia; muy especial, de lo que ha de
suceder en el final de los tiempos.

Pero no se encontraba a nadie digno de abrir el libro. Ni en el cielo, ni en la


tierra, ni debajo de la tierra. Y Juan entonces lloraba.

“Ante esta impotencia e incapacidad universal, Juan rompe a llorar


amargamente, porque sabe que, si el rollo no se abre, no se llevará a cabo el
plan de Dios a favor de la humanidad: no habrá protección sobre el pueblo
de Dios; no habrá juicio contra el mundo malvado; no habrá triunfo final de
Dios y de su Ungido; no habrá nuevos cielos y nueva tierra; en fin, no habrá,
una herencia eterna, reservada en los cielos”. Cualquiera llora. Porque no hay
ninguna esperanza para los santos….
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Pero que bueno que la historia no se queda ahí.

Apo 5:5 Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la
tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus
siete sellos.

Si en la dimensión de los seres creados no había nadie calificado para tomar


el libro y abrir sus sellos, la había en la divina; allí estaba el León de la tribu
de Judá, calificativo dado al Señor.
El título procede de la bendición que Jacob dio a su hijo Judá, a quien dio
supremacía sobre el resto de las tribus de Israel y del que proféticamente
habló Jacob con estas palabras: “Cachorro de león es Judá; de la presa
subiste, hijo mío. Se encorvó y se echó como león, así como león viejo: ¿quién
lo despertará? No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus
pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos” (Gn. 49:9-10).
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Y es aquí donde llegamos al clímax de nuestro pasaje. Y surge una pregunta
¿Por qué es digno Cristo de abrir el libro y de ejecutar todo lo que en él está
escrito?

Apo 5:9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de
abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para
Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación.

En la Cruz, Cristo pagó el precio de la redención conforme a lo establecido por Dios


y determinado desde antes de la fundación del mundo.
• 1 P. 1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la
cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
• 1Pe 1:19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y
sin contaminación,
• 1Pe 1:20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero
manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.

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Ahora bien a modo de aplicación, en todo esto que hemos vimos Dios
hecho hombre (Cristo) es digno de nuestras alabanzas por dos razones
que están claramente definidas.

La primera la encontramos en:

Apo 4:11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder;


porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron
creadas.

La primera razón por la que Dios es digno de nuestra alabanza y


adoración, es porque creo todo lo que existe, creó el universo, las plantas,
los mares y todo lo que usted puede observar es de autoría de nuestros
Dios.
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Usted va al Malecón y se para frente al inmenso mar y se maravilla de tan
esplendorosa obra, y si mira bien, verá que en una esquina dice: MADE IN
DIOS.

Igualmente si viaja a Canadá y contempla Las Cataratas de Niagara, verá que


en una esquina dice: MADE IN DIOS.

Si viaja es Estados Unidos, al estado de Colorado se encontrará con el gran


Cañon. Magnífica obra que ningún ser humano puede crear. Si se fija en la
etiqueta, encontrará que dice: MADE IN DIOS.

Y si seguimos viendo las obras magníficas de nuestro Dios, el tiempo no daría


para mencionarla 1 por 1.
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Pero, dentro de la creación hay una obra muy especial que Dios hizo: TE CREÓ A TI,
ME CREÓ A MI, por tanto le pertenecemos a ÉL, y le debemos gloria y honra porque
es nuestro dueño.

No somos el resultado del azar y mutaciones genéticas, o de intercambio de


materiales, o de accidentes de cromosomas. ¡Somos criaturas! Todos nosotros
somos el resultado de una idea, un plan, y una acción de Dios mismo. Y eso
conlleva dos cosas para la vida humana: significado y responsabilidad. Dios nos hizo
con un propósito.

Isa 43:7 todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé
y los hice.

Dios nos creó para su gloria. Una forma de cumplir nuestro propósito en esta vida
es glorificando a Dios con nuestros labios. DIOS es digno de nuestra adoración
porque nos dio la vida, vivimos gracias a él.
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La segunda razón por la que Dios es digno de nuestra adoración es por lo que
hizo en la cruz del calvario.

Apo 5:9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro
y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has
redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

Inmolado: Sacrificado. Muerto. Por nuestros pecados.

Y con tu sangre nos has redimido para Dios: Esta frase esta estrechamente
relacionada con el punto anterior de que Dios.

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Ya hemos dicho que Dios es nuestro creador y que le pertenecemos a él.

En el huerto del Edén el primer hombre y la primera mujer vivían una vida en
perfecta armonía con Dios. Tenían una estrecha relación.

Pero el hombre pecó y se reveló contra Dios y ahora esa relación está rota.
Estamos separados de Dios. Y merecemos la muerte eterna, la separación de
Dios para siempre. Porque el pecado de Adán fue transmitido hasta nosotros,
heredamos el pecado desde Adán. Y ahora estamos separados de Dios y somo
esclavos del pecado.

Hablar de esclavitud y redención.


Cristo entonces por su muerte en la cruz, por su sacrificio restauró esa
comunión con Dios.
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Por esa razón es que Dios es digno de toda nuestra adoración porque nos
ha redimido. Y ahora gozamos de una nueva relación con Dios por Cristo
Jesús. Adora en esta noche porque ÉL es digno.

Y si estás aquí sin Cristo, te invito a creer en Él, Él murió por ti en la cruz
del calvario para que esa relación rota entre tú y él, sea redimida sea
restaurada y puedas heredar la vida eterna porque ahora estás
condenado.

Acepta a Cristo y únete a las voces de los ya redimido que cantamos


gloria a nuestro Dios.

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