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La reflexión sobre las formas en que los derechos de niños, niñas y adolescentes
pueden ser vulnerados: el abuso y violencia sexual, explotación y “trata de
personas”
Educación Secundaria
Eje a trabajar en clase: la división de las mujeres (divide y reinarás), enfrentamientos entre
mujeres.
MIRNA: Bueno, Claudio sin ser un buen padre por lo menos es un adulto más en la
casa… eso cuenta, quizás para vos estando sola… porque te separaste muy pronto,
¿no cierto? MERCEDES: Y casi antes de empezar te diré… jajaja. No, no. Si, eh, no
tendría ni 8 meses el nene que el sátrapa ya se había esfumado… pero mejor Mirna…
te digo que a veces cuando pienso que no tengo que rendirle cuentas de mi vida y
mis decisiones a nadie, me siento afortunada. No te digo que no atiendo a nadie,
porque Gustavito te lleva su tiempo, pero es distinto que sea tu hijo a que se comporte
como tal…
Él es un adulto más.
Separada no le rindo cuentas a nadie…
XY. Teatro de mujeres sobre mujeres post
Argentinazo.
Obra: Doberman de Azul Lombardía
Ellas hablando de ellas. A propósito de la psicóloga “lesbiana”
MIRNA: Bueno, a raíz de ciertos comportamientos, por decirlo de alguna manera; que para mí
son completamente normales y todas las mujeres los tenemos; qué sé yo, sí… la mujer se
empezó a alarmar un poco… me notó en peligrosidad dijo, que le preocupaban más que
nada los chicos… todo muy exagerado… qué sé yo… Me pareció medio rara la técnica, o
como se diga… no sé…
MERCEDES: Qué raro lo que me contás. Por lo que me dijo Alejandra, es una excelente
profesional… a Facundo, el nene de ella lo salvó directamente (…)
MIRNA: Bueno, puede ser que para tratar patologías adolescentes sea buena, pero no sé… en
cuanto a problemática de la mujer… femenina, qué sé yo… Y no sé si debería contarte, pero
ya que preguntás… el otro día, sacándole de mentira a verdad a Alejandra, me terminó
diciendo que es lesbiana la doctora; y no por nada, pero me parece que el tema de los celos
y el sentimiento natural que una tiene de posesión, totalmente natural de todas las mujeres
normales, para ellas debe ser distinto… y cuando no te podés poner el en lugar del otro estás
frito como croqueta. Y claro, para la mujer soy loca…
XY. Teatro de mujeres sobre mujeres post
Argentinazo.
Obra: Doberman de Azul Lombardía
La mujer es “naturalmente” posesiva del varón. Los celos son normales en una relación.
XY. Teatro de mujeres sobre mujeres post
Argentinazo.
Obra: Doberman de Azul Lombardía
Jackelin fue amante de Alfredo durante muchísimos años. Alfredo se caso varias veces,
nunca con ella y tuvo hijos. Ella estuvo siempre a su lado. Jackelin tiene para Alfredo una
doble realidad paradójica: es una presencia permanente y necesaria; forma parte de la
periferia del banquete de la vida de su amante. El caso de Jackelin es el de una mujer,
de clase obrera, inmigrante (es paraguaya) que a los 14 años conoce a un señor que
casi tiene 40 y a quien por más de 20 años le soporta todo tipo de barbaridades.
XY. Teatro de mujeres sobre mujeres post
Argentinazo.
Obra: Jackelin tiene un límite. De: Ariana Caruso y
Sergio Lobo
El patriarcado no es pura negatividad, puesto que siempre ofrece a las oprimidas
algo a cambio para reproducir dialécticamente la jerarquía genérica. Seguramente,
ser la mantenida de un burgués durante toda la vida sea mejor negocio que andar
penando por allí desocupada o muerta de hambre prostituida en alguna esquina.
La necesidad es la herramienta fundamental del consenso.
Siempre se puede estar peor, sobre todo siendo mujer y pobre.
Jackelin está sola y pretende seguir resolviendo sus problemas individualmente.
Teresa, pese a su divorcio, sigue sujeta a su ex marido, Carlos. Frente al robo se preocupa
porque “las cosas del señor” no falten. Teme enfrentar la situación.
Dos mujeres unidas por la opresión patriarcal, separadas por clase social. Teresa sigue
aferrada a Carlos. Mary también sufre un desengaño y sufre violencia por ser mujer (abuso
verbal y físico por parte de Joni y de Marcos quien a su vez es obligado por Joni). Las une la
opresión de género, las separa la clase: Teresa sufre el primer robo de su vida para Mary es
una situación recurrente cuando vivía “cama afuera”.
El robo las une y las hermana (ambas se defienden y protegen frente a los abusos de los
varones) pero resta ver cómo resolverán su contradicción de clase. Dan un primer paso,
cuando Teresa le dice “a partir de ahora, comemos juntas”.
Vanesa entiende el patriarcado como una subordinación individual (yo también quiero
acabar). No puede ver que se trata de un problema social y colectivo y la verdadera
liberación requiere otro tipo de intervención que trascienda al “yo”.
XY. Teatro de mujeres sobre mujeres post
Argentinazo.
Obra: Baby Call. De: Sofía Wilhelmi
La clase y el género. Sobre el peso de las determinaciones y las vidas distintas de las futuras aliadas:
MARY: Perdóneme, señora, lo que le voy a decir. Pero usted es rara. La gente en general no reacciona
así ante un robo.
TERESA: ¿Yo soy rara, Mary? ¡Yo reacciono como reacciono, es la primera vez que me roban en mi vida!
¿Acaso hay un manual? ¿A vos alguna vez te robaron?
MARY: Sí, un montón de veces me robaron. Cuando no trabajaba con cama acá, me robaban
siempre, en el colectivo, cuando me bajaba del colectivo, cuando entraba a mi casa; porque sabían
todos mis horarios.
YONI: (En off.) Che, gordito, acá están las valijas loco. MARCOS: (En off.) ¿Viste? ¡Como dijo la doña!
¿Ves que no miente?
TERESA: Decime, María. ¿Y alguna vez te pegaron?
MARY: Sí, la peor vez fue una que me querían sacar el bolso y tiraban, tiraban, tiraban, hasta que me
sacaron el brazo, y yo ahí grité un poco y ellos se enojaron un montón, me tiraron al piso, me entraron a
dar patadas acá y acá y esto duro de la boca me lo sacaron de lugar...
TERESA: ¡Ay, noooo! ¡No me cuentes!
MARIA: Me lo sacaron de lugar…
XY. Teatro de mujeres sobre mujeres post
Argentinazo.
Obra: Baby Call. De: Sofía Wilhelmi
La clase y el género. Sobre el peso de las determinaciones y las vidas distintas de las futuras
aliadas:
TERESA: ¡Qué tema, María! ¡Por Dios! ¡Qué feliz que estoy! ¿Vos te estás dando cuenta de lo que
está pasando? ¿En una situación límite yo qué hago? Me reencuentro con lo que más me gusta,
Mary: el deporte. A partir de ahora, yo pongo la bici abajo, en el living y todos los días le doy 30
minutos. O mejor… la dejo acá, vengo a tu cuarto, charlamos, te presto la bici, ¿eh? ¿Qué tal,
Mary? Y otra cosa, no comés más vos en la cocina y yo en el comedor, comemos juntas, nos
ponemos a dieta, nos ponemos lindas. Hay que hacerse cargo de lo que está pasando, María, yo
me hago cargo, ¿vos te haces cargo?
MARY: ¿De qué, señora?
TERESA: ¡Ay, Mary! ¡Qué importa qué hizo tu abuelo, cuántos campos tenés, si tenés tarjeta de
crédito, cuál es el límite, de qué club sos socia! ¿Te das cuenta de que lo que importa es que
somos dos almas atravesando una situación, y esto nos une como mujeres, como seres humanos?
¿Te das cuenta, María? ¿Entendés lo que te digo?
MARY: Sí, sí…
TERESA: Bueno, podés ponerle un poco más de energía porque yo me estoy desviviendo acá con
ideas revolucionarias y vos me contestas: sí, sí.
MARY: ¡¡Sí!!
XY. Teatro de mujeres sobre mujeres post
Argentinazo.
Obra: Baby Call. De: Sofía Wilhelmi
YONI: Saben que mi compañero parece que se enamoró. ¿Les molesta que se los deje?
Nadie responde.
YONI: Silencio otorga. Vuelvo al rato.
MARCOS: Pero yo no quiero quedarme.
YONI: Quedate acá. Charlá con las chicas.
TERESA: ¿Quién vino?
YONI: ¿Cómo sabe que vino alguien?
TERESA: Porque soy la dueña de casa, conozco los ruidos. Además, soy una persona muy
perceptiva. Hay un juego que me gusta hacer en reuniones sociales. Adivino los nombres. A ver...
¿Yoni y Marcos?
Yoni se pone nervioso.
YONI: (A Marcos.) ¿Vos sos boludo, gordo, que le dijiste nuestros nombres? No lo puedo creer.
Teresa se va para atrás. Mary se pone de escudo.
MARCOS: No, yo no dije nada.
TERESA: No le grites a él que no dijo nada.
YONI: ¿Cómo sabés nuestros nombres?
MARY: No sabe.
YONI: No te hable a vos, Witi.
(…)
TERESA: ¡Qué fea energía que tiene este chico! ¿Cómo no va a ser así, si parece que te va a matar
y es un chiste? Decime una cosa, Marcos, la madre de este chico, ¿sabe que tiene un hijo ladrón?
XY. Teatro de mujeres sobre mujeres post
Argentinazo.
Obra: Baby Call. De: Sofía Wilhelmi
La liberación individual no nos libera a todas…
Marcos saca el celular y se la pasa. Teresa hace comentarios. Le pasa también a Mary que mira.
Por el baby call se escuchan gemidos cada vez más fuertes.
VANESA: (En off.) ¿Ya? Esperá un toque.
Yoni sigue gimiendo.
VANESA: (En off.) No... No... ¡Espera!
Yoni sigue gimiendo.
VANESA: (En off.) Siempre lo mismo, boludo, ¡te estoy diciendo que esperés!
Los tres se miran. Teresa y Marcos se sonríen divertidos. Mary no lo puede creer.
YONI: (En off.) Pará, ¿qué haces?
VANESA: (En off.) Que yo también la quiero pasar bien.
YONI: (En off.) Si estas gritando como una zorra.
VANESA: (En off.) Yo también quiero acabar, gil. YONI: (En off.) Si no acabaste en tu vida.
Se escucha un ruido de cachetazo.
YONI: (En off.) ¿Qué me pegas? Dale, boluda, vení acá y haceme acabar.
VANESA: (En off.) Hacete acabar vos mismo, pajero.
Se escucha la puerta que se cierra.
TERESA: No le digas nada a Yoni de esto.
MARCOS: ¡No!... Se va a recalentar. Encima si se entera que nosotros sabemos que tiene el gatillo
celoso…
XY. Teatro de mujeres sobre mujeres post
Argentinazo.
Obra: Baby Call. De: Sofía Wilhelmi
La violencia y la opresión. Mujeres y varones.
*Representación de la obra.
*Modificación del desenlace: el día después en la vida de Teresa y Mary. Imagine junto
a sus compañeros un final diferente para la obra.
Cuento: El péndulo
“Elisa era una niña aún ese verano en que sucedió todo. (…) el jardín era un bosque
para Elisa. Construía una historia que la convertía en protagonista de un cuento
maravilloso, pero nunca era una princesa. Era un caballero que, ávido de aventuras,
transformaba la escoba o el escobillón de su abuela en el más ágil caballo que haya
tenido nunca héroe alguno. Ligera en sus ropas y hábil en sus movimientos, encontraba
dragones que eran vencidos con presteza, detrás de cualquier arbusto florecido. Allí
hubo una vez un sapo (ella lo creyó encantado compañero de correrías y su abuela,
engendro satánico digno de la mejor hoguera) que pereció víctima de la furia de la
anciana una mañana en que lo encontró descansando entre una mata de lilas. Por la
noche contó el episodio a su nieta como una hazaña épica ante el estupor y la
incomprensión de la muchacha que sentía perder a su compañero.”
La herencia
Cuentos de Rosana López Rodríguez
Cuento: El péndulo
(Elisa) Preguntó a su abuela si podía salir a la calle por la tarde, la negativa surgió disfrazada de
contundente afirmación: si ella tenía todo ese jardín y esa casa enorme para disfrutar, no
como esos chicos que viven en un departamento, ¿qué necesidad tenía de salir a la calle? Su
familia, pero más profundamente, la necesidad de su madre y la negación de la calle serían
cuestiones que nunca le serían reveladas definitivamente. (…) Una tarde en que se disponía a
leer sentada en el lugar de siempre, escuchó muy claramente un tic-tac desconocido.
Pegada su espalda contra el sillón se preguntó porqué nunca lo había oído antes mientras
deseaba con todas sus fuerzas que pasara el grupo de todas las tardes para que sus voces
apagaran sus dudas. Sólo al día siguiente cuando el episodio se repitió, pensó que desconocía
tanto de sí misma, que no se permitiría ninguna especie de ignorancia más a partir de ese
momento. (…) Al día siguiente, cuando el tic-tac la volvió a llamar, se paró frente al altar de
flores y se preguntó, se preguntó hasta que le dolieron los párpados cerrados apretadamente.
La abuela, parada en el quicio de la puerta, dijo: -Siempre temí que esto iba a pasar alguna
vez. Ella también cortaba los jazmines. Éste era su dormitorio... Tuve la esperanza de que una
sola diferencia pudiera demostrar que nada se repetiría: el reloj de péndulo. La anciana no
había alcanzado a descubrir que la magia del sonido ausente durante tanto tiempo había
estado de vuelta, sin embargo, la mirada de su nieta fue suficiente. Esa misma tarde Elisa
acomodó en un bolso sus libros, apenas algo de ropa y el jarrón de cristal, todo lo que tenía, y
se fue sin despedirse del jardín.
La herencia
Cuentos de Rosana López Rodríguez
Responda:
(…) -Buenas noches, señora. ¿Qué necesita? -Quiero hablar con usted sobre mi hijo.
Discúlpelo. Sé que lo vio ayer revisando sus cosas. Mucha televisión, ¿sabe? Imagina más
de lo que ve. (…) -Me encuentra trabajando. -Pero su trabajo... -Mi trabajo es escribir. El
lunes dejé en la editorial un manuscrito. -¿Por qué, entonces, no se dedica sólo a eso? -
No me haga reír. Yo no soy arquitecta. Necesito una ocupación que me permita vivir la
pasión que quiero. Seamos honestas, usted me necesita a mí y yo, a usted. -¿Qué le doy
yo? ¿Dinero? –La inundó una oleada de indignación porque esta vez se sintió usada por
quien menos lo esperaba.
-Me da mucho más que dinero. Acá no soy responsable por las cosas importantes de la
vida; la educación de los hijos, el amor o el interés de un hombre son deberes que no me
quiero imponer. Y usted me da el espacio y el tiempo para que esos deberes no se me
impongan. Tengo mi lugar, pagado con mis labores diarias, que de otro modo no tendría.
Veámoslo como si fuera usted mi mecenas. ¿Qué dice? Ciertas conductas instaladas en
Andrea desde siempre, tan naturales de tan antiguas que eran, se sacudieron
brutalmente. Sintió tambalear su situación tan organizada, su visión única del mundo, su
norte, sus éxitos, sus mandatos. De pronto, pudo ver el cuarto completo, el pequeño
cosmos diferente, tan metido dentro del suyo y tan lejano a la vez, pero la luz le dolió en
los ojos y en el alma. -Hasta mañana, Juliana. Siga trabajando.
La herencia
Cuentos de Rosana López Rodríguez
(…) Para ella que lo llevó orgullosa al cole y en los recreos les leía en voz alta a sus
compañeras la historia, esas palabras fueron inolvidables. Ahora se daba cuenta,
ahora que le había perdonado a su libro de infancia la forma en que aparecen
retratadas allí las mujeres y el amor. Nunca había estado muy conforme con que
fueran como rosas, queribles a pesar de las espinas, quisquillosas, difíciles de
contentar. Ella sabía que la rosa era una mujer, pero no le gustaba ser una rosa que
pretendiera todo de la persona amada sin entregar a cambio sino su belleza y su
perfume. El jardín de rosas de la tierra le parecía absolutamente inútil. Sin embargo,
la amistad entre el protagonista y el zorro era un episodio que la conmovía. Ella no
quería ser rosa, quería ser zorro. Quería que por primera vez los lazos verdaderos, los
fundamentales, fueran visibles. Que se hicieran visiblemente necesarios. Había
llegado el momento del encuentro después de la espera. Se sentía responsable por
una relación que recién descubría. Y sabía que se había estado preparando durante
mucho tiempo, por eso el momento que llegaba era feliz. ¿Había ue ayudar a otros
a entender que la espera es dulce porque esos lazos existen? El rumor del recuerdo y
el fragor del presente le hablaron desde el libro; para responderle, buscó las dos
monedas que le habían quedado en el bolsillo, sin resignación, con orgullo y pidió en
la caja que lo envolvieran para regalo. La cajera insinuó una queja, que por ese
precio no podía gastar en papel, pero ella insistió muy seria en que era para regalar.
La herencia
Cuentos de Rosana López Rodríguez
Cuento: La herencia
Esa noche, cuando llegó a su casa, la sonrisa de su pequeña la hizo dudar por un momento. -¡Hola,
mami! La abuela se fue hace un ratito. -¡Qué lindas trencitas te hizo la abu! –sentía un nudo en la
garganta, pero no se iba a permitir una sola lágrima. Se acercó y la abrazó muy fuerte. Después,
calentó la comida mientras le anticipaba a la pequeña su sorpresa. -¿Cómo te portaste hoy? –la risa
pícara de la niña la interrumpió. -¡Ojo que la abuela me va a contar! ¿Eh? Si no, no hay regalo. No
tuvo tiempo de apagar el fuego. Escuchó la corrida hacia la pieza y cuando llegó allí, una carita
pecosa la miraba entre asombrada y agradecida. Tenía en sus manitos el paquete con el libro. Ya
rasgaba ansiosa el envoltorio. -¡Gracias, mami! ¡Cuánto tiempo hacía que no me traías un cuentito!
¿Es muy caro? Le dio mucha ternura la pregunta que no quiso responder, porque para ellas todo era
caro. Cuando terminaron de cenar, se metió con su hija en la cama chiquita. Le dijo que esta vez le
iba a cobrar el regalo. -¿Cómo? ¿Voy a tener que lavar los platos toda la semana? -Esta vez, vos me
vas a leer a mí. Vaya por todas las veces que yo te leía cuando eras chiquita. Ahora, que sos grande,
y ya sabés leer muy bien, te toca a vos. Además, a partir de mañana te vas a quedar con la abuela
y seguramente vas a tener que ayudarla. Le explicó que la única forma de recuperar lo que les
pertenecía era quedarse en la fábrica todo el tiempo que fuera necesario; que no les sacarían así
nomás lo que era de ellos. Le dijo que no iba a volver hasta que no tuvieran todo para ellos. En la
oficina donde trabajaba las cosas no estaban mejor que para los compañeros de las máquinas. Le
pidió que la esperara sabiendo que estaba peleando por ella y que algún día se daría cuenta de
que ese tiempo de la espera fue lo suficientemente dulce porque habría valido la pena. La pequeña
le acarició la cabeza y le dijo: -Está bien, mami, yo te voy a esperar y te prometo que no voy a estar
triste. Empezó a leer despacio, siguiendo con el dedo las líneas y la madre supo que su hija había
heredado el libro.
La herencia
Cuentos de Rosana López Rodríguez
(…) hay una pieza con dos minas; metéte con ellas. Arréglense como puedan, total ésas
también pagan cada tanto. Un colchón en el piso para mí y dos camas marineras. Me
recibieron bien. Cuando entré la Negra ocupaba la cama de abajo y semidesnuda
como estaba me ayudó con el colchón, las sábanas, acomodó el bolso en un roperito
triste de tanto uso. -Che, Poli, despertáte ¿querés? Acá hay una piba que va a quedarse
con nosotras. Yo soy la Negra, ¿y vos? - Lola -me presenté. -Acá al gallego hay que
pagarle todas las semanas y por anticipado. -Asomó Poli desde la cama de arriba. (…)
Esa casa de la que me fui no bien cumplí los quince. Calentaron agua y pasamos la tarde
tomando mate, tenían apenas un paquete de galletitas dulces para compartir y todas
sus palabras atravesadas en la voz luchando por salir. Es sorprendente cómo pueden
mostrarse las personas en tan poco tiempo y con tanta crudeza y sinceridad aun cuando
se hayan vivido experiencias tan distintas. Ahora que lo pienso mejor creo que las tres
tenemos en común algunas cosas. Ninguna una familia, ninguna el amor. La Negra llora
todavía a los hijos que despidió en aquella estación lejana por la distancia y el tiempo. La
nena, la mayor, tomada de la mano de la abuela y estrujando con fuerza un conejito
tejido por su mamá antes de que la niña naciera; el más chiquito en brazos, incapaz aún
de darse cuenta de la inmensidad de la pérdida.
La herencia
Cuentos de Rosana López Rodríguez
Cuento: Nosotras tres
Poli habló de hombres, dijo que enamorarse era una desgracia, que a ellos les bastaba
con ejercer ese poder del amor que nos convierte en los seres más vulnerables, más a la
espera, para transformarlo en algo degradante. Al que ama se lo seduce, se lo posee, se
lo somete. Se reduce a las migas de una limosna infinitamente pobre para calmar una
desesperación inconsolable. Los celos aumentan la certeza de la imposibilidad y, en ese
afán de revertir la posesión, se quedan ellos solos, se convierten en el único sentimiento
posible... -Poli, no podés pensar que Lucio prefiera al trava ése. Está buscando otro tipo
de mercadería para ofrecer. Pensá que hasta hace dos meses éramos sólo mujeres. -La
Giselle le está todo el tiempo encima, con esas tetas de siliconas, la trucha pintada como
puerta y sus gestos y movimientos de minón en celo. Sé que al lado de ella parezco un
camionero. Ella se sienta y se cruza de piernas; yo, apenas agarro una silla, me despatarro
desmayada de cansancio. Hablo como un camionero, ella todo el tiempo: “Lu..., mi
vida..., Luuu...”, así te pone la boca como si se la fuera a chupar en todo momento. Me
contaron que Lucio, la pareja de Poli, se encargaba de conseguirles los clientes a cambio
de una parte del dinero,
La herencia
Cuentos de Rosana López Rodríguez
Cuento: Nosotras tres
Su trabajo tenía ciertas reglas. Ellas no iban a ningún departamento, por una cuestión de
seguridad, dijeron, sólo en lugares que ellas conocieran. Generalmente, en el Metropol había
habitaciones desocupadas, entonces, el encargado se las alquilaba a cambio de una parte
de lo que ellas cobraran. Sin embargo, es imposible no temer ante la presencia única que se
impone en la intimidad de una habitación, todas las precauciones siempre parecen
insuficientes. Poli y la Negra intentaron algunos consejos para sobrevivir al asco que al principio
parece insuperable, a la sensación de suciedad.
(…) Nos precipitamos hacia la luz y vimos a Poli sentada en el piso, con la cara entre las
manos, el pelo revuelto y apenas cubierta con una bata. Nos miró con los párpados henchidos
de ira, los ojos enrojecidos que mostraban esta vez la vida de la sangre, el apasionamiento
interior que ningún otro color podría ocultar. Nos arrodillamos a su lado y ella balbuceó
entrecortadamente: -Lo ahogué... Lo ahogué... Me tienen que ayudar. (…)
-Me mintió. Me mintió como siempre. Había un sólo cliente y era para mí. Los dos desgraciados
se despidieron con la mejor de sus sonrisas y ni había cerrado la puerta de nuestra pieza
cuando los vi pasar como tortolitos, a los besos y los abrazos... Desesperada, sintió que la
atravesaban lanzazos de odio, el abismo de la traición. El infeliz que la esperaba adentro ya se
había preparado. Si le hubiéramos visto la cara, esa expresión de placer por anticipado, de
omnipotencia. Era la misma cara que tenía Lucio. Se acostó con él y sus manos buscaron su
garganta. Aún en la agonía la miraba sin comprender qué le estaba pasando, tan seguro de sí
mismo. Ahora estamos en una estación de servicio, en la ruta; juntamos toda la plata que
teníamos y ya veremos hasta dónde llegamos. Estamos seguras de que podemos
arreglárnoslas solas. (…)
La herencia
Cuentos de Rosana López Rodríguez
Trata y prostitución son dos contenidos curriculares para abordar en ESI, tal
vez aquellos que han sido menos transitados. Frente a esta temática, los
docentes entienden carecen de herramientas. La propuesta aquí hecha
busca suplir ese déficit.
Prostitución y patriarcado
“La división de las mujeres comienza como una diferencia de clase en el seno de
un colectivo unificado por su subordinación general al varón: las “esposas” de la
clase dominante, poseedoras de ciertos privilegios; las de las clases subordinadas,
simples esclavas domésticas. Pero el poder del varón no se detiene allí, porque a
esa división se imprime una segunda, la que crea mujeres para el trabajo y la
reproducción (las “esposas”) y mujeres para el placer (la “prostituta”). Las primeras
serán ideológicamente santificadas como “buenas” y las segundas negadas
como “malas”. Nace así la prostitución. En esta división, las prostitutas se oponen a
todo el resto, aunque su origen de clase subordinado las acerca a la base de la
pirámide femenina. La prostitución tiene, entonces, un lugar clave en la
constitución del aspecto “patriarcal” de la dominación de clase. La relación de la
prostitución con la dominación de clase es compleja, pero algo es cierto: no va a
desaparecer la sociedad de clases porque desaparezca la prostitución, pero no
puede eliminarse el patriarcado, es decir, la subordinación de la mujer, sin la
supresión de la actividad prostituyente.” (Rosana López Rodriguez: “El futuro por
delante. La prostitución y el abolicionismo en el proceso de la lucha feminista”
prólogo al libro de Delia Escudilla: Violación consentida. La prostitución sin
maquillaje, una autobiografía, Buenos Aires, Ediciones RyR, 2019)
Qué ejes pueden trabajarse en
materia de trata y prostitución
Tema: Trata y prostitución en el ámbito escolar: sobre la sexualidad
mercantilizada y el refuerzo del patriarcado
Un objetivo posible:
-Que los alumnos problematicen las consecuencias de la mercantilización
de la sexualidad como contrarias a la construcción de vínculos igualitarios
entre varones y mujeres.
Que los alumnos problematicen sobre las formas de violencia extrema
contenidas en la trata y la prostitución.
Dos libros, una misma problemática: la
prostitución sin maquillaje
Ejes de trabajo para los materiales
¿Para quién es este libro? Para todo el mundo porque, sin dudas, la explotación
sexual y la trata son males que ponen en jaque a la sociedad en su conjunto y, por lo
tanto, exigen un posicionamiento con conocimiento de causa. No obstante ello,
podemos ir pensando en lectores más específicos, sobre todo, en aquellos que son
menos conscientes del problema constituido por la prostitución. Este libro es para los
adolescentes varones, ganados por la ideología del machismo, quienes serán, tarde
o temprano, vehículos de la violencia contra las mujeres. Pero también para nuestras
compañeritas, las que no son menos portadoras del mal que combatimos y que
terminarán siendo las víctimas del sistema patriarcal. Si ellos y ellas logran
desaprender los prejuicios que naturalizan la prostitución, estaremos ganando
batallas por anticipado.
Este libro es, además, para padres y docentes. Para desnaturalizar roles (…)
Una historia en
Riga que bien
puede ser
CABA, Mar del
Plata, Mendoza,
Rosario…
El inicio de la historia
Violación consentida. La prostitución sin
maquillaje, una autobiografía
Delia Escudilla
¿Cómo llegan las mujeres a la prostitución?
“era el año 2000. Estaba por pasar lo de De la Rúa. Empecé a sentir la falta de plata, la falta de cosas.
Me acuerdo que le limpiaba la casa a una mujer que tenía un almacén, y no me pagaba: me daba
mercadería. En ese período la pasaba terrible, mi ex marido (que trabajaba para el Estado) me decía
que no cobraba, entonces no me podía depositar. Me acuerdo que me había comprando un ropero
y una cama y hubo un par de meses en que el tipo no me depositó la plata, por el tema de que
había un problema en el Estado. Me decía que tenía que cobrar el retroactivo y ahí me iba a
depositar, yo me iba a su trabajo y le decía de todo (…) Yo estaba pasando por esta situación
cuando empecé a cruzarme con Alicia. Era mi vecina. La veía siempre despampanante, con un
cuerpo espectacular, ella siempre se mostraba. Aún hoy es así. Y yo me decía: “¿adonde irá vestida
así? Una especie de Moria Casán (…). Volví a verla y nos vinimos juntas en el tren. Yo le conté que
estudiaba y que no me alcanzaba para todo, que tenía un solo trabajito y que mi ex marido no me
depositaba plata. Le conté que vivía con mis hijos, que necesitaba más trabajo, todo rondaba en mi
tema económico. Ella era una mujer muy potente. Tenía marido y él siempre supo lo que ella hacía.
Entonces me dijo: “mirá te voy a contar de qué trabajo: yo trabajo de trola. Ahí donde me viste, esa
es mi parada y estaba esperando a un cliente. Te lo digo por si estás necesitada de plata y querés ir
alguna vez”. Sacó plata de una riñonera y me dio. Miré y estaba llena de plata… y me dio plata. Me
dijo: “tenés concha, esa es tu tarjeta de crédito. Cuando quieras, ahora que te quedaste sin trabajo,
yo te enseño (…) Pasaron unos días y mi situación estaba cada vez peor; tuve que cambiar a mi hija
de escuela, iba a una privada. Así que fui a la casa de esta mujer y le dije que sí, que iba a ir con ella”.
Actividades para el aula. Tema: Pobreza y
prostitución. Páginas 66, 67, 72, 84
Legalización y mitos
Responda las siguientes preguntas en base a la información que le
suministran las historietas, ¿qué diferencia hay en llamar a mujeres como
Alanis “trabajadoras sexuales” o “prostitutas”?¿Por qué se afirma que la
prostitución no es un trabajo socialmente aceptado? ¿Qué generó la
legalización de la prostitución? Compare el caso holandés con el sueco.
¿Cuáles son los mitos sobre la prostitución que el libro busca erradicar?
Enumérelos y brinde información sobre cada uno.
¿Por qué arte de combate?