- La justicia, entendida como el cumplimiento de la
voluntad de Dios. Según María Ward, la justicia es “el estado de un alma, enteramente entregada a la voluntad amorosa de Dios. Es justa la persona agradecida. Es justa la persona que nunca humilla al otro. Discreción. Es justa la persona que hace las cosas con cuidado y esmero. Que tiene amor por las cosas bien hechas. 2. La verdad, entendida como la transparencia y fidelidad con el propio ser. La persona veraz es la que actúa con coherencia interna en el pensar, creer y actuar. Cultiva la sinceridad, la autenticidad. M. W. “ Tenemos que ser en realidad lo que aparentamos ser y tenemos que aparentar lo que realmente somos” Se necesita serenidad que es la paz del corazón. Lo anterior te lleva a vivir la vida con humildad, la que radica en el conocimiento de uno mismo. Mis grandezas y pequeñeces. El tomar conciencia de nuestra propia fragilidad nos ayuda a enfrentar y superar las dificultades sin desanimarse, sin frustrarse o desesperanzarse. 3. La Libertad, que se traduce en la capacidad de liberarme de todo lo que nos esclaviza. Lo primero es liberarnos de nuestros propios egoísmos y ser libres para amar. La libertad nos permite tener confianza en Dios y los demás. M. W. “Estoy segura que Dios me ayudará dondequiera que se encuentre” Luchar con todas las fuerzas, dar lo mejor de uno mismo, pero, en último término, entregarse a la voluntad de Dios. La fidelidad es la expresión de la libertad madura, del compromiso tenaz y persistente. La fidelidad es lealtad a los propios compromisos. Consiste en hacer lo más correctamente posible la tarea que cada uno tiene encomendada. 4. La Alegría: En el texto “María Ward cuatro siglos forjando futuro” de M. Pablo Romero se expresa que para María Ward, la alegría se fundamenta en la profunda confianza en Dios y en la creencia de que a él se le encuentra en todas las cosas. “Es una actitud de la mente y una disposición del corazón que se abre a la persona, a la vida y al mundo. Se fundamenta en una profunda confianza en Dios y en la creencia de que a él se le encuentra en todas las cosas” ADEMÁS DE ESTOS VALORES A LO LARGO DEL PENSAMIENTO DE MARÍA WARD SE DERIVAN OTROS QUE CONFIGURAN EL MODELO DE SU VIDA, SIN OLVIDAR QUE ELLA CRISTOCÉNTRICA Y QUE POR LO TANTO SIEMPRE SU REFERENTE FUE EL MISMO CRISTO. La discreción: Consiste en el dominar el afán de comunicarse y en el cuidado en la relación con los otros, en la capacidad de escucha y de guardar silencio respecto a lo que forma parte de la vida privada del otro. El Cuidado: Consiste en el empeño en las cosas que se hacen, no darse por vencido y luchar hasta el límite de nuestras posibilidades, para que su obra sea lo más perfecta y cuidada que pueda ser. La sinceridad: María Ward recomienda, por encima de todo, ser sincero, es decir, expresar claramente lo que se piensa y se siente, sin la necesidad de aparentar algo que no se es. Una de sus máximas lo expresa claramente “Muéstrate como eres, y sé cómo te muestras” La serenidad: No se trata de dejar de hacer o de ser una persona pasiva, sino más bien de tener plena conciencia de que nuestro actuar debe ser acorde a lo que Dios quiere de nosotros y por otro lado a la confianza que depositemos en Él. La Equidad: Es relacionarnos en un ambiente donde no existen preferencias sino que cada cual desarrolla correctamente su rol, con el mayor grado de exigencia y cuidado. La humildad: Es un sinónimo de sencillez tanto en el modo de vivir como en la manera de tratar a las personas. Radica en el conocimiento y aceptación de uno mismo y en el reconocimiento de las propias capacidades y debilidades. La confianza: Proviene de la fe en un Dios que no se desentiende del mundo, sino que se hace presente en las contrariedades y dificultades de la vida y que nos ayuda a luchar y enfrentar heroicamente cada uno de estos momentos difíciles. Para María Ward es “luchar con todas las fuerzas, dar lo mejor de uno mismo, pero, en último término, entregarse a la voluntad de Dios” La fidelidad: Es el compromiso tenaz y persistente de recrear el espíritu de Dios en la Propia vida. Para nosotros consiste en hacer correctamente las distintas tareas que se nos encomiendan, sin esperar nada.”Haz lo que tengas que hacer con fidelidad y diligencia” dice María Ward. 1.-¿Practico el valor de la justicia entendida como el cumplimiento de la voluntad de Dios? 2.- ¿He sido fiel al valor de la verdad en mí actuar cotidiano? ¿Soy lo que aparento ser y aparento lo que soy? 3. ¿Cuáles son las ataduras que me esclavizan y no me dejan actuar con libertad? 4.- ¿Soy cuidadoso y discreto en la relación con los demás? ¿Fomento el buen trato, la sinceridad y el respeto con los otros? 5.- He dado el ejemplo para que mis hijos sean capaces de enfrenar la vida con fortaleza y luchar hasta el límite de sus posibilidades con el fin de hacer las cosas con cuidado y esmero? 6.- ¿He vivido con humildad, aceptándome y reconociendo mis propias capacidades y debilidades?