caracterizan por la infiltración de la sangre, la médula ósea y otros tejidos por células neoplásicas del sistema hematopoyético. Comprenden una serie de procesos malignos que, si no se tratan, suelen evolucionar rápidamente hacia la muerte o empeorar poco a poco. Según su evolución espontánea se ha dividido clásicamente en formas agudas y crónicas. Leucemia Mieloide Aguda. Su incidencia es cercana a 3.7 casos por 100000habitantes y año. La incidencia corregida por edades es mayor en los varones que en las mujeres (4.6 frente a 3.0). La incidencia de la AML aumenta con la edad; es de 1.9 en personas menores de 65 años y de l.86 en mayores de esa edad. Etiología. La aparición de la leucemia mieloide aguda, se ha atribuido a: La herencia. Al contacto con sustancias químicas y fármacos y otros productos del medio laboral. No hay pruebas directas que sugieran una etiología vírica. Herencia: Se asocian con mayor incidencia a la leucemia mieloide aguda: -Trisomía 21 Síndrome de Down. -Reparación defectuosa del DNA , por ej. Anemia de Fanconi, síndrome de Bloom y Ataxia – telangiectasia, Neutropenia congénita (Síndrome de Kostman) es una enfermedad con mutación en el receptor del factor estimulador , y a menudo la elastasa de neutrófilos que pueden evolucionar a la leucemia mieloide aguda. -Síndromes Mieloproliferativos. Las mutaciones de las líneas germinativas CCAAT /proteína potenciadora de la unión Alfa (CCAAT/enhancer-binding alfa, C/EBP alfa) Proteína tumoral p53.. Factor de transcripción relacionado con el renacuajo. Radiaciones: Las personas que sobrevivieron a las explosiones de las bombas atómicas lanzadas sobre Japón tuvieron mayor incidencia de leucemias mieloides de 5 a 6 años después de la exposición. La radiación terapéutica únicamente parece aumentar poco el riesgo de AML, aunque puede ser mayor en las perdonas expuestas a los alquilantes. Exposición a sustancias químicas y otros productos: Benceno. Fumar. Exposición a derivados del petróleo, las pinturas, los líquidos para embalsamar. El óxido de etileno. Herbicidas y Plaguicidas. Fármacos: Los antineoplásicos son la principal causa de leucemia mieloide aguda rerlacionada con los fármacos. Los alquilantes aparecen por término medio de 4 a 6 años después de la exposoición y los individuos afectados presentan anomalias de los cromosomas 5 y7. El cloranfenicol, la fenilbutazona, y con menos frecuencia la cloroquina y el metoxipsoraleno, pueden provocar insuficiencia de la médula ósea, y ésta evoluciona a veces a la leucemia mieloide aguda. Las leucemias vinculadas al inhibidor de la topoisomerasa II aparecen de uno a tres años después de producirse el contacto, y las personas que enferman suelen tener anomalías que afectan a la banda cromosómica 11q23. Manifestaciones clínicas: Síntomas: Los pacientes con leucemia mieloide aguda consultan casi siempre por síntomas inespecíficos de comienzo paulatino o brusco consecutivos a la anemia, a la leucocitosis, a la leucopenia o los trastornos funcionales de los leucocitosis que guardan relación con la trombocitopenia. Casi el 50% de los pacientes han tenido síntomas durante tres meses o menos antes de ser diagnosticados de leucemia. Cansancio (50%). Debilidad. Anorexia. Pérdida de peso. Fiebre, acompañada o no de infección. (10%): Aparición de lesión en forma de tumoración situada en los tejidos blandos, la mama, el útero, los ovarios, la dura madre craneal o raquídea, el tubo digestivo los pulmones, el mediastino, la próstata, los huesos u otros órganos (son raros). Estas masas son verdaderas tumoraciones de células leucémicas y se llaman sarcomas de granulocíticos o cloromas En estos pacientes puede aparecer una leucemia mieloide aguda típica al mismo tiempo, más adelante o nunca. Esta rara forma de manifestarse de la AML es más frecuente en pacientes con trasposiciones 8:21. Signos Físicos: Fiebre. Esplenomegalia. Hepatomegalia. Linfadenopatía. Dolor del esternón a la palpación. Manifestaciones de infección y de hemorragia. Con gran frecuencia en la Leucemia promielocitica aguda (APL) se observan intensas hemorragias gastrointestinales e intrapulmonares o intracraneales. En la AML monocítica y con grados extremos de leucocitosis o trombocitopenia en otros subtipos morfológicos surge hemorragia, acompañada de coagulopatía. Detección de hemorragias de la retina en el l5 % de los pacientes. La infiltración de las encias, la piel, tejidos blandos o meninges con células leucémicas blásticas al momento del diagnóstico es característica de los subtipos de leucemias monocíticas y en aquellos con anomalías cromosómicas 11q 23. Datos hematológicos: Anemia (variable). Normocrómica y normocítica. La mediana del primer recuento de leucocitos es de unos 15 000/ ml. En 25 a 40% de los pacientes hay cifras < 5000 ml. Y 20% tienen > 100 000 ml. En menos del 5% no se encuentran células leucémicas en la sangre periférica. La morfología de las células malignas varia en diferentes grupos. En la AML , el citoplasma a menudo contiene gránulos primarios (inespecíficos)y el núcleo mantiene cromatina fina entretejida con uno o más núcleos característicos de las células inmaduras. Los gránulos anormales en forma de bastón, conocidos, conocidos como bastones de Auer, no están presentes de forma uniforme, pero cuando lo están casi con certeza se trata de la línea celular mieloide. El trastorno de la función de los neutrófilos se puede deducir por el deterioro de la fagocitosis y de la emigración y, morfológicamente por las lobulaciones nucleares anormales y la escasez de granulaciones. En el momento del diagnóstico se encuentran cifras de plaquetas menores a 100 000/ml. En el casi 75% de los pacientes. Alrededor del 25% de los pacientes tienen recuentos < de 25000 /ml. Puede haber alteraciones morfológicas y funcionales. Como plaquetas grandes y de forma abigarrada, con granulaciones anormales e incapaces de agregarse o adherirse normalmente a las demás. Evaluación previa al tratamiento: En cuanto se sospecha de una leucemia mieloide aguda debe realizarse una primera evaluación preterapéutica. Además de tipificar el tipo de leucemia, los primeros estudios deben dirigirse a evaluar la integridad funcional de los principales órganos y aparatos, es decir, de los sistemas cardiovascular, pulmonar, hepático y renal. Antes de emprender el tratamiento hay que evaluar los factores importantes para el pronóstico, bien para lograr una remisi´+on completa o bien para prever la duración de está. Deben obtenerse células leucémicas de todos los pacientes, para conservarlas en frío, y someterlas en el futuro a otras pruebas, cuando existan nuevos métodos de estudio. En todos los pacientes se debe buscar la posible existencia de una infección.