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Terapia Cognitivo

Conductual

Prof. María Inés Piris


2018
Las denominadas técnicas de
exposición se definen como el
conjunto de procedimientos
psicológicos y comportamentales
mediante los cuales una persona
puede aprender a afrontar
aquellas situaciones que le
producen un malestar ansiógeno
intenso.
Este tipo de fenómenos se suelen
relacionar con un objeto o
situación temidos determinados,
de los cuales la persona intenta
huir o evitar a toda costa,
aunque esta sea consciente de lo
irracional y desmesurado de su
reacción.
La intensa aversión sufrida
o fobia puede derivarse bien de
estímulos internos, por ejemplo
tener miedo a contraer una
enfermedad, o externos, como el
temor a volar en avión.
La finalidad última de la técnica es dotar al sujeto
de diversos recursos cognitivo-conductuales para
que sea capaz de ponerlos en práctica en las
situaciones ansiógenas reales y ello le permita
permanecer en ella sin emitir la respuesta de
evitación.
Las técnicas de exposición permiten
aprender a reducir la asociación entre
los estímulos que generan ansiedad y
miedo, y las reacciones emocionales
negativas, además facilitan el
aprendizaje de una forma
alternativa en la reacción a los
estímulos inicialmente ansiógenos
propios de las fobias.
Las técnicas de exposición consisten en afrontar, de
forma sistemática y deliberada, situaciones (p.ej., coger
el metro, hablar en público, recibir críticas, comer
alimentos “prohibidos”, ver, tocar y oler la bebida
alcohólica preferida) o estímulos internos (p.ej.,
sensación de desmayarse, miedo a tener una
enfermedad, preocupaciones, obsesiones) que generan
ansiedad u otras emociones negativas (asco, ira) y/o
provocan el impulso de realizar una acción determinada
(p.ej., lavarse las manos compulsivamente, vomitar,
beber).
La persona debe mantenerse en la
situación o bien afrontar el estímulo interno
hasta que la emoción o el impulso se
reduzcan significativamente y/o hasta que
compruebe que las consecuencias
anticipadas no ocurren.
En el tratamiento del trastorno obsesivo-
compulsivo es frecuente hablar de
exposición con prevención de respuesta, ya
que el cliente debe exponerse a una
situación que genera ansiedad (p.ej., tocar
el pomo de la puerta de un lavabo) y,
además, controlar el impulso a realizar
una acción (p.ej., lavarse las manos).
De todos modos, lo normal a la hora de aplicar
la exposición en diverso problemas es que haya
una prevención más o menos gradual de acciones
que se consideran inadecuadas (rituales,
conductas defensivas, vomitar, beber, conductas
agresivas).
Existen varios tipos de exposición:

• -La exposición in vivo: implica exponerse a situaciones


temidas reales en la vida diaria, como hablar en
público o coger transportes públicos.

• - Exposición en imaginación: Implica imaginar que se


están afrontando las situaciones problemáticas que
generan ansiedad. Esto supone rememorar el entorno
físico, las respuestas somáticas, las emociones, los
pensamientos y las consecuencias temidas.
• -Exposición interoceptiva: consiste en exponerse a las
sensaciones corporales temidas, como el mareo o la
taquicardia y que se provocan a través de diferentes
medios, como retener la respiración o correr sin
desplazarse del sitio.

• -Exposición mediante ayudas audiovisuales: se suele


utilizar de forma complementaria a otros tipos de
exposición, pudiendo usar diapositivas, sonido, videos
o presentaciones por ordenador.
-Exposición utilizando la escritura o los juegos: se
trataría de escribir sobre los sucesos o situaciones
que generan ansiedad, como obsesiones o
traumas (p.ej. violación) y leerlo para sí mismo o
para el terapeuta.
-Exposición simulada (role playing): consiste en la
exposición a situaciones sociales problemáticas
que son simuladas o reproducidas en una sesión
terapéutica.
• Este tipo de exposición consiste en imaginar de forma
deliberada, sistemática y lo más vívidamente posible que
se están experimentando las situaciones o estímulos
temidos.

• La exposición en imaginación es útil cuando se emplea


sola, pero es menos eficaz que la exposición en vivo,
necesita ser complementada con práctica en la vida real
y tiene la desventaja de que muchas personas tienen
dificultades para imaginar con detalle las situaciones o
escenas e implicarse en ellas.
• La terapia de exposición actúa específicamente sobre
las conductas de evitación, y, de rebote, sobre la
activación autonómica, el pánico, las limitaciones
laborales y sociales.
• La mejoría se percibe a partir de las primeras sesiones,
pero la ejecución del programa puede llevar varios
meses.
• La terapia de exposición puede funcionar también
como una estrategia preventiva de coping ante los
posibles miedos que se le puedan plantear al sujeto.
¿Qué es la bufonofobia?
• Por bufonofobia entendemos uno de los trastornos de ansiedad
según el cual la persona experimenta un miedo exagerado e
irracional a los sapos.
• Este tipo de fobia nunca tiende a ser fuertemente incapacitante
salvo en aquellas excepciones en las que la persona deba
convivir habitualmente con este tipo de animal. En algunas
ocasiones muy extremas las personas que padecen de
bufonofobia pueden llegar a pensar que el animal puede crecer
en tamaño hasta llegar a devorarlos.
• No obstante, este trastorno de ansiedad difiere en
cada una de las personas que lo padecen debido a
las diferencias individuales en cuanto a los patrones
de pensamiento asociados a ranas y sapos.
• A diferencia de la simple animadversión que cada
persona pueda sentir al encontrarse alguno de estos
anfibios, en la bufonofobia el individuo puede llegar
a reconocer que el animal no representa una
amenaza por sí mismo. A pesar de esto, esta es
incapaz de resistirse al miedo exacerbado de le
provoca.
• Al igual que el resto de fobias existentes, una persona con
bufonofobia seguramente experimentará una serie de emociones y
manifestaciones físicas propias de un estado de ansiedad
sumamente elevado.
• ¿Existe un tratamiento?
• Ya se comentada al principio del artículo que la bufonofobia no
tiende a ser incapacitante, excepto en aquellos casos en los que la
persona deba convivir diariamente con sapos y ranas.
• Sin embargo, en los pocos casos en los que la persona recurre a
ayuda profesional con la intención de reducir su temor a estos
animales, la intervención mediante psicoterapia (concretamente
mediante la terapia cognitivo-conductual) resulta de gran eficacia.
• Utilizando técnicas como la exposición en vivo o la desensibilización
sistemática, acompañadas de entrenamiento en técnicas de
relajación y reestructuración cognitiva, la persona puede superar su
temor fóbico y continuar su vida de manera normal.

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