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VICTOR FRANKL (1905-1997)

“La psicoterapia no se trata, finalmente, de un cambio en la


dinámica afectiva o en la energía instintiva, sino de un cambio
de actitud existencial.”
Viktor E. Frankl nació en Viena el 26 de marzo de 1905.

Victor Frankl desde muy pequeño sintió deseos de ser médico. A los cuatro años, una
noche se alarmó porque tomó conciencia de que también se moriría algún día.

Entró en la universidad donde estudió medicina y más concretamente psiquiatría.

En un momento de sus estudios pasa por una etapa en que considera que el hombre
entonces no era “más que” un producto de sus instintos síquicos y del medio social. Se
volvió nihilista. Su fe en Dios pasó a segundo plano y finalmente lo abandonó.

Posteriormente, Frankl quedó eternamente agradecido a su maestro Rudol Allers,


médico, filósofo psiquiatra y psicoterapeuta austriaco que emigrando a EEUU.,se inclinó
más hacia la filosofía cristiana.

Se casó con Tilly Groser el 17 de diciembre de 1941 y en septiembre de 1942 los Frankl -
la joven pareja y los padres de Frankl –ingresaron en un campo de concentración,
Theresenstadt a 70 km. al norte de Praga.

.
En su vida se sucedieron algunas olas de sufrimiento y crisis.

Durante su experiencia en los campos de concentración, y en un momento


cercano a la muerte…..lentamente comenzó a disolverse su talante sombrío y
apareció en su lugar un sentimiento de ligereza. Era un sentimiento de vida
hasta entonces desconocido como si su existencia flotara sobre él. Como si
hubiera tocado un soplo del más allá. Como si la vida en lo que a él respecta
hubiera acabado y ahora pudiera observarla desde las gradas de
los espectadores. Era un sensación de felicidad, gratitud, una sensación de
alegría y satisfacción por la vida cumplida una sensación de apego y de ser
uno solo consigo mismo y con el mundo que le hacía sentir al mismo tiempo
cierto éxtasis.

Liberado el 27 de abril de 1945 por las tropas americanas

En 1945 ya era jefe del departamento neurológico del Hospital Policlínico de


Viena del que fue director durante 25 años hasta su jubilación. Escribió sus
experiencia en el campo de concentración El hombre en busca de sentido.

Murió el 2 de septiembre de 1997


Publica El Dios inconsciente, trabajo con el que obtuvo la licenciatura en
filosofía, sosteniendo que en el hombre no existe solamente un inconsciente
instintivo, sino también un inconsciente espiritual.

Con la base de toda esta experiencia clínica y de investigación, puede


repensar, desde el punto de vista profesional, todo el fenómeno neurótico y en
1956 publica su obra más sistemática: Teoría y terapia de las neurosis.

Aquí documenta que no existen únicamente neurosis somatógenas y


psicógenas, sino también noógenas, relacionadas con la dimensión noética
del hombre. Surgen por conflictos éticos, existenciales o religiosos no resueltos,
a tiempo.
Las tesis de Frankl de que la praxis psicoterapéutica debía poner

su centro de atención en la problemática del sentido de la vida y, por tanto,

habían de aclararse las fronteras entre filosofía y psicoterapia.


El verdadero peligro de ésta lo constituía el psicologismo de que estaba empapada.

Su preocupación por el fenómeno humano, reconsiderando el vacío existencial en todas


sus variantes contemporáneas: aumento del suicidio, huida por la droga, aumento de la
agresividad, consumismo y cosificación del hombre.
La logoterapia de Viktor Frank] como teoría y praxis terapéutica:
propone una concepción multidimensional de la existencia.

Así pues, este modelo psicoterapéutico puede ser definido como un sistema
(Frankl, 1986, 1975; Gismondi, 1990), una estructura organizada, cuyos
elementos serían:

- 1. Una visión antropológica y del mundo específica,


- 2. Una concepción original de los trastornos psíquicos,
- 3. Unas técnicas terapéuticas coherentes con tal visión y concepción.

La logoterapia es una forma terapéutica de trabajar con las personas que


sufren, derivada de una imagen analítico-existencial del hombre y del mundo
Como forma terapéutica, la logoterapia es una ayuda para (volver a) alcanzar
la capacidad de percibir las posibilidades de sentido dadas.

Es una psicoterapia centrada en el sentido. Su tarea es ayudar a esclarecer


aquello que distancia al hombre de sí mismo, así como aquello que el hombre
puede ser, en lo que puede convertirse. Es una ayuda para la liberación y
desarrollo de las capacidades humanas.

Al trabajar con las personas que sufren, cuenta con una teoría sobre las neurosis y
psicosis:
 Se interesa no por lo que enferma, sino por lo que cura;
 No por las formas de conducta patológicas, sino por las capacidades inherentes
del
hombre;
 No por lo que condiciona al ser humano, sino por lo que lo hace
incondicionable;
 No por lo que oprime, sino por las posibilidades para tomar una decisión más
libre y responsable.

Considera que el sufrimiento inevitable puede constituirse en una ocasión de


sentido para el hombre si se afronta con una actitud adecuada.
1. VISIÓN ANTROPOLÓGICA Y DEL MUNDO

El reduccionismo antropológico, implica una visión unilateral, unidimensional del hombre,


resultando una imagen deformada del mismo, haciendo del hombre un “homúnculo”.
Interpreta el fenómeno humano en función de un aspecto del mismo, como si éste fuera
“el todo” del hombre.

Los tres grandes reduccionismos que se han dado hasta ahora son:
El biologismo, el psicologismo y el sociologismo.

Así, el hombre no sería otra cosa que un autómata de reflejos o un mecanismo de


instintos, un mecanismo psíquico o un simple producto de las fuerzas de producción,
respectivamente (cfr. Franid, 1986a).
Imagen del hombre: Ontología/Antropología dimensional

Para Frank] el hombre es el sujeto en su totalidad tridimensional.

El hombre participa del ser de tres formas:

 Física
 Psíquica
 Noética

Frank (1955):
“Tres son las dimensiones propias del hombre: la somática, la psíquica y la espiritual,
esta última puede llamarse también noética” (pg. 154).

Acogiendo los tres aspectos podríamos enunciar la siguiente definición: la


logoterapia es una forma terapéutica de trabajar con las personas que sufren,
derivada de una imagen analítico-existencial del hombre y del mundo.
 Es decir, se le hace evidente que no todos los ámbitos fenomenológicamente obvios
del alma humana pueden explicarse en función de una concepción mecanicista.
a. Dimensión Somática:
Constituida por todo el ámbito biológico y corporal del ser humano.
b. Dimensión Psíquica:
Constituida por toda la realidad psicodinámica del ser humano.
c. Dimensión Noética: (del griego Nous: significa "Espíritu"):
 Se trata de ámbitos fenomenológicamente evidentes del alma humana, que no
pueden ser sometidos ni a un reduccionismo biologicista, ni a un reduccionismo
psíquico. Como su nombre lo indica, pueden desde un punto de vista filosófico,
considerarse pertenecientes a una dimensión que trasciende las otras dos dimensiones
 y, que por tal razón puede bien denominarse una dimensión espiritual. -
LOS TRES NIVELES DEL SER DEL HOMBRE
Entre los distintos niveles del ser del hombre hay:
En el inferior (nivel biológico) se adscribe “la vida”, en la que coincide la esencia de la
planta, el animal y el hombre;
Al nivel intermedio o psicológico corresponde “el sentir”, lo cual es propio de la esencia de
los animales y de los hombres;
En el nivel superior o noético se sitúa “el querer”, son atributos que sólo el hombre posee.

Frankl habla, más que de diferencia cualitativa entre lo humano y lo subhumano, de una
diferencia dimensional. Una dimensión superior incluye siempre a la inferior. Los términos
“superior” e “inferior” no son términos valorativos, sino que indican mayor o menor
comprehensividad.
Así, una dimensión superior es comprehensiva de una inferior (la incluye), “eliminándola” y
“guardándola” simultáneamente.

Por su dimensión bio-psicológica no se puede decir que el hombre sea una simple planta o
sólo un animal, sino que participa en sus dimensiones de lo esencial de la planta y del
animal (y, en este sentido, permanece, en cierto modo, siendo animal y planta),
integrándolas en una dimensión superior, que le caracteriza como hombre. Es decir, es la
dimensión espiritual, asumiendo e integrando estas dos dimensiones inferiores, la que da
unidad y totalidad al hombre. Frankl (1988a) p
Enfoque ontológico-dimensional (antropología dimensional) que permite salvar la
continuidad de un fenómeno con los otros , a pesar de la especificidad del fenómeno
de dimensión superior.

Por ello define al hombre como “una unidad a pesar de la variedad”. Existe
una unidad antropológica a pesar de las diferencias entre las diversas clases de ser.
Esta es la marca característica de la existencia humana.

Esta ontología dimensional hace que el ser humano no se desdoble en tres, como si
estuviera “compuesto” de cuerpo, alma y espíritu sino que contempla estos tres
factores como inseparables.

Aunque son tres factores fundamentalmente distintos y, por tanto, ontológicamente


hay que separarlos, unos a otros se pertenecen a sí mismos en lo que se refiere al ser-
hombre (cfr. Frankl, 1964).

Así, la dimensión espiritual, la que es específicamente humana, asume todo


aquello que está implicado en la naturaleza biopsiquica,.
La totalidad empieza donde se añade -más allá de la unidad corporal psíquica- lo
espiritual como tercera realidad, la específicamente humana.

Aunque lo espiritual es una forma de ser propia del hombre (desde el punto de vista
ontológico) y una forma de ser específica (desde el punto de vista antropológico) hay
que tener en cuenta :

 Lo espiritual no es la única región ontológica a la que pertenece el hombre (afirmar


esto sería un “espiritualismo” que no contempla que la totalidad y la unidad viene
dada por la tridimensionalidad) y
 desde un punto de vista noológico, lo específico del hombre estaría más en lo
emocional y existencial que en lo racional y lo intelectual.

Este último reconocimiento libra al análisis existencial frankliano de tres peligros que
amenazan a toda antropología que incluye lo espiritual en su esquema de concepción
del hombre: el espiritualismo, el racionalismo y el intelectualismo.
Esta ontología dimensional hace que el ser humano no se desdoble en tres,
como si estuviera “compuesto” de cuerpo, alma y espíritu sino que
contempla estos tres factores como inseparables. Aunque son tres factores
fundamentalmente distintos y, por tanto, ontológicamente hay que
separarlos, unos a otros se pertenecen a sí mismos en lo que se refiere al ser-
hombre (cfr. Frankl, 1964).

El determinismo físico-psíquico queda superado por el dinamismo noético


de la autotrascendencia y el autodistanciamiento
Las mayores alteraciones físicas o psíquicas, así como cualquier circunstancia externa por
la que pase el hombre, no determinan su existencia; sólo la condicionan. El hombre
puede decidir su actitud frente a todo ello.

En este sentido Frankl (1987a) habla de “el hombre incondicionado”; por la capacidad
de oposición del espíritu, a los condicionamientos psico-fisicos.

Sólo cuando puede evadirse del plano de la facticidad psico-física y enfrentarse consigo
mismo, es cuando el hombre empieza a ser un hombre , en el sentido propio de la
palabra (cfr. Frankl, 1988b).

Para Frankl, existir significa estar más allá de sí mismo, salir de sí y enfrentarse
consigo mismo, con lo cual el hombre sale del plano de lo corpóreo-anímico y llega a
través del espacio de lo espiritual a sí mismo.

La existencia acontece en el espíritu, es algo en su esencia espiritual.


El carácter espiritual del hombre

Para Frankl, lo espiritual es una fuerza, no una substancia, por ello, prefiere
hablar de “lo espiritual” y no del “espíritu”,

La capacidad que tiene el hombre de distanciarse de sí mismo en cuanto organismo


psicofísico (capacidad de autodistanciamiento) y es lo que constituye
a la persona espiritual como tal.

“Este autodistanciamiento de si mismo en cuanto organismo psicofísico al fin


de cuentas es lo que constituye la persona espiritual como tal, como espiritual
y a la vez circunscribe el ámbito de lo humano como ámbito espiritual.
Sólo cuando el hombre se confronta consigo mismo, lo espiritual y lo corporal psíquico
se separan.
Es “lo libre” en el hombre, lo cual está íntimamente ligado a la responsabilidad.

Al contrario que el animal, que no “tiene” instintos, sino que “es” sus instintos,
el hombre comienza a ser hombre cuando es capaz de oponerse a sus instintos y de
responder de sus propias decisiones.

Según la logoterapia, el espíritu es la capacidad, inherente a todo ser humano, de:

- Comportarse libremente y de forma responsable frente a las influencias internas


y externas,

- Adaptarse y tomar postura ante lo que no puede cambiar,

- Reconocer fuera de sí mismo las formas de sentido que se le ofrecen en diversas


situaciones y poder vivir el sentido.
Acontecer existencial

La existencia acontece en el espíritu. “Existir” quiere decir salir de sí mismo


y ponerse frente a sí mismo, de manera que el hombre sale del nivel de lo corporal y
psíquico y llega a sí mismo, pasando por el ámbito de lo espiritual. Es decir, muchas
veces, sólo mediante la oposición a sí mismo, el hombre puede llegar a ser el mismo.

Este “salir al encuentro’ de sí mismo puede realizarse “haciendo frente”, en virtud de la


fuerza de oposición del espíritu, de la capacidad de autodistanciamiento.

En cualquier trastorno, la persona está afectada con


todo su ser, en cuerpo y alma, pero no con el espíritu.
Sólo es afectado el organismo psico-físico; lo espiritual
no puede enfermar.
Lo espiritual inconsciente

Esta “sabiduría del corazón” tiene sus raíces en el inconsciente; es irreflexionable.


Dentro de la espiritualidad humana existe, por tanto, una espiritualidad
consciente y una espiritualidad inconsciente.

Frank] (1990) define :

..... entendemos por espiritualidad inconsciente una espiritualidad cuyo carácter


inconsciente consiste en la carencia de la autoconciencia reflexiva -mientras que
se conserva la autocomprensión implícita de la existencia humana pues tal
autocomprensión corresponde a toda existencia, a todo hombre”
El devenir del espíritu: filogénesis y ontogénesis

¿De dónde viene lo espiritual?. sentido filogenético como ontogenético

La relación entre el organismo psicofisico y la persona espiritual es instrumental.

La persona espiritual “utiliza” lo psicofísico como instrumento de expresión y al


expresarse, se hace visible.

Un símil de esta relación puede ser: una sonata no puede ser tocada sin piano ni
pianista. El piano es instrumento de expresión del músico y medio para “hacer visible” su
arte.
De aquí se extraen diversas consecuencias para la clínica:

1) Sólo puede enfermar el organismo psico-físico, no lo espiritual.

2) Por mucho que la persona “quede encubierta” y desfigurada por el proceso


patológico superficial, sigue en el fondo, aunque impotente e invisible.

3) La persona sufre por la impotencia y la invisibilidad a que está sometida por


el proceso patológico pues para su manifestación necesita un organismo que
funcione adecuadamente en lo instrumental y en lo expresivo.

4) Lo corporal es mera posibilidad. Lo somático está abierto a lo psíquico y está


abierto a lo espiritual.
Si algo es ‘posible’ corporalmente, se ‘realiza’ psíquicamente porque es una
‘necesidad’ espiritual. Pero ha de existir esa posibilidad psico-física para que el hombre
realice -en cuanto organismo psicoflsico- lo que pretende en cuanto persona
espiritual.
5) El espíritu no está totalmente condicionado por lo corporal, lo que se
manifiesta en él no es una condicionabilidad absoluta, sino un margen de
libertad (“autonomía a pesar de la dependencia”).

El hombre es un ser fácticamente condicionado pero facultativamente


incondicionado. La persona espiritual siempre puede tomar una actitud ante las
limitaciones que le impone su organismo psicofísico.

6) A esa autonomía relativa ha de apelar la terapia (a plano logoterapéutico).

7) Nunca se le puede arrebatar su humanidad a un enfermo. La persona


espiritual tiene una dignidad que no queda disminuida por la afectación
psicofísica.

8) Todos estos planteamientos nos sitúan ante el tema de la eutanasia,


distinguiendo el valor de utilidad de una persona y de su dignidad. Ésta está por
encima de la pérdida de los valores vitales y sociales (utilidad).
Ontogénesis del espíritu

Al igual que a nivel filogenético rechaza el evolucionismo materialista para explicar lo


espiritual, en el plano ontogenético, Frank] desestima el generacionismo: el hombre como
persona espiritual no puede ser “generado” (“creado”) por sus padres (cfr. Frank] 1987a).

Los padres, al generar a su hijo, “prestan” los cromosomas, pero no le infunden el espíritu.
Los cromosomas determinan el elemento psicofísico, no el espiritual (determinan aquello
que el hombre “tiene”, no lo que “es”).

Frankl defiende el “creacionismo”: los padres no engendran a un ser humano, sino que
sólo son testigos (Zeuge=~ testigo; Zeuger= progenitor) y posibilitadores de la existencia
personal de su hijo. Esta debe realizarse a sí misma en la autorrealización espiritual.

Así, desde los primeros reflejos, el niño va abriéndose a la intencionalidad. Por su parte, el
organismo se revela así como “el material” que aguarda a ser conformado, en el sentido,
no sólo de una “impresionabilidad”, sino también de una capacidad “expresiva” (cfr.
Frankl, 1987)
Flankl destaca principalmente dos categorías de Sentido:

a. Sentido Ontológico:

El Sentido Ontológico responde, desde el contexto más amplio posible y, con


la mayor profundidad que sea factible, a la interrogante de por qué algo
existe.

Esta pregunta sólo puede en rigor ser respondida por el Creador de la cosa.
Cuando el ser humano se pregunta por su propio Sentido Ontológico, las
respuestas pueden ser, por ejemplo, de orden místico o religioso, contenidas
metafóricamente en leyendas, mitos y relatos sagrados.

En todo caso, el hombre también puede quedarse perplejo y reconocer que


en definitiva, no está en su poder conocer el Sentido Ontológico de su propia
existencia, pues tal facultad residiría en la entidad que lo creó, si tal entidad
existe.
b. Sentido Existencial :

El Sentido Existencial, es la mejor respuesta disponible, que un ser humano


puede dar a su situación concreta. Se trata de una respuesta que realiza
plenamente el ser-en-el-mundo de la persona, y no de una mera reacción en el
sentido conductual.

Si en el Sentido Ontológico veíamos que este sobrepasa infinitamente el ámbito


personal, en el Sentido Existiencial, en cambio, muy por el contrario, se trata de
la realización personal concreta.

El Sentido Existencial depende totalmente de una relación dialógica entre la


persona y su situación concreta. Y más aún, el Sentido Existencial, es la
concretización de un valor.

El Sentido Ontológico sólo incide favorablemente en el ámbito psíquico, cuando


se acompaña de un Sentido Existencial.
Esta manera de concebir, implica en la practica terapéutica un terapeuta más
humano (este acercamiento surge del reconocimiento honesto por parte
del terapeuta, de que este, al compartir con el paciente la misma esencia
humana, no puede pronunciarse con certeza en lo que al Sentido Ontológico
concierne). De ahí en adelante se enfoca hacia la pregunta en torno al Sentido
Existencial.

Cuando el paciente logra asir plenamente su propio Sentido Existencial, surgen


en él preguntas tales como:
"¿Para qué concretamente es bueno que yo exista?"
"¿Qué concretamente puedo hacer para que el mundo sea un poco mejor?
¿Algo que me involucre plenamente como persona?"
La culminación de todo este proceso sucede cuando se llega de manera
concreta a una Decisión y, desde esta, a una Acción.

La Decisión no es reductible a mecanismos psíquicos ni biológicos.Constituye


la integración plena de todos los aspectos del ser humano, y expresa
ámbitos espirituales tales como la Libertad, la Responsabilidad y la
Dignidad./Conciencia

La Decisión requiere que la persona tenga de hecho forjada una Identidad


sólida.

En las palabras de Frankl: "Nunca el yo es más yo, que cuando decide”.


Libertad

Según hemos visto anteriormente, el hombre por su dimensión espiritual es


capaz de distanciarse tanto de disposiciones internas como de
posiciones externas. Por ello, el hombre es un ser esencialmente libre.

Lo espiritual posee libertad partiendo de esa distancia ante situaciones y


disposiciones, que posibilita una decisión a favor o en contra de las
mismas. La dimensión espiritual y el fenómeno de la libertad son
inseparables.

Lo espiritual es lo libre en el hombre y la libertad es manifestación de lo


espiritual, por tanto, es una característica específicamente humana.
Es decir, la persona humana, puede decidir libremente sobre su vida
gracias a una capacidad no poseida por ningún otro animal, una
facultad específicamente humana: el autodistanciamiento.
“La libertad es uno de los fenómenos humanos. Pero también es
un fenómeno demasiado humano: La libertad humana es libertad
finita:

….el hombre no es libre de condicionamientos, sino que es libre


solamente respecto a la actitud como ha de asumirlos.

Entonces, el hombre no está determinado inequívocamente. Pues,


finalmente, le incumbe a él decidir si se deja vencer, si se somete a los
condicionamientos.

Existe un espacio dentro del cual el hombre puede trascenderlos con


lo cual él sólo cobraría el impulso para alcanzar la verdadera
dimensión humana”.
En concreto, Frank] (1990) se refiere a una libertad frente a
tres tipos de condicionamientos:

1) Frente a los instintos.


2) Frente a la herencia.
3) Frente al medio ambiente.

En definitiva, la libertad es para la autodeterminación.

El hombre tiene libertad ante su modo de ser, para ser de otra


manera.

Lo primero implica la autorreflexión….

…..mientras que lo segundo, la autodeterminación.


El hombre puede determinar su actitud ante la enfermedad o
cualquier otra situación impuesta.

a) Pasividad incorrecta: sumisión a la enfermedad o situación (dejarse


llevar por ella). Una forma mitigada es la actitud vital fatalista (“no se
puede hacer nada”).

b) Actividad incorrecta: intentar cambiar el “destino” (buscar algo


imposible).

c) Actividad correcta: aceptar el destino y enfrentarse dignamente


con él.

d) Pasividad correcta: aprender a ignorar el destino en lugar de luchar


en vano con él.
La existencia, así, se desarrolla en la tensión entre ser y deber ser.

Esta tensión está renovándose continuamente en el devenir de los


momentos y situaciones que presentan al hombre nuevos
problemas y tareas a los que dar respuesta y es propia de la
búsqueda humana de significado.
Conciencia

Fenomenológicamente, la conciencia pertenece al hombre


de forma incondicional y categórica, de acuerdo con lo que
hemos dicho sobre el ser responsable (la responsabilidad es un
fenómeno primario del ser humano, el cual es responsable
frente a su propia conciencia).

“La facultad de descubrir y localizar ese único sentido que se


esconde detrás de cada situación”
En la concepción frankliana, la conciencia es un fenómeno que
trasciende al puro ser-hombre: la conversación del hombre con
su conciencia no sería un diálogo sino un monólogo, si en ésta
no “resonara” la voz de la trascendencia.

Sólo con esta condición puede la conciencia conducir al


descubrimiento de los significados encerrados en cada
situación particular.
Responsabilidad

El hombre es libre para ser responsable; puede ser responsable porque es


libre (libertad y responsabilidad son inseparables).

Aunque la libertad humana no es omnipotencia (es limitada) tampoco es


arbitrariedad. La libertad responsabiliza al hombre de sus decisiones y
actos.

Ante la existencia heredada el hombre responde, aunque sea


tácitamente, aceptando vivir. Es decir, con este sí dicho a la vida en
cada momento de su existencia (aunque no sea de forma explícita) se
hace responsable de ella.

Es una responsabilidad que tiene como fondo la libertad última de decir


un no radical: el suicidio.
Toda existencia humana se encuentra marcada por la
responsabilidad.

Esta es “desde” siempre y “para” siempre: el hombre asume su historia


(hasta la herencia filogenética) y sabe que la responsabilidad no
puede cesar por sí misma.

La conciencia puede cesar de forma pasajera (en el sueño> o


definitivamente (en la muerte) pero la responsabilidad del pasado
permanece para siempre.
 Según Frankl la Falta de Sentido, o lo que es lo mismo, el Vacío Existencial
son la raíz más esencial de muchos trastornos mentales. Se trataría de una condición
noética esencial, que encuentra su expresión en múltiples trastornos en la Dimensión
Psicológica.

Presenta tres grupos de síntomas principales:.


a. Los síntomas depresivos.
b. Los síntomas agresivos con o sin descontrol de impulsos.
C. Las adicciones

En la Antropología Frankliana se trata continuamente de la búsqueda y encuentro


del Sentido; cuando éste es inaparente, no se trata de que no exista, sino que tan
sólo no ha sido encontrado el modo de quitar el velo para que se muestre.
Frankl en este sentido, dice que el camino hacia el Sentido son los Valores, y que el
órgano mediante el cual se conoce o devela el Sentido es la Conciencia Moral.
 La LOGOTERAPIA

Es la terapia del sentido, significado y propósito de nuestra vida.

Entiende la vida como existencia y al hombre ser responsable de asumir el sentido


de su vida, (perspectiva de la vida como una totalidad).

Intenta restituir al hombre la totalidad y unicidad de su ser.

Solo la dimensión espiritual le confiere su verdadera esencia.

Es una terapia de enfoque existencial, es positiva, usa los recursos del espíritu
humano, y está orientada hacia el futuro.

Considera la búsqueda de significado como aspecto primario de nuestro ser.

Es principalmente una teoría que toma en cuenta en el hombre no sólo su dimensión


psicofísica sino incluye aquella dimensión propia del ser humano, la espiritual.
Logoterapia se compone del vocablo griego logos (Xóyog) en su acepción de “razón
íntima de una cosa, fundamento, motivo” (Bailly, 1963). Así, en la logoterapia, logos es
equivalente a sentido.

Logos tiene un significado más profundo, que sitúa la tarea de la logoterapia en ampliar
el campo visual del paciente para que descubra la gama de significados y de valores que
está llamado a realizar.

El logos es el mundo espiritual objetivo del sentido y los valores (Frankl, 1988a, pg. 86), un
mundo ordenado, un cosmos, el cual viene a ser el correlato de la existencia personal.
Es decir, el hombre en su existencia (espiritualidad subjetiva), es decisión y libertad, pero, al
mismo tiempo, es responsable de cumplir y realizar el sentido y los valores (mundo espiritual
objetivo).

Podemos decir que la logoterapía es una psicoterapia centrada en el sentido.


La logoterapia ve como funciones suyas:

1) Provocar el deseo de la libertad hacia una propia decisión.

2) Hacer consciente al hombre de su responsabilidad para la creación de la


propia vida.

3) Ayudar a aplanar, desmontar y eliminar las barreras que impiden hallar el sentido.
Frank define la logoterapia como una terapia que apela al espíritu. En sus
propias palabras:

“No sólo no ignora lo espiritual, sino que incluso parte de ello, o sea una
psicoterapia “desde lo espiritual” (...), aunque no en su concepto religioso”
(Frankl), 1955, pg. 155).

Para comprender el significado del término logoterapia, conviene acudir


a la etimología tal como la utiliza Frankl. En la composición de esta palabra
interviene la therapeia, que significa curación, cuidado, y el logos, que en
este contexto tiene dos acepciones: “sentido” y “espíritu”.
Podemos definir doblemente a la logoterapia:
1) terapéutica a través del sentido de la vida y
2) terapéutica desde lo espiritual.
La logoterapia se basa en una filosofía explícita de la vida. Más
específicamente, se basa en tres supuestos fundamentales que
constituyen una cadena de eslabones interconectados:

1. La libertad de la voluntad;

2. La voluntad de sentido;

3. El sentido de la vida.
Primer principio: La libertad de la voluntad

La libertad de la voluntad del hombre pertenece a los datos inmediatos de su


experiencia. Estos datos ceden la palabra a ese planteamiento empírico que, desde
la época de Husserl, se denomina fenomenológico.

El hombre no está libre de condicionantes, sean biológicos, psicológicos o de


naturaleza sociológica. Pero el hombre es y sigue siendo libre de tomar posiciones con
respecto a estos condicionantes; siempre conserva la libertad de decidir su actitud
para con ellos.

El hombre es libre de elevarse por encima del nivel de los determinantes somáticos y
psíquicos de su existencia.

Por esto mismo se abre a una nueva dimensión. El hombre entra en la dimensión de lo
noético, en contraposición a lo somático y lo psíquico. Se vuelve capaz de adoptar
una actitud no sólo con relación al mundo, sino también en relación consigo mismo
1. La libertad del hombre es finita.

2. La libertad del hombre es responsable

La libertad se compone de un “de qué” y un “hacia qué”.

El “de qué” plantea al hombre la posibilidad de librarse de sus


impulsos, y el “hacia qué” hace referencia a su ser responsable, a la
posibilidad de tener conciencia (Frankl, 2004).
Desde su espiritualidad el hombre descubre y reconoce dos notas fundamentales de su
existencia: su libertad y su responsabilidad.

Escoge su existencia y se decide ante los valores. Así, se convierte en el responsable de la


historia que escribe, la cual no es simplemente el resultado de una preponderancia de los
instintos sobre el Yo consciente, pues el hombre es capaz de sobreponerse a las pulsiones
más poderosas, a no ser que se encuentre en una situación patológica.

Así se evidencia el profundo nexo que existe entre la libertad y la responsabilidad: «la
libertad de la voluntad humana consiste, pues, en una libertad de ser impulsado para ser
responsable, para tener conciencia».

El problema de muchos hombres, no sólo de los neuróticos, radica en querer eludir la


propia responsabilidad al negar su libertad bajo excusas, como, por ejemplo, admitir que
existe un supuesto determinismo causado por el medio ambiente, por la propia interioridad
o por los demás, como si aceptase una visión fatalista de la vida.
¿Qué entiende Frankl por destino?

En principio podría decirse que es el conjunto de situaciones de distinta naturaleza


que inevitablemente el hombre debe enfrentar a lo largo de su vida. En este sentido
se manifiesta en tres formas, a saber:

• Destino biológico: sería el conjunto de disposiciones somáticas (Tander lo llama


“fatalismo biológico).

• Situación (o “destino sociológico y psicológico”): entendido como el conjunto de


aquellos factores psicosociales que se interponen ante la acción de la libertad
espiritual.

• Destino sociológico
Segundo principio: La voluntad de sentido

Hace referencia al hombre individual hablando de existenciales, es decir, de sus propias


cuestiones, de aquellas que hacen a su existencia concreta y particular, singular y propia.
Su intención no es la de alcanzar verdades universales sino respuestas a su vida diaria, a sus
intereses y afanes, a sus circunstancias inmediatas.

La pregunta aquí sería, ¿cuál es el sentido de MI vida?,


¿cuál es el sentido de este sufrimiento concreto que debo atravesar Yo mismo y solo Yo?,
¿cuál es el sentido de esta felicidad, mía, actual, concreta que estoy viviendo?, etc.

El filósofo se pregunta “acerca de”, tal o cual cosa, en tanto el hombre, como existente, es
cuestionado por su propia existencia, siendo convocado a dar respuestas de validez
personal, solo para él. Es el propio hombre quien las busca, quien define cómo las busca y
se posiciona ante la necesidad de encontrarlas.

No espera que esas respuestas le sean dadas o sean recibidas gratuitamente. Debe
buscarlas y encontrarlas por sí mismo.
El hombre como buscador de sentido

De tal modo que este hombre, buscador de sentido, reconoce entonces en ese
apetito genuino, esencial, radical, su primera y más poderosa motivación en la
vida, definida por Frankl como voluntad de sentido.

Esa motivación radical, parte y responde a una condición natural del hombre, que
es su estado de insatisfacción. Porque al ser arrojado a la existencia, lo es –por
decirlo así–, con las manos vacías, con todo por descubrir o encontrar.
La voluntad de sentido establece un compromiso que se constituye en un marco
significativo en el cual se despliega la vida humana.

El mismo surge de adherirse a algo/alguien, y es ese marco el ordenador


fundamental que le otorga coherencia a toda mi vida. Básicamente porque
asume una triple característica, a saber:

1. Unidad versus ‘dispersión’.

2. 2. Dirección versus ‘apatía’.

3. 3. Orientación versus ‘desorientación’.


Tercer principio: El sentido de la vida

Esto quiere decir que el hombre busca esencialmente una unidad en lo que respecta a la
orientación de su vida, un ‘proyecto de vida’.

Si el sentido reside en el mundo y no primariamente en nosotros mismos, el hombre no


deberá preguntar por el sentido de la existencia, sino a la inversa, deberá interpretarse a
sí mismo como un ser interrogado y su propia existencia como un interrogante; No es el
individuo el que debe preguntar, sino que es la vida la que le formula preguntas; el
individuo ha de contestar y en consecuencia responsabilizarse con su vida.

El individuo, pues, debe buscar una respuesta a la vida, buscar el sentido de la vida, para
encontrarlo y no para inventarlo; el individuo no puede dar sin más un sentido a la vida
sino que debe tomarlo de ella (Frankl, 1990b).

Frankl plantea la posibilidad de abrir el campo de la psicoterapia al tratamiento de lo


cosmovisional del paciente. Hacerlo no es filosofar con el paciente, no se trata de un
debate filosófico, no es el hombre preguntando, sino el hombre cuestionado por
aspectos cosmovisionales;
La búsqueda de sentido se concreta, según el parecer logoterapéutico, de tres maneras
posibles: realizando una acción o una tarea, a través del amor, en el sentimiento por algo
o por alguien; y finalmente se puede hallar el sentido en el sufrimiento inevitable.

Viktor Frankl lo sintetiza, señalando que el sentido se concreta a través de los siguientes valores que él
denominó:

1) Valores de creativos o de creación: son realizados por el aporte del ser humano al mundo
a través del trabajo, el estudio, la investigación, la acción comunitaria, la creación o transformación
de una realidad dada.

2) Valores experienciales o vivenciales: se realizan a partir de lo que la persona recibe del


mundo en forma de experiencia y vivencias existenciales, se plasman en la pareja, en la amistad, en
la familia y en la relación con el prójimo.

3) Valores de actitud: se cristalizan en virtud de actitudes que la persona asume frente a


circunstancias irreparables, irreversibles o fatales, a su actitud frente a la triada trágica de muerte,
dolor y culpa.

La frustración de esta búsqueda de sentido es lo que se conoce en Logoterapia como frustración


existencial, no nace de conflictos no resueltos en el área instintiva o impulsiva, sino más bien, de
conflictos en la dimensión de lo específicamente humano o dimensión espiritual.
De estas categorías, la de los valores de actitud es la que tiene primacía sobre las
otras, porque son el tipo de valores que se deben realizar ante lo inevitable de la vida,
cuando ya ni la creatividad ni la vivencia son posibles, con lo cual sólo nos queda la
huida hacia arriba para decirlo en términos franklianos, hacia las alturas del ser
humano:

Su condición de ser espiritual capaz de conformar la actitud adecuada, la que lo


conduce a la realización de estos valores supremos [Frankl 1994: 141ss] y al
descubrimiento de sentido en medio del sufrimiento ineludible.
En síntesis, la vida encierra y conserva un sentido.

Ese sentido es peculiar y original respecto de cada uno de nosotros.

Nuestro deber, como seres conscientes y responsables, es el descubrimiento del


sentido de nuestras vidas. Esto, particularmente, se logra por tres vías
fundamentales que hacen referencia a tres grandes categorías de valores (de
creación, vivenciales y de actitud).
En logoterapia, el encuentro tiene sus bases en las propuestas de Martin Buber
del fundante mundo de las relaciones Yo- Tu que permite reconocer en los
participantes de la relación las dimensiones de unicidad y espiritualidad guiados
por las características antropológicas de la autotrascendencia que permite el
estar junto a otro.

Durante el encuentro con su paciente el logoterapeuta asume una postura


ecléctica, recurriendo a todos aquellos aportes provenientes de otras
corrientes.Por ello, la logoterapia parte de un concepto de la salud dinámico y
abierto, que apunta a la totalidad del hombre (bio-psico-espiritual), a la
promoción de todos los seres humanos.
Salud es el desarrollo del ser en su esencia y sentido. Salud es la manera de vivir libre,
responsable, solidaria y feliz, es un bien ser y no un bien estar.

Por ello, la logoterapia parte de un concepto de la salud dinámico y abierto, que apunta
a la totalidad del hombre (bio-psico-espiritual), a la promoción de todos los seres humanos.

Salud es el desarrollo del ser en su esencia y sentido. Salud es la manera de vivir libre,
responsable, solidaria y feliz, es un bien ser y no un bien estar.

La salud es vista como respuesta a necesidades biológicas, psicológicas y espirituales; la


salud como posibilidad de compromiso y participación; como posibilidad de establecer
vínculos afectivos, de convivir.

La salud debe tender a la promoción del hombre y de todos los hombres.


La logoterapia es más que una psicoterapia, es una antropología filosófica aplicada a
la vida.

Por tanto, es además praxiología, constituida por praxis con características destacadas:

1. Teleológicas. Tiene finalidad o algo que hacer (búsqueda de sentido).

2. Estratégicas. Busca vínculos e interrelaciones.

3. Comunicativas. Nada hay que exista fuera de un ámbito que pueda ser nombrado, que
pueda ser dicho, o que esté fuera del lenguaje. No solamente se trata de técnicas, modos
de hacer las cosas, sino de modos de hacer cosas con un “logos”, con sentido y razón de
ser, con un fundamento.
4. Integrativas. Conecta unos saberes con otros saberes. Desde una perspectiva
axiológica, dimensional, dialógica, respetuosa e interactiva. Genera una sabiduría que
integra las ciencias, superando a las ciencias que ignoran la sabiduría y a aquellos sabios
que ignoran las ciencias. Su actuar asume rasgos de una creatividad radical cuando se
sobrepasan los límites de los órdenes constituidos y se establecen nuevos órdenes. Es
dentro de este espíritu, ético, fraterno, integrador, humilde y científicamente inquieto,
que se propone avanzar, enfrentando problemas humanos en los diversos campos.

5. Inclusivas. Incluye la dimensión espiritual y la búsqueda de sentido como una cuestión


específica del ser humano.

6. Interactivas. Las relaciones dimensionales son interactivas y no compartimentos


aislados totalmente independientes. El ser humano ha de afrontarse como una unidad
múltiple.
La concepción del mundo en una época no es solo una cuestión teórica,
sino que además afecta la vida cotidiana de los seres humanos. En ella se
representa la imagen de la sociedad, y a través de ella se nutre y expresa
en muchos sentidos.

La cosmovisión expresa, tanto la estructura de la relación del hombre con


el mundo, como el modo cognoscitivo de acercarnos a esa estructura y la
finalidad del conocimiento. Si la estructura del «ser-en-el-mundo» es
dimensional, también lo ha de ser la visión con que se la mire (ontología
dimensional).

Esta relación del hombre con el mundo, con los valores y con su que-hacer
en el mundo necesita de un instrumento para ser captada y la logoterapia
es ese instrumento.
El universalismo que aspira a tener las leyes universales como guía, esto justifica el énfasis
dado a la generalización, a la uniformidad de los procedimientos y a un diagnóstico
estandardizado.

En el ámbito psicoterapéutico, el universalismo está justificado solo si los consultantes y sus


contextos son iguales y constantes; siendo el uso de manuales universales (por ej. DSM-IV) y
de procedimientos universales (por ej. tests), una necesidad contextualizada e
individualizada, es preciso evitar que no termine empujando al terapeuta a centrarse
únicamente en lo que es universal, ignorando lo específico y perdiendo, así, mucha
información esencial.

Entonces cada persona tiene que ser tomada en su contexto experiencial, en sus
significados, no obstante con la presencia de indicadores generales similares. Así adquiere
importancia el descubrimiento de los significados inherentes a las experiencias y a los
comportamientos.
Campo de aplicación de la Logoterapia

Es una terapia de gran aplicación en los tratamientos de personas con problema de


drogas, enfermos terminales y la llamada neurosis noogena o de falta de sentido,
caracterizada por indiferencia, insatisfacción, apatía y mal humor, en distintos grados
pero básicamente debido a una falta de objetivo en la vida.

Se tiene una fuerte sensación de que las cosas no tienen sentido y de ahí viene la
sensación de vacío.
La Logoterapia
Incluye desarrollar objetivos practicables y significativos para el paciente
El estudio de la praticabilidad y de la significatividad en relación a los elementos
subjetivos surgidos, es esencialmente la competencia del terapeuta en la fase de
cambio llamada determinación, donde se ha dado cuenta del problema y busca
cambiar.

Se trabaja con la utilización de frases automotivantes en un contexto empático.


Las frases automotivantes son varias y constituyen un propio argumento clave y se
identifican con la afirmación del paciente en relación a:
a. El reconocimiento del problema;
b. La preocupación conectada a este problema;
c. La intención de cambiar la confianza en la propia posibilidad de cambio.
Tratamiento Logoterapéutico:

Trabaja, entre otros métodos con

1.- El análisis existencial.


2.- La intención paradójica
3.- La redención del pasado
4.- Derreflexion
Se plantea un fuerte énfasis en que el terapeuta intervenga principalmente mediante
preguntas. Éstas, abren el campo dialógico tanto externo como interno, mientras que,
las aseveraciones, en cambio, lo acotan.

Preguntando, el terapeuta se protege de aconsejar y la actividad procesual


permanece permanentemente en manos del paciente.

La acción decidida del paciente no se trata de una mera respuesta conductual


explicable desde una perspectiva cognitiva o emocional, sino más bien, de una
acción que involucra a la persona en la existencia
Logoterapia :psicoterapia centrada en el sentido

1. Análisis existencial :antropología que proporciona un sustento teórico a la


logoterapia. La libertad y la responsabilidad como fundamento de la existencia
humana. Importancia de la concienciación de lo espiritual

Voluntad de sentido: fuerza primaria de motivación en el hombre pues sin sentido la


vida se vacía de contenido y de futuro.

De acuerdo con la logoterapia el sentido no puede crearse voluntariamente ni


tampoco encontrarse a discreción.

Su descubrimiento presupone un proceso de búsqueda.

Si no se encuentra el sentido se genera el vacío existencial.

Cuando se prolonga el vacío puede aparecer la agresión la depresión y la adicción.


2. La intención paradójica a modo de terapia específica para
casos de fobia.
El paciente fóbico es estimulado a proponerse desear paradójicamente aquello que
teme(la propia intención).
Una persona con fobia al colapso, por ejemplo ,tiene que desear sufrir un colapso
dondequiera que esté, es decir, voluntariamente y luego volver a intentarlo en la
calle hasta llegar a hacerlo cada cien metros y cuando la gente se agolpe a su
alrededor, que se levante y diga.:”Siempre hago lo mismo, no se preocupen.

Con la intención paradójica además Frankl fue el primero en poner el humor


al servicio de la psicoterapia Frankl sostiene que las obsesiones se originan en la
lucha forzada contra un contenido que se teme.

.
3. Derreflexion: Las depresiones surgen como consecuencia de una tensión
entre el ser y el deber.

Frankl considera que la mayoría de los casos de trastornos sexuales el afán de


deseo es el principal factor desencadenante. A esta unilateralidad patógena
que omite el encuentro personal, Frankl opone la derreflexión el otro método
por él desarrollado.

La derreflexión consiste en que el paciente se concentre en el contenido y el


valor del mundo y aprenda a abstenerse de pensar continuamente en el
éxito(o en el deseo).
El concepto de hombre

Tres aspectos diferenciados:


El cuerpo(soma),
Los sentimientos o impulsos(psique)
Y el espíritu(nous)

Como ser físico el hombre se preocupa por la conservación y salud de su cuerpo


Como ser síquico esta preocupado por el mantenimiento de sus fuerzas vitales y el
bienestar en su propio cuerpo
Como ser espiritual(persona)el hombre está preocupado por el sentido y el valor de
su vida
La actitud del terapeuta ante un determinado sistema filosófico: debe responder con
argumentos filosóficos a las cuestiones de esta índole que le planteen sus pacientes.

Existe una relación entre el tratamiento psicoterapéutico y los valores. La


entrevista clínica no debe desatender este tema. No se trata de influir en la
concepción filosófica de los pacientes sino de que ellos establezcan su propia
jerarquía de valores para construir sobre ella su existencia futura.

La necesidad de una educación en la responsabilidad. El paciente ha de ser invitado


a recurrir a todas susposibilidades de libertad y de responsabilidad.
No obstante, la logoterapia no pretende reemplazar a la psicoterapia en el
sentido estricto de la palabra, sino solamente complementarla, hacer
holística la imagen del hombre, en cuya constitución lo espiritual ocupa un
lugar eminente.
La logoterapia y el análisis existencial son
dos facetas de un mismo planteamiento.
El análisis existencial no ignora el carácter de sujeto del hombre, sino
que considera su ser existencial.

Así, el análisis existencial es una explicación de la existencia concreta, teniendo en cuenta que
ésta se explica a si misma, se despliega, se desarrolla en el transcurso de la vida. Es decir, por
medio de la biografía de un sujeto encontramos la explicación de su existencia, lo que en
realidad es, tanto con respecto a su ser real, como con vistas a sus posibilidades de encontrar y
realizar un sentido.

Por tanto, la vida en sí misma es una especie de “auto-explicación del ser personal”

Al contemplar el carácter de sujeto del hombre, el análisis existencial acoge la


libertad y responsabilidad humanas e intenta ayudar a descubrir en la existencia personal
momentos de sentido y posibilidades de realizar valores.

El análisis existencial se configura como iluminación, clarificación y puntualización del elemento


personal que subsiste inalterado, más allá de todo fenómeno morboso.

Este análisis pone las premisas para la evidencia de la humanidad inviolable e inviolada,
impregnada de libertad, espiritualidad y responsabilidad, que en el fenómeno psicótico
está escondida, velada, pero nunca destruida’
El análisis se configura como interpretación de la existencia intencional, es decir,
dirigida perennemente a la búsqueda de significados y valores, y como una ayuda al
hombre para reconquistar el valor de reconocer que “su naturaleza” es esencialmente
espiritual.

Bóschemeyer (1988) concreta la definición del análisis existencial en los siguientes


puntos:

- Es el análisis de aquellas barreras corporales, psíquicas y sociales, que impiden la


liberación y el desarrollo de las capacidades espirituales del hombre (barreras para
encontrar sentido).

- Es el análisis para desarrollar una vida con responsabilidad propia, una vida que se
“autodesarrolla” y es digna del ser humano. Constituye una ayuda para liberar y
desarrollar aquellas capacidades espirituales que hacen posible encontrar un sentido.

- Se refiere a la existencia completa del hombre, con sus dimensiones de cuerpo,


psique y espíritu, como existencia en una sociedad y en un tiempo concretos.
El análisis existencial constituye el intento de una antropología psicoterapéutica;

No es sólo un complemento de la psicoterapia sino su fundamento intelectual imprescindible. Es


más, toda psicoterapia tiene en su base una imagen del hombre, unas premisas antropológicas o,
al menos, unas implicaciones antropológicas, si tales premisas no son explícitas.

No hay ninguna psicoterapia sin una concepción del hombre y sin una visión del mundo. Incluso,
puede decirse, que una psicoterapia que se tiene por libre de valores, en realidad no es más que
ciega a los valores.

En palabras de Frank] (1990): ….“el objetivo del análisis existencial como explicación antropológica
de la existencia personal consiste en hacer consciente, en explicar, en desplegar, en desarrollar la
concepción implícita, inconsciente, que la psicoterapia tiene del hombre, de la misma forma
como se revela una foto sacándola de un estado latente” (p. 65).

El análisis existencial pretende aportar a la psicoterapia una imagen cabal del hombre,
incorporando todas las dimensiones de la realidad de su ser.
Siguiendo con esta diferenciación entre logoterapia y análisis existencial, queda
por resaltar el acento práctico que tiene la primera en relación al segundo.

La logoterapia quiere ser fundamentalmente terapia” y, en concreto, “terapia que parte


del espíritu”. Esto quiere decir que la aspiración de la logoterapia es acentuar el dinamismo central
de la existencia humana, el deseo que el hombre posee de realizar un significado que justifique su
vida. Así, ayudará al hombre a buscar de forma personal y experimentada tales significados, los
cuales se encuentran en su propia existencia.

La logoterapia desemboca en análisis existencial, al igual que éste culmina en una logoterapia.
Esto significa que el elemento teórico y el práctico están inescindiblemente unidos, formando un
todo armónico.

Tweedie (1961) afirma que los términos logoterapia y análisis existencial son casi sinónimos. Sin
embargo, generalmente, al término logoterapia se le da un significado más amplio que incluye los
dos aspectos.
Qué es el sentido?

El sentido de la vida puede constituirse en la preguntas sobre el por qué de la vida,


el para qué de nuestra existencia, el hacia dónde nos dirigimos, el cómo debemos
establecernos si al final y al cabo moriremos. Estas preguntas, y seguramente
muchas otras, son acogidas en los tres tipos de sentido a los que se refiere la
logoterapia [Frankl - Lapide 2005; García Pintos 2007: 258-259]:

a) Sentido en la vida. O de las determinadas situaciones que se van presentando a


lo largo de la vida de cada persona.

b) Sentido de la vida. Se trata de una preocupación metafísica, por lo cual este tipo
de sentido no podrá ser conocido por la persona sino al final de su vida, cuando
ésta se haya revelado en su totalidad.

c) Suprasentido. Se interpreta como el sentido de la totalidad del mundo, por lo


cual corresponde abordarla mediante la cuestión cosmovisional o religiosa.
Triada trágica: sufrimiento, culpa y muerte

Lo ineludible e inevitable se le presenta a la persona de una manera particular, que en


logoterapia se reconoce como triada trágica, representada en toda su amplitud por lo
siguiente: sufrimiento, culpa y muerte.

«Ninguno de nosotros puede evitar en encuentro con el sufrimiento ineludible, con la culpa
inexcusable y con la muerte inevitable.

La pregunta que debemos formularnos es: ¿cómo podemos decir sí a la vida a pesar de todo
este su aspecto trágico? (…) Pero hay algo más: también de los aspectos negativos, y quizá
especialmente en ellos, se puede ‘extraer’ un sentido, transformándolos así en algo positivo:
el sufrimiento, en servicio; la culpa, en cambio; la muerte, en acicate para la acción
responsable» [Frankl 2000a: 63-64].

Estas palabras expresan lo que en logoterapia se conoce como optimismo trágico, pues
exaltan la grandeza del ser humano y lo emplaza al cumplimiento de la máxima
logoterapéutica: «Sí a la vida a pesar de todo».
Conciencia (espiritual): órgano de sentido

Siendo la persona eminente y fundamentalmente espiritual, es interpelada de manera


particular, es requerido por valores que esperan ser realizados y sentidos en espera de ser
cumplidos.

Para la captación de este requerimiento la persona espiritual está dotada de una “órgano de
sentido”: la conciencia. Esta conciencia espiritual es intuitiva y tiene la «facultad de descubrir y
localizar ese único sentido que se esconde detrás de cada situación» [Frankl 1999b: 101].

Como tal podemos comparar esta conciencia con un apuntador que le va ‘indicando’ a uno la
dirección en que ha de moverse para detectar una posibilidad de sentido cuya realización le
exige una situación concreta.

Pero en cada caso debemos aplicar a esta situación un determinado criterio, una escala de
valores. Sólo los valores, según los cuales está graduada esta escala, hunden sus raíces en un
estrato profundo de nuestra personalidad y si no queremos ser infieles a nosotros mismos, si no
queremos traicionarnos, no podemos menos que dejarnos guiar por ellos; no podemos siquiera
optar por ellos, sencillamente porque nosotros mismos ‘somos’ esos valores [Frankl 2000a: )
El trabajo logoterapéutico

El análisis existencial y la logoterapia tienen cinco áreas de aplicación. En todas ellas se


tiene por objetivo común poner en marcha los recursos espirituales de la persona. Frankl
[1992; 1994; 2001a] describe estos aspectos de la siguiente manera:

1. Logoterapia específica.

2. Logoterapia inespecífica. Se utiliza en forma de intención paradójica y derreflexión en


el tratamiento de neurosis con un evidente componente psicógeno.

3. Análisis existencial como cura médica de almas.

4. Análisis existencial como terapia de neurosis colectivas.

5. Análisis existencial como explicación de la existencia personal.


La logoterapia como terapia específica

La logoterapia está encaminada primordialmente al tratamiento de las neurosis


noógenas —que en casos extremos pueden degenerar hacia una patología con
manifestaciones somáticas o psicológicas—.

Esta nosografía novedosa de las neurosis planeada por Frankl tiene su etología en
conflictos existenciales, por lo demás están presentes en la historia vital de cada
persona, pues nacen a partir de una crisis espiritual, un dilema existencial, un conflicto
de valores, la sensación de falta de sentido, la frustración de la voluntad de sentido y el
vacío existencial.

Las manifestaciones más comunes de este tipo de problemáticas son la frustración


existencial —que surge de la frustración de la voluntad de sentido, que degenera en
búsquedas fútiles, insustanciales— y, en casos radicales, vacío existencial, en el cual
subyace la vivencia extrema del absurdo y la pérdida del horizonte axiológico y de
sentido.

Ambas son, a decir de Frankl, manifestaciones de nuestra manera de vivir actual. La


‘sintomatología’ particular para estos padecimientos queda comprendida en lo que se
conoce como triada neurótica de masas [Frankl 1994: 279-280] compuesta por la
depresión, la agresión y la adicción.
La logoterapia como terapia inespecífica

Esta aplicación logoterapéutica está indicada no para las neurosis que proceden de la
dimensión noética sino de su dimensión psicológica.

Para llegar a una adecuada distinción entre una y otra se necesita llevar a cabo un
diagnóstico diferencial puntual. Entonces, para atender este tipo de neurosis psicógenas
consistentes en formaciones circulares neuróticas que encuentran expresión en las fobias,
los trastornos obsesivo-compulsivos y las neurosis sexuales.

Las dos primeras son reforzadas a menudo por la hiperintención, la tercera por un
fenómeno conocido como hiperreflexión. Para atender cada una de estas
manifestaciones, la logoterapia inespecífica cuenta con dos técnicas particulares: la
intención paradójica y la derreflexión.
Con el uso de la intención paradójica se busca promover dos capacidades específicamente
humanas (en concordancia con la visión del ser humano que sustenta a la práctica
terapéutica):

1. El autodistanciamiento (la capacidad de apartarse de sí mismo, de oponerse a su


facticidad psicofísica e incluso enfrentarla). Cuando este distanciamiento sucede de manera
irónica, se hace acopio del humor. Que nos ayuda a distinguir el absurdo de nuestro actuar.

2.- La derreflexión ayuda al paciente apartarse de su excesiva autoobservación, la cual llega


a inmovilizarle en circunstancias en las que debiera proceder de manera natural.
El trabajo con esta técnica tiene como base la autotrascendencia de la persona, es decir, su
orientación fundamental hacia algo más allá de sí mismo y diferente de sí mismo.

Este carácter autotrascendente es la esencia de la existencia humana. «Ser hombre significa


estar, desde siempre, orientado y dirigido a algo o a alguien» [Frankl 2000b: 51]. La persona
hiperreflexiva disminuye o erradica de su ser esta capacidad.
El papel del logoterapeuta

Viktor Frankl:
La logoterapia intenta hacer al paciente plenamente consciente de sus propias
responsabilidades; razón por la cual ha de dejarle la opción de decidir por qué,
ante qué o ante quién se considera responsable. (…)

Asimismo la logoterapia no es labor docente ni predicación. Está tan lejos del


razonamiento lógico como de la exhortación moral. La función del
logoterapeuta consiste en ampliar y ensanchar el campo visual del paciente de
forma que sea consciente y visible para él todo el espectro de las significaciones
y los principios.

La logoterapia no precisa imponer al paciente ningún juicio, pues en realidad la


verdad se impone por sí misma sin intervención de ningún tipo [Frankl 2004: 108-
109].

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