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Victor Frankl desde muy pequeño sintió deseos de ser médico. A los cuatro años, una
noche se alarmó porque tomó conciencia de que también se moriría algún día.
En un momento de sus estudios pasa por una etapa en que considera que el hombre
entonces no era “más que” un producto de sus instintos síquicos y del medio social. Se
volvió nihilista. Su fe en Dios pasó a segundo plano y finalmente lo abandonó.
Se casó con Tilly Groser el 17 de diciembre de 1941 y en septiembre de 1942 los Frankl -
la joven pareja y los padres de Frankl –ingresaron en un campo de concentración,
Theresenstadt a 70 km. al norte de Praga.
.
En su vida se sucedieron algunas olas de sufrimiento y crisis.
Así pues, este modelo psicoterapéutico puede ser definido como un sistema
(Frankl, 1986, 1975; Gismondi, 1990), una estructura organizada, cuyos
elementos serían:
Al trabajar con las personas que sufren, cuenta con una teoría sobre las neurosis y
psicosis:
Se interesa no por lo que enferma, sino por lo que cura;
No por las formas de conducta patológicas, sino por las capacidades inherentes
del
hombre;
No por lo que condiciona al ser humano, sino por lo que lo hace
incondicionable;
No por lo que oprime, sino por las posibilidades para tomar una decisión más
libre y responsable.
Los tres grandes reduccionismos que se han dado hasta ahora son:
El biologismo, el psicologismo y el sociologismo.
Física
Psíquica
Noética
Frank (1955):
“Tres son las dimensiones propias del hombre: la somática, la psíquica y la espiritual,
esta última puede llamarse también noética” (pg. 154).
Frankl habla, más que de diferencia cualitativa entre lo humano y lo subhumano, de una
diferencia dimensional. Una dimensión superior incluye siempre a la inferior. Los términos
“superior” e “inferior” no son términos valorativos, sino que indican mayor o menor
comprehensividad.
Así, una dimensión superior es comprehensiva de una inferior (la incluye), “eliminándola” y
“guardándola” simultáneamente.
Por su dimensión bio-psicológica no se puede decir que el hombre sea una simple planta o
sólo un animal, sino que participa en sus dimensiones de lo esencial de la planta y del
animal (y, en este sentido, permanece, en cierto modo, siendo animal y planta),
integrándolas en una dimensión superior, que le caracteriza como hombre. Es decir, es la
dimensión espiritual, asumiendo e integrando estas dos dimensiones inferiores, la que da
unidad y totalidad al hombre. Frankl (1988a) p
Enfoque ontológico-dimensional (antropología dimensional) que permite salvar la
continuidad de un fenómeno con los otros , a pesar de la especificidad del fenómeno
de dimensión superior.
Por ello define al hombre como “una unidad a pesar de la variedad”. Existe
una unidad antropológica a pesar de las diferencias entre las diversas clases de ser.
Esta es la marca característica de la existencia humana.
Esta ontología dimensional hace que el ser humano no se desdoble en tres, como si
estuviera “compuesto” de cuerpo, alma y espíritu sino que contempla estos tres
factores como inseparables.
Aunque lo espiritual es una forma de ser propia del hombre (desde el punto de vista
ontológico) y una forma de ser específica (desde el punto de vista antropológico) hay
que tener en cuenta :
Este último reconocimiento libra al análisis existencial frankliano de tres peligros que
amenazan a toda antropología que incluye lo espiritual en su esquema de concepción
del hombre: el espiritualismo, el racionalismo y el intelectualismo.
Esta ontología dimensional hace que el ser humano no se desdoble en tres,
como si estuviera “compuesto” de cuerpo, alma y espíritu sino que
contempla estos tres factores como inseparables. Aunque son tres factores
fundamentalmente distintos y, por tanto, ontológicamente hay que
separarlos, unos a otros se pertenecen a sí mismos en lo que se refiere al ser-
hombre (cfr. Frankl, 1964).
En este sentido Frankl (1987a) habla de “el hombre incondicionado”; por la capacidad
de oposición del espíritu, a los condicionamientos psico-fisicos.
Sólo cuando puede evadirse del plano de la facticidad psico-física y enfrentarse consigo
mismo, es cuando el hombre empieza a ser un hombre , en el sentido propio de la
palabra (cfr. Frankl, 1988b).
Para Frankl, existir significa estar más allá de sí mismo, salir de sí y enfrentarse
consigo mismo, con lo cual el hombre sale del plano de lo corpóreo-anímico y llega a
través del espacio de lo espiritual a sí mismo.
Para Frankl, lo espiritual es una fuerza, no una substancia, por ello, prefiere
hablar de “lo espiritual” y no del “espíritu”,
Al contrario que el animal, que no “tiene” instintos, sino que “es” sus instintos,
el hombre comienza a ser hombre cuando es capaz de oponerse a sus instintos y de
responder de sus propias decisiones.
Un símil de esta relación puede ser: una sonata no puede ser tocada sin piano ni
pianista. El piano es instrumento de expresión del músico y medio para “hacer visible” su
arte.
De aquí se extraen diversas consecuencias para la clínica:
Los padres, al generar a su hijo, “prestan” los cromosomas, pero no le infunden el espíritu.
Los cromosomas determinan el elemento psicofísico, no el espiritual (determinan aquello
que el hombre “tiene”, no lo que “es”).
Frankl defiende el “creacionismo”: los padres no engendran a un ser humano, sino que
sólo son testigos (Zeuge=~ testigo; Zeuger= progenitor) y posibilitadores de la existencia
personal de su hijo. Esta debe realizarse a sí misma en la autorrealización espiritual.
Así, desde los primeros reflejos, el niño va abriéndose a la intencionalidad. Por su parte, el
organismo se revela así como “el material” que aguarda a ser conformado, en el sentido,
no sólo de una “impresionabilidad”, sino también de una capacidad “expresiva” (cfr.
Frankl, 1987)
Flankl destaca principalmente dos categorías de Sentido:
a. Sentido Ontológico:
Esta pregunta sólo puede en rigor ser respondida por el Creador de la cosa.
Cuando el ser humano se pregunta por su propio Sentido Ontológico, las
respuestas pueden ser, por ejemplo, de orden místico o religioso, contenidas
metafóricamente en leyendas, mitos y relatos sagrados.
Es una terapia de enfoque existencial, es positiva, usa los recursos del espíritu
humano, y está orientada hacia el futuro.
Logos tiene un significado más profundo, que sitúa la tarea de la logoterapia en ampliar
el campo visual del paciente para que descubra la gama de significados y de valores que
está llamado a realizar.
El logos es el mundo espiritual objetivo del sentido y los valores (Frankl, 1988a, pg. 86), un
mundo ordenado, un cosmos, el cual viene a ser el correlato de la existencia personal.
Es decir, el hombre en su existencia (espiritualidad subjetiva), es decisión y libertad, pero, al
mismo tiempo, es responsable de cumplir y realizar el sentido y los valores (mundo espiritual
objetivo).
3) Ayudar a aplanar, desmontar y eliminar las barreras que impiden hallar el sentido.
Frank define la logoterapia como una terapia que apela al espíritu. En sus
propias palabras:
“No sólo no ignora lo espiritual, sino que incluso parte de ello, o sea una
psicoterapia “desde lo espiritual” (...), aunque no en su concepto religioso”
(Frankl), 1955, pg. 155).
1. La libertad de la voluntad;
2. La voluntad de sentido;
3. El sentido de la vida.
Primer principio: La libertad de la voluntad
El hombre es libre de elevarse por encima del nivel de los determinantes somáticos y
psíquicos de su existencia.
Por esto mismo se abre a una nueva dimensión. El hombre entra en la dimensión de lo
noético, en contraposición a lo somático y lo psíquico. Se vuelve capaz de adoptar
una actitud no sólo con relación al mundo, sino también en relación consigo mismo
1. La libertad del hombre es finita.
Así se evidencia el profundo nexo que existe entre la libertad y la responsabilidad: «la
libertad de la voluntad humana consiste, pues, en una libertad de ser impulsado para ser
responsable, para tener conciencia».
• Destino sociológico
Segundo principio: La voluntad de sentido
El filósofo se pregunta “acerca de”, tal o cual cosa, en tanto el hombre, como existente, es
cuestionado por su propia existencia, siendo convocado a dar respuestas de validez
personal, solo para él. Es el propio hombre quien las busca, quien define cómo las busca y
se posiciona ante la necesidad de encontrarlas.
No espera que esas respuestas le sean dadas o sean recibidas gratuitamente. Debe
buscarlas y encontrarlas por sí mismo.
El hombre como buscador de sentido
De tal modo que este hombre, buscador de sentido, reconoce entonces en ese
apetito genuino, esencial, radical, su primera y más poderosa motivación en la
vida, definida por Frankl como voluntad de sentido.
Esa motivación radical, parte y responde a una condición natural del hombre, que
es su estado de insatisfacción. Porque al ser arrojado a la existencia, lo es –por
decirlo así–, con las manos vacías, con todo por descubrir o encontrar.
La voluntad de sentido establece un compromiso que se constituye en un marco
significativo en el cual se despliega la vida humana.
Esto quiere decir que el hombre busca esencialmente una unidad en lo que respecta a la
orientación de su vida, un ‘proyecto de vida’.
El individuo, pues, debe buscar una respuesta a la vida, buscar el sentido de la vida, para
encontrarlo y no para inventarlo; el individuo no puede dar sin más un sentido a la vida
sino que debe tomarlo de ella (Frankl, 1990b).
Viktor Frankl lo sintetiza, señalando que el sentido se concreta a través de los siguientes valores que él
denominó:
1) Valores de creativos o de creación: son realizados por el aporte del ser humano al mundo
a través del trabajo, el estudio, la investigación, la acción comunitaria, la creación o transformación
de una realidad dada.
Por ello, la logoterapia parte de un concepto de la salud dinámico y abierto, que apunta
a la totalidad del hombre (bio-psico-espiritual), a la promoción de todos los seres humanos.
Salud es el desarrollo del ser en su esencia y sentido. Salud es la manera de vivir libre,
responsable, solidaria y feliz, es un bien ser y no un bien estar.
Por tanto, es además praxiología, constituida por praxis con características destacadas:
3. Comunicativas. Nada hay que exista fuera de un ámbito que pueda ser nombrado, que
pueda ser dicho, o que esté fuera del lenguaje. No solamente se trata de técnicas, modos
de hacer las cosas, sino de modos de hacer cosas con un “logos”, con sentido y razón de
ser, con un fundamento.
4. Integrativas. Conecta unos saberes con otros saberes. Desde una perspectiva
axiológica, dimensional, dialógica, respetuosa e interactiva. Genera una sabiduría que
integra las ciencias, superando a las ciencias que ignoran la sabiduría y a aquellos sabios
que ignoran las ciencias. Su actuar asume rasgos de una creatividad radical cuando se
sobrepasan los límites de los órdenes constituidos y se establecen nuevos órdenes. Es
dentro de este espíritu, ético, fraterno, integrador, humilde y científicamente inquieto,
que se propone avanzar, enfrentando problemas humanos en los diversos campos.
Esta relación del hombre con el mundo, con los valores y con su que-hacer
en el mundo necesita de un instrumento para ser captada y la logoterapia
es ese instrumento.
El universalismo que aspira a tener las leyes universales como guía, esto justifica el énfasis
dado a la generalización, a la uniformidad de los procedimientos y a un diagnóstico
estandardizado.
Entonces cada persona tiene que ser tomada en su contexto experiencial, en sus
significados, no obstante con la presencia de indicadores generales similares. Así adquiere
importancia el descubrimiento de los significados inherentes a las experiencias y a los
comportamientos.
Campo de aplicación de la Logoterapia
Se tiene una fuerte sensación de que las cosas no tienen sentido y de ahí viene la
sensación de vacío.
La Logoterapia
Incluye desarrollar objetivos practicables y significativos para el paciente
El estudio de la praticabilidad y de la significatividad en relación a los elementos
subjetivos surgidos, es esencialmente la competencia del terapeuta en la fase de
cambio llamada determinación, donde se ha dado cuenta del problema y busca
cambiar.
.
3. Derreflexion: Las depresiones surgen como consecuencia de una tensión
entre el ser y el deber.
Así, el análisis existencial es una explicación de la existencia concreta, teniendo en cuenta que
ésta se explica a si misma, se despliega, se desarrolla en el transcurso de la vida. Es decir, por
medio de la biografía de un sujeto encontramos la explicación de su existencia, lo que en
realidad es, tanto con respecto a su ser real, como con vistas a sus posibilidades de encontrar y
realizar un sentido.
Por tanto, la vida en sí misma es una especie de “auto-explicación del ser personal”
Este análisis pone las premisas para la evidencia de la humanidad inviolable e inviolada,
impregnada de libertad, espiritualidad y responsabilidad, que en el fenómeno psicótico
está escondida, velada, pero nunca destruida’
El análisis se configura como interpretación de la existencia intencional, es decir,
dirigida perennemente a la búsqueda de significados y valores, y como una ayuda al
hombre para reconquistar el valor de reconocer que “su naturaleza” es esencialmente
espiritual.
- Es el análisis para desarrollar una vida con responsabilidad propia, una vida que se
“autodesarrolla” y es digna del ser humano. Constituye una ayuda para liberar y
desarrollar aquellas capacidades espirituales que hacen posible encontrar un sentido.
No hay ninguna psicoterapia sin una concepción del hombre y sin una visión del mundo. Incluso,
puede decirse, que una psicoterapia que se tiene por libre de valores, en realidad no es más que
ciega a los valores.
En palabras de Frank] (1990): ….“el objetivo del análisis existencial como explicación antropológica
de la existencia personal consiste en hacer consciente, en explicar, en desplegar, en desarrollar la
concepción implícita, inconsciente, que la psicoterapia tiene del hombre, de la misma forma
como se revela una foto sacándola de un estado latente” (p. 65).
El análisis existencial pretende aportar a la psicoterapia una imagen cabal del hombre,
incorporando todas las dimensiones de la realidad de su ser.
Siguiendo con esta diferenciación entre logoterapia y análisis existencial, queda
por resaltar el acento práctico que tiene la primera en relación al segundo.
La logoterapia desemboca en análisis existencial, al igual que éste culmina en una logoterapia.
Esto significa que el elemento teórico y el práctico están inescindiblemente unidos, formando un
todo armónico.
Tweedie (1961) afirma que los términos logoterapia y análisis existencial son casi sinónimos. Sin
embargo, generalmente, al término logoterapia se le da un significado más amplio que incluye los
dos aspectos.
Qué es el sentido?
b) Sentido de la vida. Se trata de una preocupación metafísica, por lo cual este tipo
de sentido no podrá ser conocido por la persona sino al final de su vida, cuando
ésta se haya revelado en su totalidad.
«Ninguno de nosotros puede evitar en encuentro con el sufrimiento ineludible, con la culpa
inexcusable y con la muerte inevitable.
La pregunta que debemos formularnos es: ¿cómo podemos decir sí a la vida a pesar de todo
este su aspecto trágico? (…) Pero hay algo más: también de los aspectos negativos, y quizá
especialmente en ellos, se puede ‘extraer’ un sentido, transformándolos así en algo positivo:
el sufrimiento, en servicio; la culpa, en cambio; la muerte, en acicate para la acción
responsable» [Frankl 2000a: 63-64].
Estas palabras expresan lo que en logoterapia se conoce como optimismo trágico, pues
exaltan la grandeza del ser humano y lo emplaza al cumplimiento de la máxima
logoterapéutica: «Sí a la vida a pesar de todo».
Conciencia (espiritual): órgano de sentido
Para la captación de este requerimiento la persona espiritual está dotada de una “órgano de
sentido”: la conciencia. Esta conciencia espiritual es intuitiva y tiene la «facultad de descubrir y
localizar ese único sentido que se esconde detrás de cada situación» [Frankl 1999b: 101].
Como tal podemos comparar esta conciencia con un apuntador que le va ‘indicando’ a uno la
dirección en que ha de moverse para detectar una posibilidad de sentido cuya realización le
exige una situación concreta.
Pero en cada caso debemos aplicar a esta situación un determinado criterio, una escala de
valores. Sólo los valores, según los cuales está graduada esta escala, hunden sus raíces en un
estrato profundo de nuestra personalidad y si no queremos ser infieles a nosotros mismos, si no
queremos traicionarnos, no podemos menos que dejarnos guiar por ellos; no podemos siquiera
optar por ellos, sencillamente porque nosotros mismos ‘somos’ esos valores [Frankl 2000a: )
El trabajo logoterapéutico
1. Logoterapia específica.
Esta nosografía novedosa de las neurosis planeada por Frankl tiene su etología en
conflictos existenciales, por lo demás están presentes en la historia vital de cada
persona, pues nacen a partir de una crisis espiritual, un dilema existencial, un conflicto
de valores, la sensación de falta de sentido, la frustración de la voluntad de sentido y el
vacío existencial.
Esta aplicación logoterapéutica está indicada no para las neurosis que proceden de la
dimensión noética sino de su dimensión psicológica.
Para llegar a una adecuada distinción entre una y otra se necesita llevar a cabo un
diagnóstico diferencial puntual. Entonces, para atender este tipo de neurosis psicógenas
consistentes en formaciones circulares neuróticas que encuentran expresión en las fobias,
los trastornos obsesivo-compulsivos y las neurosis sexuales.
Las dos primeras son reforzadas a menudo por la hiperintención, la tercera por un
fenómeno conocido como hiperreflexión. Para atender cada una de estas
manifestaciones, la logoterapia inespecífica cuenta con dos técnicas particulares: la
intención paradójica y la derreflexión.
Con el uso de la intención paradójica se busca promover dos capacidades específicamente
humanas (en concordancia con la visión del ser humano que sustenta a la práctica
terapéutica):
Viktor Frankl:
La logoterapia intenta hacer al paciente plenamente consciente de sus propias
responsabilidades; razón por la cual ha de dejarle la opción de decidir por qué,
ante qué o ante quién se considera responsable. (…)