como la interacción que se logra entre una empresa extractiva o una empresa minera con el grupo poblacional donde va a realizar sus actividades mineras de exploraciones o de producción, buscando una forma de relacionarse y lograr un camino de consensos y confianza, de tal manera que pueda desarrollarse el proyecto minero y buscar un desarrollo paralelo para la sociedad. No solamente es esperar a que la comunidad dé un permiso o una licencia social o consentimiento, sino que también este relacionamiento tiene que ser para el desarrollo de ambas partes: la mina en su minería y la comunidad en los asuntos propios de la comunidad. El concepto ha existido desde hace aproximadamente 30 años en el país, por ejemplo en la Mina de Tintaya, cuando en el año ‘81 se constituye la empresa minera Especial Tintaya S.A., se establece un área de Relaciones Comunitarias para los procesos de compra de tierras, de reubicaciones, y relacionamiento con las autoridades locales. Pero donde empieza a tomar más fuerza es a partir de los ‘90s, cuando se inician las inversiones privadas en importantes proyectos mineros y expansiones de las operaciones, y las empresas inician sus actividades sociales. Coincidentemente también crecen las expectativas y reclamos de las comunidades, empiezan a ser más altas, aparecen organizaciones no gubernamentales que los apoyan, los orientan, los asesoran y van conociendo mejor sus derechos. A fines del ’90 se van presentando casos donde la mayor incidencia de relacionamiento genera también conflictividad social. Por ejemplo, en Tintaya a fines de los ‘90s empiezan los reclamos con mayor intensidad, por hechos que se produjeron en el pasado, inclusive durante la construcción del proyecto, justamente por la compra de tierras, expropiaciones de tierras que se hicieron antes, las comunidades recién empiezan a expresar su disconformidad, su queja, su malestar, y naturalmente allí en Tintaya el área de relaciones comunitarias de un departamento pequeño que eran dos personas, se ponen a lidiar con los primeros conflictos. A comienzos del año 2000 se tuvo que reestructurar toda la organización de la empresa y fundamentalmente toda la parte de la Gestión Social: El departamento de Relaciones Comunitarias se convirtió en una Gerencia de Desarrollo Social. En esta Gerencia de Desarrollo Social se convoco a un gerente que pudiese tener una buena interacción y gestión social en el manejo con las comunidades, el relacionamiento adecuado. Se hizo una reestructuración y selección del gerente y se convocaron como doce personas profesionales entre sociólogos, antropólogos, educadores, trabajadores sociales, ingenieros agrónomos, etc. Se formó un equipo, como parte de la Gerencia de Desarrollo Social para hacer desarrollo, pero existían permanentes conflictos, haciendo el papel de apagar fuegos del día a día. Entonces, este grupo en vez de realizar trabajo de desarrollo con las comunidades se convirtió en el equipo “bombero”, que solamente iba a atender las quejas o donde había problemas, donde había conflictos y estaba envuelto solamente en conflictos. Y en la empresa, por las propias políticas, se debía trabajar en el desarrollo de la comunidad y no podíamos hacerlo. En el año 2001 para buscar un mecanismo mientras se trabajaba en resolver los conflictos, se busco una forma paralela: creando una fundación, llamada Fundación Tintaya que hasta ahora existe. Esta fundación se crea para que no esté involucrada en los conflictos y en los problemas del día a día, sino que vaya proyectando y trabajando en proyectos al corto, mediano y largo plazo, proyectos de desarrollo social. Creandose otra estructura allí: el director de la Fundación empezó con cuatro personas. Hoy en día tiene como 20 a 30 personas trabajando en diferentes proyectos. Pero fue la forma cómo se inicio a manejar los conflictos y en otra parte trabajar para el desarrollo. En la parte de los conflictos se veía que éstos no eran fácilmente solucionables a corto plazo, parecían imposibles de solucionar, porque las ONGs tenían una presencia muy fuerte, bastante sólida, las comunidades confiaban plenamente en ellos y desconfiaban de ellos, y se pensaba que la asistencia legal era suficiente y se tuvo que preparar mucho más y más allá de la ley, entender mejor la configuración social que significaba nuestra operación, lo que impactaba a la población y lo que la población estaba sintiendo hacía 20 años atrás, las diferentes percepciones de nuestro desempeño. Entonces, se opto en la empresa por hacer un proceso interno de revisión, de autocrítica, una especie de mea culpa, se busco un proceso de diálogo responsable para solucionar los diferentes problemas sociales que pudiesen presentarse. Se planteo esto a las Comunidades y las ONGs, la respuesta fue positiva por tratarse de un proceso de concertación serio y ordenado, y en diciembre del 2001 se formó la Mesa de Diálogo de Tintaya para manejar y tratar los principales problemas del conflicto. ¿Qué involucraba la experiencia de la Mesa de Diálogo de Tintaya? No solamente no conocida. A nivel del gremio minero se hizo conocer, pero no era muy bien vista, sino como “ empresa de otra cultura, una empresa australiana,”. Se decía que esto se podía manejar de otra manera, pero al final el proceso de la Mesa de Diálogo continuo, en una mejor forma, ganándose cada vez más confianza entre las partes, superando los problemas que se atribuían, buscando soluciones, tomando decisiones por consenso. Hasta que la Mesa se convierte en un referente de diálogo bastante positivo. Paralelamente, se tuvo que extender el relacionamiento no solamente con las comunidades de influencia directa a la mina, sino con las otras poblaciones de la provincia de Espinar, que también se sentían de alguna manera impactadas: sea ambientalmente o por la percepción de que la minería no había contribuido al desarrollo. Entonces, también esta población hace planteamientos y movimientos de queja, de conflicto; de una cosa muy local que se tenía de la Mesa de Diálogo se paso a una configuración provincial. Cuando se ingreso a la provincia con otro proceso de relacionamiento, como se gano experiencia en la Mesa de Diálogo, se estableció otro proceso de concertación con la provincia, con 34 organizaciones, ocho distritos y la provincia misma, con todos ellos, de tal manera que este proceso de concertación tomó tres años, hasta que en el año 2003 se firmo un convenio marco. El convenio marco dice más o menos que es el convenio para el desarrollo de la provincia de Espinar y el desarrollo de la minería en Espinar. Lo que al comienzo explicaba que el relacionamiento de una empresa con las comunidades a nivel provincial, es para el beneficio de ambas partes, no es sólo para una de las partes. Caso las Bambas… La experiencia adquirida se aplica en las Bambas y se tiene la ventaja de que es un proyecto nuevo y no tiene pasivos como los que tenía Tintaya. Tintaya es una operación que empezó hace 30 años atrás y Las Bambas es un proyecto nuevo que ha tenido algunas dificultades naturalmente, pero también parte del equipo que viene de Tintaya, por ejemplo, en el caso del Gerente General del Proyecto. las Bambas que es un Ingeniero Metalurgista formado en Tintaya, a la cultura de trabajo y organizacional de Tintaya y él fue testigo de los procesos de diálogo y concertación con la provincia de Espinar, porque él es de Espinar y sabía muy bien. Este ingeniero metalurgista antes fue un campesino, tenía propiedades, tenía ganadería, pero era un ganadero emprendedor, de mucho éxito porque su ganadería destacaba en la provincia y ganaba los premios de las ferias. Es decir, conoce muy bien la cultura, la idiosincrasia de la gente, de la población y de sus paisanos, y habla perfectamente el quechua y el inglés, es totalmente quechua- hablante. Entonces, sus competencias profesionales, su experiencia en Tintaya, su conocimiento de la realidad cultural, social de la zona, su forma de ser y hablar el quechua fueron elementos importantes para el éxito que tuvo en Las Bambas, ese es el valor que tiene Las Bambas, aparte del valor del proyecto. Entonces siempre por las historias y los pasivos sociales y ambientales que hay, hay grupos que tal vez no confían en estas experiencias, no confían en las personas, y hay que tomar muy en serio los nexos entre la empresa y la comunidad, que dependan de las áreas de Desarrollo Social, las de la Fundación, las de Comunicación, las de Medio Ambiente, las Legales y de integrar todas estas áreas y liderar el proceso de tal forma Entonces siempre que se recupere la confianza de la población y se enfoque al desarrollo conjunto. En el proceso de la Mesa de Diálogo se trabaja hasta recuperar progresivamente esa confianza. Cuando se recupera la confianza recién se puede entrar a analizar los problemas y buscar soluciones, si no se recupera la confianza no se puede hacer nada absolutamente. Entonces, esa es una experiencia muy grande, y viendo el panorama en el país, muchas empresas han creado su área de Relaciones Comunitarias, pero también en algunos casos se buscan soluciones inmediatas, como lograr el convencimiento de la comunidad para un permiso de exploraciones, sin una evaluación integral y visión de largo plazo. Por ejemplo muchas veces se busca convencer rápidamente, pero todavía algunas empresas están entendiendo que es un proceso de relacionamiento duradero a largo plazo para el desarrollo de todos, muchas empresas deben están orientadas a eso. Un elemento que ha dado un paso fundamental en el desarrollo social ha sido el aporte voluntario que es el modelo del convenio marco del 2003 que se firmó en Espinar. Ese modelo ha sido replicado ya para toda la minería en el 2006, y se llama Fondo Minero de Solidaridad con el Pueblo. Con esto, casi todas las empresas: las grandes, las medianas y las chicas formales se han adherido a este convenio, y ya cuentan con fondos tangibles para trabajar con las comunidades, cosa que antes no se tenía. Antes no tenían ni presupuesto para la parte de comunidades, los presupuestos eran mínimos, la gente de Relaciones Comunitarias no podía hacer nada, ahora tienen recursos y presupuestos. Entonces, hay un gran avance para el trabajo directo de las empresas en el desarrollo social de las comunidades.
Ahora sí, todas las compañías tienen su área
de Relaciones Comunitarias progresivamente deben entender que tienen que trabajar por un desarrollo conjunto. Las circunstancias que se han presentado y que se siguen presentando son lecciones que las compañías progresistas van captando y van aprovechando esas experiencias para dar mejores prácticas, todavía es un tramo por recorrer, pero ese debe ser el camino. En este sentido, la comunicación es importante, es un elemento transversal de relacionamiento con las comunidades, porque la comunicación viene desde la primera persona de la empresa que va tener contacto con la población o la comunidad. Desde la forma cómo se presenta, las actitudes que tenga, la postura que tenga, los gestos y actitudes… en fin todos estos elementos, cómo lograr el primer contacto: el primer chofer, el primer topógrafo, el primer geólogo que se relacione. Desde allí empieza debe ser permanente y continua. No quiere decir que porque un día hay una buena comunicación, me salió de maravilla, mañana me olvido, no, esto es de carácter permanente. Por ello eso es importante que las empresas se integren con equipos interdisciplinarios integrando a toda la organización de la empresa, adicionalmente deben tener componentes de gente local que sale al campo.
El perfil de un profesional de Relaciones
Comunitarias va más allá, debe ser una persona que tenga una visión minera, que sepa para qué es la mina y porque esta la mina y luego que tenga una formación con visión social, que sepa por qué está la población y qué cosa quiere la población. Para entrar mas en detalle una persona que pueda lograr empatía con el grupo poblacional que esta trabajando, que pueda tener llegada, química y logre involucrar a todos los grupos de interés, maneje y prevenga conflictos. Entonces, es una buena oportunidad para que las personas que están en Relaciones Comunitarias fortalezcan sus capacidades de interculturalidad, fortalezcan el manejo de personas, fortalezcan el relacionamiento humano, que le va a servir hasta en su vida personal, familiar. LAS RELACIONES COMUNITARIAS HERRAMIENTA ESENCIAL PARA PREVENIR CONFLICTOS SOCIO-AMBIENTALES Las relaciones armoniosas entre las organizaciones mineras grandes, medianas y pequeñas con las comunidades urbanas y rurales de las áreas de influencia de cualquier proyecto minero, necesitan de estrategias sólidas, transparentes y sostenibles de relaciones comunitarias, basadas en principios y valores orientados al desarrollo sostenible y al bienestar de la sociedad. Una organización minera debería revelar de forma clara, equilibrada y veraz y en un grado razonable y suficiente información sobre las políticas, decisiones y actividades de las que es responsable incluyendo sus impactos actuales y potenciales sobre la sociedad y el ambiente. Esta información debería estar fácilmente disponible y directamente accesible para aquellos que han sido o podrían ser afectados de manera significativa por la organización minera. Debería ser oportuna, basada en hechos y presentada de una manera clara y objetiva, para permitir que las partes interesadas evalúen con exactitud, el impacto de las decisiones y acciones de la organización sobre sus respectivos intereses. El comportamiento de una organización debería reflejar principios éticos o normas de comportamiento reconocidas. El comportamiento de una organización se debería basar en principios o normas de comportamiento concernientes a la integridad, honestidad, igualdad, protección (stewardship) e integridad. Desde estos criterios éticos, surge una preocupación por los demás y por la protección del ambiente, y un compromiso de abordar los intereses de las partes interesadas. El creciente número de conflictos socio ambientales a lo largo y ancho del territorio, demuestra que algo anda mal en el Perú. La falta de entendimiento entre las empresas y comunidades reflejan que las estrategias de las primeras no funcionan y es más agudizan en muchos casos la problemática. Las formas y métodos usados en gran parte por los “operadores inexpertos” de las empresas bajo el cliché de relaciones comunitarias promueven actitudes y comportamientos que atentan contra los derechos humanos, carecen de principios y valores en su esencia, buscan beneficiar a la empresa a costa de la mentira, del chantaje, de la traición, del rompimiento de la unidad de la población ofreciéndoles dádivas a los que se ofrecen como mercenarios, usan la clandestinidad para sus acciones en contra de la dirigencia o líderes comunales, tienen el apoyo de las fuerzas del orden para increpar a los comuneros que están en contra de la minería. Un gran número de comunidades a nivel nacional, se sienten burlados, estafados, engañados, menospreciados y desprotegidos por el Estado que más favorece al sector empresarial e incluso se les tilda de terroristas por defender sus intereses. Esto genera un caldo de cultivo para la aparición de actitudes vandálicas por pequeños grupos extremistas que bajo distintas fachadas se aprovechan de las circunstancias. Entre los abusos se encuentran las compras de tierras a precios miserables (800 a 3500 dólares la Ha); por ej. en un proyecto minero ubicado en una comunidad serrana, el alquiler de 640 m2 de terreno (destinado para un campamento) de una pobre campesina de 76 años, con el esposo enfermo de 86 años, se le paga la mísera suma de 400 soles al año. Los contratos y acuerdos son en gran mayoría favorables para las empresas, debido a que los comuneros son sorprendidos por su ancianidad y/o analfabetismo y desconocimiento de los intereses de la actividad minera e incapacidad para tratar o negociar con ellos por el bajo nivel educativo o cultural. Las relaciones comunitarias deben propender a dos cuestiones: la implicación de una organización en la comunidad, que abarca las relaciones entre la organización y otras organizaciones e instituciones en las comunidades que operan y lo otro es el desarrollo, el proceso en que se asegura el mejoramiento de la dimensión económica, social, cultural, política y ambiental de la sociedad lo que promueve un nivel mas alto de bienestar y felicidad para todos y para siempre. Fundamentalmente eliminando la pobreza.
El Estado, el sector privado y la sociedad civil
en su conjunto, tienen la obligación moral de establecer los mecanismos de relaciones comunitarias idóneos como herramienta de prevención de los conflictos socio-ambientales que agobian al Perú. Un marco para desarrollar estrategias de relaciones comunitarias puede encontrarse en la Norma ISO 26000 sobre Responsabilidad Social, el mismo que guarda relación con el involucramiento de las comunidades.