Tomás de Aquino nació en el castillo de Roccasecca, cerca de
Aquino, en el año 1225, en el seno de una numerosa y noble familia italiana. Su padre, Landolfo, descendiente a su vez de los condes de Aquino, estaba emparentado con el emperador Federico II. Su madre, Teodora, era hija de los condes de Taete y Chieti. Recibió Tomás su primera educación, a partir de los cinco años, en la abadía de Montecasino, de la que era abad su tío, permaneciendo en el monasterio hasta 1239, cuando el emperador Federico II decretó la expulsión de los monjes. A finales de 1239 se dirigió a la universidad de Nápoles para continuar sus estudios, permaneciendo en dicha ciudad hasta 1244, año en que, sintiéndose atraído por la vida de los frailes dominicos que había conocido en un convento de Nápoles, ingresó en la orden como novicio. Posteriormente sería enviado a París para continuar sus estudios En París permaneció hasta 1248, como estudiante, ganándose rápidamente la confianza de San Alberto Magno quien se sintió atraído por las grandes posibilidades intelectuales de su discípulo. En 1248 se dirigió a Colonia, con San Alberto, quien iba a fundar una casa de estudios para la orden. En Colonia permaneció con él hasta 1252, regresando a París para continuar sus estudios, recibiendo su licenciatura (licencia para enseñar en la Facultad de Teología) en 1256, siendo nombrado Magister ese mismo año, ocupando su cátedra hasta el 1259. En 1268 regresa a París, impartiendo su magisterio hasta 1272, en medio de numerosas polémicas provocadas tanto por los ataques contra y entre las órdenes religiosas, como por las controversias suscitadas por los averroistas latinos, quienes, encabezados por Siger de Brabante, habían copado la facultad de Artes (filosofía) modificando sustancialmente las enseñanzas aristotélicas que San Alberto y el mismo Sto. Tomás habían anteriormente introducido en dicho facultad. Luego de una polémica actividad regresa a Nápoles el año 1272, con el encargo de establecer una casa de estudios (studium generale), donde abandona totalmente su actividad docente y de autor, encontrándose frecuentemente arrebatado por experiencias místicas que le absorbenpor completo. Permanecerá allí hasta 1274, muriendo en el transcurso del viaje iniciado ese año para dirigirse de Nápoles a Lyon, donde iba a celebrarse un concilio convocado por el papa Gregorio X. Filosofía Pero como filósofo y teólogo cristiano necesita modificar esta teoría para dar cabida a la inmortalidad del alma y a la posibilidad de que esta exista temporalmente de forma independiente mientras el cuerpo muere, hasta la resurrección de los cuerpos. Por ello afirma que el alma es también una sustancia que por tanto puede existir sin el cuerpo. Pero su destino definitivo es completarse con el y existir unidos. El alma, como en Aristóteles, es única y en ella residen las tres funciones: vegetativa, sensitiva y racional. La racionalidad es el rasgo definitorio de la vida humana y por ello debe ser el criterio de la vida para alcanzar la felicidad y la dignidad humana. El comportamiento humano (ética y moral): entendimiento, voluntad y libertad. Dimensión social de la vida humana. La Ética de Santo Tomás Tomás de Aquino, de acuerdo con las líneas generales de su pensamiento sobre el ser humano, el mundo y Dios, intenta conjugar los planteamientos filosóficos propios y de Aristóteles, con sus creencias religiosas y el contenido de la teología cristiana, para dar una visión de cómo debe ser la vida humana para alcanzar el bien y llevar una vida virtuosa. Dios gobierna y organiza el mundo con la ley eterna, dictada desde siempre para todos los seres. Su reflejo en la naturaleza y en los seres naturales es la ley natural, que dirige el funcionamiento de los seres, las plantas, los animales y el ser humano (único capaz de conocerla a través de la razón). Los humanos crean leyes para organizar su vida terrenal, son las leyes positivas o humanas que para ser justas deben ajustarse a la ley natural racional. El conocimiento: filosofía y teología
La filosofía “al servicio” de la teología. No hay doble verdad. Para
comprender el pensamiento de Tomás de Aquino es necesario detenernos en un problema relacionado con el conocimiento que la Escolástica medieval cristiana se estaba planteando en esos momentos, el conocimiento a través de la fe, y el conocimiento obtenido por medio de la razón, sus características y sus relaciones. Existe un modo de conocer natural, racional, basado en la lógica y en métodos propios de la razón. Este es el territorio de la filosofía racional. Existe otro modo de acceder a la verdad que consiste en la aceptación o asentamiento voluntario, por medio de la fe, a unos principios dados por la revelación divina, sobre los que el hombre puede pensar y especular. Cada uno de estos dos niveles son autónomos e independientes en sus campos de estudio propios. Además la fe (y la teología), y la razón (y la filosofía), tienen métodos diferentes. Teoría del Conocimiento Entrando de lleno en lo que verdaderamente constituye la teoría del conocimiento de Tomás de Aquino, encontramos un pensamiento semejante al de Aristóteles: el conocimiento comienza por los sentidos corporales, para acabar con la abstracción de la forma-esencia realizada por el entendimiento. El entendimiento agente es el que lleva a cabo esta operación, y el paciente o posible es el que conoce lo abstraído. (términos: abstracción, esencia, forma; concepto, inducción).¿Cuándo podemos decir que el entendimiento conoce la verdad?. Verdad es para Santo Tomás la adecuación entre “lo que” (forma-esencia abstraída) está en el entendimiento y la (forma-esencia en la) “cosa” conocida.
GIROLA, Lidia: "Sobre La Metodología de Max Weber. Explicación y Comprensión" en Max Weber. Elementos de Sociología, Universidad Autónoma de México, México 1985.