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Criterios Diagnósticos

Trastornos del espectro


del Autismo (TEA)
La última versión de la clasificación
internacional de trastornos mentales, el
Diagnostic and Statistical Manual of
Mental Disorders-5 (DSM-5), incluye el
autismo dentro de los Trastornos del
Neurodesarrollo, alejándose de la
antigua conceptualización de Trastorno
Generalizado del Desarrollo (TGD)
En cambio, el International
Statistical Classification of
Diseases and Related
Health Problems-10 (CIE- 10
Clasificación Internacional
de Enfermedades), mantiene
la antigua clasificación.
La terminología de TEA, no existe
como término clasificatorio dentro de
los manuales DSM-IV o CIE-10,
hace referencia a los Trastornos
Generalizados del Desarrollo (TGD),
llegando el primero a utilizarse más
ampliamente por la flexibilidad
dimensional que el concepto TEA
ofrece.
Los trastornos del neurodesarrollo son
un grupo de trastornos que tienen su
origen en el período de gestación.
Se caracterizan por deficiencias en el
desarrollo que producen limitaciones en
áreas específicas o limitaciones
globales a nivel:
 Personal
 Social
 Académico
 Laboral
Ejes del Espectro Autista
El DSM-5 (Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders) considera
que las características fundamentales del
autismo son:
Desarrollo de la interacción
social y de la comunicación claramente
deficitarios
Repertorio muy restringido de
actividades e intereses.
La Discapacidad Intelectual (DI)
y el TEA
TEA y DI
Compleja interrelación
En la DI también se observan:

Déficit en las habilidades sociales, cognitivas y


adaptativas.
Estereotipias y conductas desafiantes

Patrón de desarrollo de retraso global

En el Autismo: patrón de retraso y desviación.


El concepto de Discapacidad
intelectual, que cuenta con más años
en sus espaldas que el concepto de
autismo, se planteó desde el principio
que era un trastorno de enorme
heterogeneidad pero que contaba con la
existencia de un indicador, más o
menos preciso, que era el nivel de
Cociente Intelectual
CLASIFICACIÓN ACTUAL DE
LOS CRITERIOS
Las distintas formas de presentación pasan
a denominarse Trastornos del Espectro
Autista (TEA) ya que reconoce la
sintomatología autista común a todos los
individuos en un amplio abanico de
fenotipos. Se engloban todos los subtipos
como TEA y este se define por los criterios
diagnósticos.
Es por este motivo que desaparecen los
cinco subtipos clínicos del TGD (DSM –IV):

• Síndrome o enfermedad de Rett


• Síndrome de Asperger
• Trastorno desintegrativo de la infancia
• Trastorno generalizado del desarrollo no
especificado.
Presentación anterior según DSM-IV

• TGD NE (hoy TEA no especificado): En este caso


los síntomas son leves y no se llegan a reunir
criterios diagnósticos completos (por edad o por
falta de síntomas, se suele dar entre los 2 y 4
años)
• Trastorno desintegrativo de la infancia: Se definía
por un inicio tardío de los síntomas luego de los 4
años. De causas neurobiológicas evolutivas que
acompañan a lesiones destructivas progresivas.
(Pérdida de contacto visual, de habilidades de
comunicación, de lenguaje y pérdidas de pautas
madurativas.)
• Síndrome o enfermedad de Rett: Es un trastorno
producido por una alteración del gen MeCP2 del
cromosoma X, generalmente en niñas que tienen
dos cromosomas XX. Los varones con esta
alteración cromosómica no llegan a sobrevivir. En la
primera fase del desarrollo de esta enfermedad se
pueden confundir los síntomas por deberse a un
retraso en las pautas madurativas. En las siguientes
fases del desarrollo de la sintomatología se
desprende de un posible diagnóstico de TEA por la
afectación motriz y las convulsiones que pueden
manifestarse asociadas al cuadro.
• Síndrome de Asperger: la dificultad central
se haya en la poca capacidad para el
desarrollo de las habilidades sociales,
acompaña un desarrollo atípico del
lenguaje, particularidades en el lenguaje
pragmático, dificultades en la interacción,
buen rendimiento académico y torpeza
motriz como características destacables .
No suelen presentarse dificultades
cognitivas asociadas a bajo CI
A continuación se presentan los criterios
diagnósticos del Trastorno del Espectro
Autista (TEA) según el DSM-5 (APA,
2013).
A Deficiencias persistentes en la
comunicación y en la interacción
social en diversos contextos,
manifestados por lo siguiente
(actualmente o por los
antecedentes)
A.1 Deficiencias en la reciprocidad
socioemocional:

- Acercamiento social anómalo.


- Fracaso en las pautas
comunicativas en ambos sentidos.
- Disminución en intereses,
emociones o afectos compartidos.
- Fracaso en iniciar o responder a
interacciones sociales
A.2 Deficiencias en las conductas
comunicativas no verbales utilizadas en
la interacción social:
- Comunicación verbal y no verbal poco
o nada integrada
- Dificultades para mantener el contacto
visual y del lenguaje corporal.
- Deficiencias en la comprensión y el
uso de gestos.
- Falta de expresión facial y de
comunicación no verbal
A.3 Déficits en el desarrollo, mantenimiento y
comprensión en los vínculos sociales:

- Dificultad para ajustar el comportamiento a


diversos contextos sociales
- Dificultades para compartir el juego imaginativo
o para hacer amigos
- Ausencia de interés por las otras personas
B Patrones restrictivos y repetitivos
de comportamiento, intereses o
actividades que se manifiestan en
dos o más de los siguientes puntos,
actualmente o por los antecedentes
(los ejemplos son ilustrativos pero no
exhaustivos)
B.1 Movimientos, uso de objetos o habla
estereotipada o repetitiva:

- Estereotipias motrices simples


- Alineación de objetos o juguetes
- Cambio de lugar de los objetos
- Ecolalia
- Frases idiosincráticas
B.2 Insistencia en la monotonía, excesiva
inflexibilidad a rutinas, o patrones
ritualizados de comportamiento verbal y
no verbal:
- Elevada angustia ante pequeños
cambios en las rutinas
- Dificultades con las transiciones
- Patrones de pensamiento rígidos
- Rituales de saludo
- Necesidad de seguir siempre la misma
ruta o de comer los mismos alimentos
cada día.
B.3 Intereses muy restrictivos y fijos que
son anormales en cuanto a su intensidad y
focos de interés en lo que refiere a:

- Fuerte vínculo o elevada preocupación


hacia objetos inusuales
- Intereses excesivamente circunscritos y
perseverantes
B.4 Híper o hiporreactividad a los estímulos
sensoriales o interés inusual por los
aspectos sensoriales del entorno:

- Aparente indiferencia al dolor/temperatura


- Respuesta adversa a sonidos y texturas
específicas
- Oler o tocar excesivamente objetos
- Fascinación visual con luces o
movimientos
Los síntomas tienen que
manifestarse en el período de
desarrollo temprano. No obstante,
pueden no revelarse totalmente
hasta que las demandas sociales
sobrepasen sus limitadas
capacidades. Estos síntomas
pueden encontrarse enmascarados
por estrategias aprendidas en fases
posteriores de la vida.
C Los síntomas causan deterioro
clínico significativo en el área
social, laboral o en otras
importantes para el
funcionamiento habitual.
D Las alteraciones no se
explican mejor por una
discapacidad intelectual o por un
retraso global del desarrollo.
La Discapacidad Intelectual (DI) y el
TEA se encuentran frecuentemente
unidas. Para poder realizar un
diagnóstico del TEA y de la DI con
mayor certeza, la comunicación social
debe situarse por debajo de lo
esperado a nivel general del
desarrollo.
Las personas anteriormente
diagnosticadas, según el DSM-IV, de
Trastorno autista, Síndrome de Asperger
o Trastorno generalizado del desarrollo
no especificado, actualmente se les
aplicará el diagnóstico del TEA.
Y además de los criterios diagnósticos
debe especificar si:
Se acompaña o no de discapacidad
intelectual
Se acompaña o no de deterioro del
lenguaje
Está asociado a una afección médica
o genética, o a un factor ambiental
conocido
Está asociado a otro trastorno del
neurodesarrollo mental o del
comportamiento
También debe especificarse el nivel
de severidad:

Nivel 1: necesita ayuda


Nivel 2: necesita ayuda notable
Nivel 3: necesita ayuda muy notable
Si analizamos el contenido de estos
criterios diagnósticos, observamos que,
independientemente de los dos síntomas
fundamentales, se incluye un criterio
referente al inicio sintomatológico (C),
de manera que sólo puede diagnosticarse
el Trastorno del Espectro Autista si los
criterios A y B se manifiestan durante la
primera infancia.
El motivo de la inclusión de este criterio
temporal es el de poder diferenciar
entre el TEA que, por definición, aparece
muy precozmente, del trastorno
desintegrativo de la infancia, que se
manifiesta después de un periodo de
aparente normalidad no inferior a los 2
años de edad.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS DEL
TEA
SÍNTOMAS ASOCIADOS AL AUTISMO
Todo síndrome clínico presenta, además de
los llamados síntomas fundamentales,
nucleares o patognomónicos, y que
constituyen la base de su definición, un
conjunto de síntomas secundarios o
asociados (que no son necesarios para
incluir a un sujeto particular en una categoría
diagnóstica fija) y que pueden variar
notablemente en cada individuo.
En lo que refiere al autismo, un síntoma
asociado de primer orden lo constituye

La DI (discapacidad intelectual) que


afecta a un 50% aproximadamente, de toda
la población, ya que contrariamente a lo que
se ha manifestado muchas veces y sin
fundamento, una proporción importante de
la población que sufre este síndrome
presenta un CI dentro de los límites de la
discapacidad intelectual.
Conjuntamente con la discapacidad intelectual,
se presentan los síntomas secundarios al
autismo más frecuentes que son:
- Hiperactividad (infancia)
- Hipoactividad (adolescencia y edad adulta)
- Humor lábil
- Baja tolerancia a la frustración
- Crisis de agitación (con o sin causa
aparente) o manifestaciones catatónicas
- Impulsividad
- Autoagresividad
- Heteroagresividad (menos frecuente que la
autoagresividad)
- Alteraciones del sueño
- Dificultades en el control de esfínteres
- Trastornos alimenticios (híper selectividad,
pica)
- Crisis epilépticas (20-25 % de la población
total)
ETIOLOGIA Y PREVALENCIA DEL
AUTISMO Y EL TRASTORNO DEL
ESPECTRO AUTISTA (TEA)
Actualmente sabemos que hay factores genéticos,
que explican una mayor incidencia en algunas
familias y una alta concordancia entre los gemelos
univitelinos (no pasaría en los mellizos).
También existen factores ambientales, que actúan
como factores de riesgo, propiciando el deterioro del
niño con TEA.
La edad avanzada de los progenitores, la ingesta de
tóxicos y de determinados fármacos durante el
embarazo (valproato), así como el bajo peso al
nacer, son factores que se han podido relacionar con
la aparición del TEA, aunque estas afirmaciones aún
carecen de validez científica*.
Quedan por lo tanto descartadas las antiguas
teorías que sostenían que el autismo era
causado por una relación fría y poco empática
de los padres en relación al bebé. Teoría que ha
provocado un sentimiento de culpa en algunos
padres y madres de niños con TEA.
Por otro lado, la prevalencia del TEA, según
el DSM-5, se estima que gira alrededor del
1% de la población. Afectando tanto a la
población infantil como a la adulta, ya que el
trastorno afecta a la persona durante todo el
ciclo vital.
Afecta con más frecuencia a los hombres
que a las mujeres, en una proporción
de 4 a 1.
Este incremento del número de personas
afectadas, puede explicarse por la mejora en
el diagnóstico que ha permitido que afloren
nuevos casos no diagnosticados
anteriormente, pero también por un posible
aumento del número de afectados y cambios
en los criterios diagnósticos del DSM-5.
TEORÍAS EXPLICATIVAS DEL AUTISMO Y
EL TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA
(TEA)
Actualmente las investigaciones científicas
apuntan a varios genes, que pueden o no,
coincidir en las personas afectadas. Es por
este motivo, que diferentes autores intentan
describir el trastorno psicológico global
subyacente a la sintomatología
comportamental que observamos en las
personas con TEA.
NEUROPSICOLOGIA DEL
AUTISMO
Las teorías neuropsicológicas más
reconocidas son las siguientes:

• Teoría de la mente
• Teoría de la disfunción ejecutiva
• Teoría de la coherencia central débil
• Teoría de la empatía-sistematización
Teoría de la mente
La Teoría de la Mente fue formulada por
Simon Baron-Cohen, Alan Leslie y Uta Frith
en 1.985 y es la teoría explicativa del primer
criterio (A) sintomatológico de la DSM-5 e
intenta explicar las deficiencias persistentes
en la comunicación y la interacción social en
diversos contextos de las personas con TEA.
La Teoría de la Mente es la habilidad que
tienen las personas neurotípicas (es decir, sin
aparentemente ningún trastorno mental), para
representar los estados mentales de los
demás.
La atención conjunta: es la capacidad de
atender un mismo estímulo de forma sostenida
y aparece alrededor de los 9 meses de edad.
Empatía cognitiva y emocional: se refiere a la
capacidad de ponerse en el lugar del otro y
aparece sobre los 2 años.

Moverse en un terreno mentalista es muy difícil para


las personas que tienen TEA, ya que las personas
con un desarrollo neurotipico inferimos la
información que no es explícita, pero la persona con
autismo tiene muchas dificultades para llevarlo a
cabo. Las personas con autismo necesitan
romper en pequeños trocitos las
conductas sociales para poderlas comprender
y aprender de manera gradual.
La Teoría de la disfunción ejecutiva fue formulada
por Pennington y Ozonoff, 1.996; Russell, 1.997, y otros, y es
la teoría explicativa del segundo criterio (B) sintomatológico
de la DSM-5, e intenta explicar los patrones de
comportamiento, intereses y actividades restringidos y
estereotipados de las personas con TEA.

Las funciones ejecutivas (FFEE), son un conjunto de


habilidades cognitivas que se utilizan para llevar a cabo
actividades de manera autónoma. Estas capacidades,
también innatas, nos permiten organizarnos, ser flexibles,
anticipar, planificar, marcarnos objetivos y metas, controlar
los propios impulsos, etc.
Son un conjunto de procesos cognitivos que actúan en
situaciones nuevas para las cuales no disponíamos de un
plan previo de actuación.
La Teoría de la coherencia central débil fue
formulada por Uta Frith en 1.989; Joliffe y Baron
Cohen en 1.999, y trata de explicar la dificultad que
presentan las personas con TEA para integrar la
información en un único “todo” coherente y general;
focalizando su atención en pequeños detalles
(procesamiento fragmentario).

De esta forma, las personas con TEA son


procesadoras locales de información, y las personas
con un desarrollo neurotípico, procesadoras globales.
Dos son las partes implicadas:

Perceptual: implica la preferencia que tienen las


personas con TEA para procesar la información
local antes que la global. Como se observa en
muchos casos, las personas con TEA se fijan antes
en los detalles concretos de imágenes u objetos que
en su totalidad ( las partes Vs. el todo)
Conceptual: las personas con TEA suelen fracasar
en el procesamiento del sentido contextual y el
conocimiento previo. En muchas ocasiones no
entienden situaciones y contextos ya vividos con
anterioridad. Puede evaluarse mediante imágenes
tipo Gestalt (efectos ópticos).
La Teoría de la empatía-sistematización
(E-S)

Fue formulada por Simon Baron Cohen en


2.009 y trata de explicar las dificultades de las
personas con TEA para establecer
comunicación y para crear relaciones sociales.
Se teoriza que existe una gradación de
empatía y sistematización, es decir, el autor
defiende que existen cerebros excesivamente
empáticos (con altas capacidades para
colocarse en el lugar del otro pero con pocas
capacidades de sistematización) y cerebros
excesivamente sistemáticos, es decir, con
pocas capacidades empáticas).
Las personas con TEA tienden a estar más
cercanas del extremo sistemático,
mostrando una hipoactividad en casi todas las
áreas cerebrales del circuito de la empatía.
Mediante el aprendizaje, las personas con
TEA pueden desarrollar “la empatía
cognitiva”, una empatía aprendida. Sin
embargo, no será ni intuitiva ni primitiva, como
la de las personas neurotípicas.

Sin embargo será difícil diferenciar la empatía


afectiva, que es el elemento reactivo de la
empatía cognitiva, es decir, darse cuenta si
una reacción emocional se ajusta a los
pensamientos y sentimientos de otra persona.
Las personas cuando sistematizan
buscan las reglas por las cuales se rige
un sistema para poder prever cómo
evolucionará, manipular una variable,
modificar un sistema e inventar uno de
nuevo.
En este sentido, las personas con TEA
acostumbran a presentar intereses
relacionados con sistemas de colección
(tipos de dinosaurios), sistemas mecánicos
(funcionamiento de una computadora),
sistemas numéricos (horario de trenes,
calendarios), sistemas abstractos (música),
sistemas naturales (meteorología),
sistemas sociales (rutina - danzar con una
pareja de baile), y sistemas motores (saltar
de un trampolín).
Es característico también, que busquen y
creen patrones en cosas “no sistemáticas”
con el fin de localizar un espacio de
seguridad, en un mundo inseguro para ellos.

Esta intensa tendencia a la sistematización


podría explicar también, las dificultades de
generalización de las personas con TEA.

Estas dificultades pueden evaluarse mediante


el test “Cociente de empatía” versión en
español del EQ de Baron-Cohen.
Es importante tener en cuenta que aquello que une a
los niños TEA como personas es más de lo que los une
como ‘patologías’.
PAUTAS EVALUATIVAS
Reconocimiento precoz

Diagnóstico certero

Evaluación apropiada

Determinación de la etiología

Asegurar las intervenciones necesarias

Asignación de los recursos apropiados


Predicción de la evolución
A partir de los datos hallados en
diferentes estudios se plantea la
hipótesis de que se podría evitar un
deterioro del CI si se identificaran
precozmente y se trataran de forma
adecuada los trastornos del desarrollo
comórbidos con los TEA.
Puesto que se ha observado en individuos de edad
avanzada que existe una correspondencia entre la
disminución de funciones ejecutivas y deterioro
intelectual, sería razonable esperar que, en la
medida que se mejore la
memoria de trabajo, la capacidad de inhibición de
respuesta y el lenguaje se evitaría durante el
período de desarrollo cognitivo, al menos en parte,
una disminución del CI, tanto a expensas de la
inteligencia fluida como a expensas de la
inteligencia cristalizada implica el aprendizaje,
el conocimiento y las habilidades que se adquieren
durante toda la vida
MUCHAS GRACIAS!!
Trastorno de la
comunicación
pragmático social*
Las personas con deficiencias notables de
la comunicación social, pero que NO
reúnen criterios para el diagnóstico del TEA,
tienen que ser evaluadas para diagnosticar
un trastorno que ha definido el DSM-5
denominado Trastorno de la comunicación
(pragmático) social.
Diagnóstico diferencial
El DSM-5 introduce una nueva etiqueta diagnóstica
dentro de la categoría “Deficiencias en el lenguaje”:
Los trastornos de la comunicación pragmático social.
Los criterios diagnósticos de esta subcategoría
solapan en parte con los del TEA; de modo que los
niños diagnosticados con un trastorno de la
comunicación social tienen una “deficiencia
pragmática”, así como un problema de “utilización
social de la comunicación verbal y no verbal”. Sin
embargo, la ausencia de intereses obsesivos y de
comportamientos repetitivos excluye la posibilidad de
un diagnóstico de TEA.
La diferencia principal con un TEA es
que en el trastorno de la comunicación
social no se cumple el criterio diagnóstico
B por lo que no se observan patrones
restrictivos y repetitivos de
comportamiento, intereses o actividades.
¿CUAL ES LA MEJOR MANERA
DE EVALUAR UN POSIBLE TEA?
La Escala de Observación para el Diagnóstico
del Autismo - 2 (ADOS-2) es una evaluación
estandarizada y semiestructurada de la
comunicación, la interacción social y el juego o
el uso imaginativo de materiales para personas
con sospecha de tener un trastorno del
espectro autista
Las personas con autismo puede utilizar distintas
habilidades, como la percepción visual para la
resolución de Tests
Los estudios de imagen cerebral muestran que
los neurotípicos usan áreas lingüísticas del
cerebro para resolución de problemas mientras
que las personas con autismo usan sus áreas de
procesamiento visual.

Entonces los TEST NO DEBERIAN SER DE


COMPRENSION VERBAL COMO LA ESCALA
WESCHLER por ejemplo.

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