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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN CRISTÓBAL

DE HUAMANGA
Real Pontificia y Nacional - 1677
FACULTAD CIENCIAS ECONÓMICAS, ADMINISTRATIVAS Y CONTABLES
Departamento Académico de Ciencias Económicas y Administrativas
ESCUELA PROFESIONAL DE ECONOMÍA

Historia del Pensamiento Económico II

LA NUEVA ECONOMÍA CLÁSICA

Econ. Andrés M. Huayanay Quispe


anhuayanay@hotmail.com

mayo, 2018
Nueva macroeconomía clásica

Neil Wallace (nacido en 1939) es un economista y profesor de la Universidad


Estatal de Pennsylvania. Wallace es considerado uno de los principales
defensores de la nueva macroeconomía clásica.

Robert Barro (nacido el 28 de septiembre de 1944) es un influyente economista


estadounidense, especializado en macroeconomía. Barro fue conocido por
primera vez en 1974 por su artículo ¿Son los bonos del estado riqueza neta?,
donde afirma que, bajo ciertas condiciones, los bonos del estado adquiridos hoy
tendrán que ser devueltos por el estado con un incremento futuro de impuestos.
Este artículo supuso una revisión de la equivalencia ricardiana, y está entre los
más citados en macroeconomía. En 1976 publicó otro artículo influyente,
Expectativas racionales y política monetaria), sobre política
monetaria y expectativas racionales. En él, afirma que las asimetrías de
información causarían efectos reales como respuesta de los agentes racionales
ante la incertidumbre, pero no en respuesta a cambios en la política monetaria.
Este artículo fue importante al integrar el papel del dinero en la economía
neoclásica, y en los modelos de equilibrio general.
Robert Emerson Lucas, Jr. (nació 15 de septiembre de 1937 en Yakima,
Washington) es un economista estadounidense profesor de la Universidad de
Chicago. Recibió el Premio Nobel de Economía en 1995. Principalmente
conocido por ser uno de los autores de la Teoría de las expectativas racionales. 2
Thomas John Sargent
Thomas John Sargent, nacido en 1943, es un economista estadounidense que
ha estado profundamente involucrado en la nueva macroeconomía clásica,
centrándose en la investigación en materia de macroeconomía, economía
monetaria y análisis temporal de la economía. Fue en 2011 cuando él y
Christopher A. Sims fueron galardonados con el Premio Nobel de Economía por
el uso de la investigación empírica para explicar la causa y efecto en la
macroeconomía.

Sargent es considerado como uno de los líderes de la revolución de las


expectativas racionales, que indica que las personas responden
estratégicamente a los cambios en la política fiscal y monetaria, y no de forma
pasiva, como los modelos anteriores, basados en las expectativas adaptativas.
En este campo, sus obras con Neil Wallace son de suma importancia,
especialmente su artículo “Rational Expectations and the Theory of Economic
Policy” (Expectativas racionales y la teoría de la política económica) de 1976, en
el que se centra en la aplicación de las expectativas racionales para analizar el
resultado de las políticas monetarias Destaca también su artículo “Some
Unpleasant Monetarist Arithmetic” (Una aritmética monetarista desagradable) de
1981, que se ocupa del problema de la aritmética monetarista, y cuya principal
conclusión es que la emisión de deuda pública para financiar las políticas
económicas puede causar una inflación igual de alta que al monetizar la deuda. 3
Thomas John Sargent

Sargent también ha desarrollado estudios sobre la evolución del desempleo, la


comparación de los Estados Unidos con Europa, cuyas conclusiones se reflejan
en la obra “Two Questions about European Unemployment” (Dos preguntas
sobre el desempleo en Europa) de 2007.

La teoría de las expectativas racionales se convirtió en un elemento básico clave


de la Nueva Macroeconomía Clásica. Es una parte clave de Nueva
Macroeconomía Clásica porque se ajusta completamente a los criterios que
necesitaban los neoclásicos: agentes que son plenamente conscientes de lo que
están haciendo; y un uso extensivo de la econometría. Como tal, pronto fue
recogido por Lucas y se usó para destruir por completo la curva de Phillips tal y
como se conocía hasta entonces.

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Nueva macroeconomía clásica

La nueva macroeconomía clásica surgió del desarrollo de los principios de la


economía neoclásica como la condición de equilibrio de mercado y la
optimización del comportamiento de los agentes, que relaciona esta escuela con
el monetarismo. Su auge como doctrina fue iniciado gracias al trabajo de Robert
Lucas a comienzos de los setenta (escuela de Chicago).

De hecho, Lucas desarrolló en 1973 lo que es conocido como teoría de las


expectativas racionales, una versión mejorada de la teoría de las expectativas
adaptativas usada por los monetaristas, que cambió la forma en la que el análisis
macroeconómico era llevado a cabo. Estas expectativas racionales esta aún hoy
en uso en muchos ámbitos de la macroeconomía.

En cuanto a las políticas, la nueva macroeconomía clásica cree que el gobierno


no ha de intervenir en la demanda ya que no es beneficioso para la economía,
incluso en el corto plazo. Argumentan que el gobierno puede promover el
crecimiento y estabilizar la economía solo a través del lado de la oferta.

Economistas como Thomas Sargent, Edward Prescott, Neil Wallace y Robert


Barro están entre los más destacados de esta corriente, cuyas teorías son
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Nueva macroeconomía clásica

La llamada Nueva Escuela Clásica se basa en dos supuestos: el primero es la


posición de los clásicos y de todos los monetaristas, que los precios y los
salarios son flexibles y que se ajustan automáticamente, equilibrando la oferta y
la demanda. Inherente a este supuesto es la idea clásica de que los mercados
son altamente competitivos. Para la nueva escuela estos supuestos son más
evidentes cuando los individuos tienen una mejor información que se toma en
cuenta rápidamente haciendo que los precios y las cantidades se ajusten con
rapidez.
El segundo supuesto es justamente lo que caracteriza a esta corriente, las
expectativas racionales. Parten de que los individuos forman sus expectativas
con base en la mejor información de que disponen. Al igual que la teoría
neoclásica marginalista parten de que los individuos se comportan de manera
racional, actúan por su interés propio, saben maximizar su satisfacción y su
beneficio. Señalan que los individuos reúnen información y la analizan de
manera racional, inteligente, para crear sus expectativas respecto a los temas
económicos que les interesan. Estas expectativas influyen en los inversionistas y
en los consumidores para gastar y ahorrar en el futuro. Estas expectativas
pueden causar incrementos o decrementos en la demanda del mercado con sus
ascensos y descensos en los precios. De acuerdo a este supuesto, los gobiernos
no pueden engañar a la opinión pública, pues ésta tiene acceso a la misma
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Nueva macroeconomía clásica
Una de las implicaciones de la Nueva Macroeconomía Clásica es la “ineficacia”
de la política económica, fiscal y monetaria, como le llama Samuelson o la
“credibilidad” de Dornbusch, o “la fiabilidad” de Lucas y Sargent. Es en el sentido
que los agentes económicos ya conocen lo que sucederá cuando se anuncia una
política económica y actúan en consecuencia. Si el gobierno anuncia una política
expansiva para incrementar la producción y el empleo, los individuos con base a
la experiencia, a la información y a sus conocimientos de teoría económica,
prevén o anticipan que habrá inflación, y, consecuentemente, piden aumentos
salariales, aumentan los precios y los intereses; el comportamiento colectivo de
los agentes económicos lleva, efectivamente, a una inflación y, por tanto, los
efectos de la política económica no se concretan en producción real y empleos,
nulificándola.
Los macroeconomistas de las expectativas racionales se oponen a las políticas
económicas discrecionales o impredecibles. Consideran que la política del
gobierno puede empeorar las cosas, porque trasmiten señales económicas
erróneas, confunden a la opinión pública, distorsionan su conducta económica y
provocan despilfarro. El gobierno no puede predecir la economía mejor que el
sector privado, o reacciona más lentamente que los agentes privados, o
simplemente el mercado actúa, con los supuestos ya vistos, equilibrando la
oferta y la demanda más eficientemente de lo que el gobierno hubiera podido
hacer. Al igual que el resto de los monetaristas se manifiestan por la regla o
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Nueva macroeconomía clásica

Los nuevos macroeconomistas clásicos consideran los “errores de percepción”


de los individuos como la clave de los ciclos económicos. En el caso del
desempleo lo consideran en su mayor parte voluntario, acorde con la teoría
clásica, al revés de la teoría keynesiana. A su juicio, el desempleo aumenta
porque en las crisis hay más personas buscando un trabajo mejor y no porque no
encuentren trabajo, ya que al precio vigente el mercado tiene que equilibrar la
oferta y la demanda. Creen que el desempleo aumenta porque los trabajadores
están equivocados respecto a la situación económica existente y abandonan
voluntariamente su empleo con la esperanza de encontrar otro mejor, pero se
sorprenden cuando se encuentran en la oficina del desempleo. O, en la fase de
expansión del ciclo económico, cuando la gente se equivoca y trabaja con mayor
intensidad de la habitual, porque sobrestima los salarios reales, el nivel de
producción es elevado y el del desempleo bajo.

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Nueva macroeconomía clásica

Los macroeconomistas han criticado la curva de Phillips, que relaciona en


sentido inverso la inflación y el desempleo; se les atribuye la autoría de la “nueva
curva clásica de Phillips”, que se distingue de la original porque ésta es vertical y
no de pendiente negativa. La nueva curva explica que un aumento de los precios
y los salarios nominales hace que los trabajadores se confundan, creyendo que
sus salarios reales han subido, por lo que deciden trabajar más u ofertar más y
los empresarios demandan más trabajo por lo tanto disminuye el desempleo a
corto plazo; en este punto coincide con la vieja curva. Pero después las
previsiones o expectativas se reajustan y se regresa a la tasa de desempleo
anterior o desempleo “natural”, pero con una inflación más alta. Las expectativas
aceleraron la inflación. Esta nueva curva de los clásicos es la misma que
Friedman y Phelps dieron a conocer en 1967, y Friedman la retomó en 1976 para
explicar la contradicción de inflación y desempleo de la recesión mundial.
Friedman, en 1976, hace mención especial a las “fecundas contribuciones de
John Muth, Robert Lucas y Thomas J. Sargent” al tema de las expectativas
racionales y a la curva de Phillips de los clásicos . También se considera
miembros de esta corriente a Robert Barro y a Neil Wallace.

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Teoría de las expectativas racionales

Establece que las predicciones sobre el valor futuro de variables


económicamente relevantes hechas por los agentes no son sistemáticamente
erróneas y que los errores son aleatorios.
Las expectativas racionales son "expectativas modelo-consistentes", es decir
que, en un modelo, los agentes asumen que las predicciones de éste son
válidas.

Trata de explicar las fluctuaciones económicas partiendo de sólidos fundamentos


micro económicos, suponiendo:
 Mercados son competitivos
 Precios flexibles
 Agentes racionales:
 Consumidores maximizan utilidad
 Empresarios maximizan beneficios
 Hipótesis de expectativas racionales:
 Uso eficiente de la información
 No se comenten errores sistemáticos.
 Errores no predecibles
 Errores son mínimos 10
Teoría de las expectativas racionales

De acuerdo con la hipótesis de expectativas racionales no sería racional que los


agentes económicos desperdicien la información disponible por lo que sus
pronósticos se hacen usando toda la información relevante disponible en el
momento que se hace el pronóstico.

La curva de oferta agregada de Lucas

En el corto plazo, un aumento del nivel de precios, conocido por los empresarios
pero no por los trabajadores, lleva a un aumento del nivel de producción
ofrecido.

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La curva de Phillips a largo plazo y la teoría de las
expectativas racionales
Surge para explicar situaciones como la de estanflación. La última teoría,
también conocida como la de tasa natural de desempleo distinguía entre una
Curva de Phillips a corto plazo y otra a largo plazo.

Tasa de inflación Curva de Phillips a largo plazo

B C
Nueva Curva de Phillips de corto
plazo
A

Curva de Phillips de corto plazo


original

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El equilibrio General

Dado que precios y salario son totalmente flexibles a largo plazo se tiende al
pleno empleo. A largo plazo, cuando se tenga toda la información, las
expectativas no pueden ser equivocadas, por lo que el nivel de precios esperado
sería igual al nivel de precios efectivo, igualándose el nivel de producción al de
pleno empleo y la tasa de desempleo igual a la tasa natural de desempleo.

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Teoría Neoclásica

Esta teoría resalta las funciones que realiza el administrador o gerente de la


organización para cumplir con los objetivos y metas que se tiene en el ente
económico:
 Planificación
 Organización
 Dirección
 Control
Planificación

Control Organización

Dirección

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CONTROVERSIA SOBRE LOS APORTES DE
THOMAS SARGENT
Cuando esta teoría fue formulada entre los sesenta (Muth 1961) y setenta (Lucas 1972;y
Sargent y Wallace 1975), los debates en la macroeconomía giraban en torno a la
efectividad de la política económica en el marco del keynesianismo de ese entonces (que
se fundamentaba en el modelo IS-LM de la síntesis neoclásica) y que era liderado por los
monetaristas. Uno de los principales focos de crítica fue la curva de Phillips tradicional (ver
Phillips 1958; Samuelson y Solow 1960) que suponía una relación estable entre inflación y
desempleo que los formuladores de política podrían explotar eligiendo la combinación que
consideraran adecuada en cada caso. Los monetaristas, basados en la incorporación de
las expectativas en los modelos macroeconómicos, mostraban que los agentes ajustaban
su comportamiento gradualmente (expectativas adaptativas) y la curva de Phillips tomaba
así una forma vertical en la que cualquier intento por reducir el desempleo en el largo plazo
terminaba por aumentar la inflación, pero no así el empleo.

Sin embargo, la crítica de los monetaristas tenía un problema: bajo escenarios de


aceleración de la inflación (incluso si la aceleración era constante), las expectativas
adaptativas implicaban que los errores serían sistemáticos. Los agentes, si bien corregían
sus decisiones, nunca lo hacían lo suficiente para dejar de cometerlos. En este marco
teórico resultaba que la herramienta adoptada – las expectativas adaptativas – era
inadecuada. La propuesta de las expectativas racionales de los nuevos clásicos – como se
conoció la corriente liderada por Lucas y Sargent –, soluciona este problema pues los
agentes conocen esta información. De esta forma, la teoría de los nuevos clásicos fue
capaz de ofrecer una explicación de la estanflación (estancamiento del crecimiento y
aceleración de la inflación) y de este logro derivó su difusión, auge y prestigio.
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CONTROVERSIA SOBRE LOS APORTES DE
THOMAS SARGENT
La crítica a la curva de Phillips tuvo alcances significativos sobre la teoría
macroeconómica: si la política económica modificaba los comportamientos de los
individuos y de este comportamiento dependía la efectividad de la política, entonces era
necesario que se comprendiera cómo se afectaba la conducta individual. Esto implicó una
tendencia hacia la microfundamentación de la macroeconomía que derivó en el uso de
modelos walrasianos y de teoría de juegos para comprender la política económica. En
parte, este cambio de la teoría macro fue una de las razones por las que Sargent y Sims
fueron homenajeados con el Premio Nobel: toda la macro de la corriente dominante es
microfundamentada hoy en día y es casi impensable la publicación de artículos en las
revistas más prestigiosas de la disciplina sin incorporar funciones que representen la
decisión de los agentes consumidores y productores.

Otro de los grandes logros de la teoría de Sargent provino de la apertura de líneas de


investigación sobre la posibilidad de estabilización de la economía a partir de políticas de
los gobiernos y sobre ciclos reales de negocios (RBC por sus siglas en inglés). No obstante
esta última línea está cada vez más desprestigiada porque ha tenido resultados poco
exitosos en explicar los ciclos de negocios, tanto en términos empíricos como teóricos (a
este respecto Phillipe Aghion afirmó que “RBC fue una pérdida de tiempo” refiriéndose al
progreso en la teoría económica, dejando entrever su descontento con este camino de
investigación.

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CONTROVERSIA SOBRE LOS APORTES DE
THOMAS SARGENT
Ciertamente la teoría de expectativas racionales ha jugado un papel esencial en la historia
del pensamiento macroeconómico y su importancia en el desarrollo de debates y nuevas
investigaciones no puede menospreciarse. En particular, sus análisis sobre la necesidad de
incorporar consideraciones sobre las expectativas de los agentes y la forma como ellos
reaccionan a las políticas públicas ha sido de gran importancia en el progreso de nuestro
conocimiento sobre cómo formularlas y que efectos esperar de ellas. Sin embargo,
tampoco pueden desconocerse sus limitaciones, que son de al menos dos tipos. En primer
lugar, las expectativas racionales son diseñadas para predecir el comportamiento de los
agentes, pero sus supuestos son demasiado exigentes y poco realistas, lo que limita su
alcance predictivo. En segundo lugar, las expectativas racionales, con su énfasis en el
equilibrio y el ajuste automático de los mercados, es incapaz de explicar por qué las
economías requieren de intervenciones estatales, en especial en situaciones de crisis
económicas.

El primero de estos cuestionamientos hace alusión a la controversia sobre la racionalidad y


la racionalidad limitada: los agentes frecuentemente no sólo tienen información limitada y
asimétrica, sino que tiene capacidades limitadas de cálculo y de recolección de
información. En este sentido, H. Simon (1955, 1986) propuso un enfoque alternativo que
permitía crear una teoría más realista de la decisión individual que se oponía radicalmente
a la propuesta de Lucas y Sargent. Estos últimos se defenderían mediante la capacidad
predictiva de sus modelos; sin embargo, el neokeynesianismo de Mankiw, D. Romer,
Akerlof y Stiglitz, entre otros, cuestionaría estos resultados también.

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CONTROVERSIA SOBRE LOS APORTES DE
THOMAS SARGENT
Es justamente el neokeyensianismo el que lideraría la segunda crítica sobre la
capacidad de explicar por qué las economías podrían requerir ayuda del
gobierno para retomar las sendas óptimas de crecimiento de largo plazo y
superar las fases descendentes del ciclo mediante el impulso a la demanda
agregada, regresando al Estado como entidad central en los debates sobre
ciclos económicos. Si las estructuras de mercado se caracterizan por la
competencia monopolística, la información imperfecta y las rigideces
estructurales de precios (incluso bajo decisión óptima de los agentes), entonces
las políticas públicas no necesitan engañar a los individuos para ser.

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“Cualquier reto que se presente en tu
camino es una oportunidad para que
puedas mejorar y además para que así
estés preparado para el futuro”

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