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1.

Isaac aprendió la vida de fe, la vivió y conoció


al Dios vivo

Génesis 22:7-8 “Entonces habló Isaac a Abraham


su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme
aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña;
mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y
respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero
para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.”
Introducción

La mayor evidencia de lo contundente


que es la palabra de Dios con respecto a
las leyes físicas que rigen el universo, es
la ley de la siembra y la cosecha. Toda
acción tiene una reacción; en la vida
matrimonial esto si que se cumple.
2. Un matrimonio se siembra y se cultiva en oración
todos los días
Frente a cualquier circunstancia, cuando hay
necesidad, dolor y enfermedad o cuando hay
alegría, una pareja que cultiva la vida espiritual
será irremediablemente feliz y estará segura.
Génesis 25:21
Nuestras oraciones deben ser en todo tiempo,
efectivas, e implican siempre tener un alma limpia
de rencores.
Santiago 5:13-16
3. En un matrimonio se siembran la ternura y
las caricias, como el delicado contacto físico
de la pareja.

La forma como una pareja se trata en la calle,


dice mucho de su labranza afectiva diaria.

Génesis 26:8
Proverbios 5:15-19
Colosenses 3:19
4. La única semilla que germina, es la semilla que el
Creador da

En las circunstancias difíciles que nos presenta la vida,


solo la verdad de Dios, su palabra inequívoca, nos
indica que hacer, en donde labrar y como hacerlo.
Genesis 26: 1-3;5

La semilla del Padre:


• No desciendas a Egipto
• Habita como forastero en esta tierra
• Oye mi voz y guarda mi precepto
5. La bendición de sembrar la semilla del Padre

Génesis 26: 12-14 “Y sembró Isaac en aquella


tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le
bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue
prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy
poderoso. Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y
mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia.”

La siembra de Isaac fue en todo: su vida espiritual,


su esposa, su obediencia al hacer lo que Dios le
indicó “y el mismo año recogió al ciento por uno”.
6. Nunca se canse de sembrar
El que siembra y recoge al ciento por uno, nunca
se cansa de sembrar, porque sabe que su
bendición no está en la tierra, sino en la
obediencia al Dios de sus padres.
Génesis 26: 23-25 TLA
“De allí, Isaac se fue a otro lugar, que luego sería conocido
como Beerseba. Esa misma noche Dios se le apareció y le dijo:
«Yo soy el Dios de tu padre Abraham, y por él te voy a bendecir
y a aumentar el número de tus descendientes. No tengas miedo,
pues yo te ayudaré en todo». Entonces Isaac hizo allí un altar
para adorar a Dios. En ese mismo lugar plantó su tienda de
campaña, y sus sirvientes abrieron otro pozo.”
7. Quien siembra, también cosecha

Isaac murió en buena vejez y lleno de días; fue el


único patriarca que tuvo un matrimonio estable,
sus hijos, aunque enemistados por un tiempo,
lograron reconciliarse.

Génesis 35:29
“Y exhaló Isaac el espíritu, y murió, y fue recogido
a su pueblo, viejo y lleno de días; y lo sepultaron
Esaú y Jacob sus hijos.”
Aplicación Teoterápica

El matrimonio se nutre de recuerdos que


sembramos todos los días y los atesoramos en el
corazón. Como esposos estamos llamados a
sembrar la preciosa semilla del Padre, no trayendo
al presente heridas del pasado, sino viviendo
ligeros de equipaje y disfrutándolo todo, sabiendo
que en la obediencia a sus mandatos está la más
grande bendición para un hogar.

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