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Leibniz (1664-1716)

Prof. Jacinto Rivera de Rosales


Historia de la Filosofía Moderna
Esquema

• Nivel lógico
1. El principio de identidad y de no contradicción. Razón y realidad
2. El concepto. La verdad como no contradicción
3. El juicio (y silogismo). La verdad como identidad
4. El principio de razón suficiente

• Nivel ontológico
5. La mónada. Logicismo e innatismo
6. La armonía preestablecida
7. Verdad y realidad del mundo sensible
1. El principio de identidad y de no contradicción

• Los dos grandes principios del pensar y de la realidad


– “Nuestros razonamientos están fundados en dos grandes principios, el de la contradicción en virtud del
cual juzgamos falso lo que encierra contradicción, y verdadero lo que es opuesto a lo falso o es
contradictorio con lo falso. Y el de la razón suficiente...” (Monadología §§ 31-32)

• El principio de contradicción y de identidad es el mismo


– A = A (identidad), A ≠ -A (no contradicción
• El carácter lógico (pensar) y ontológico (realidad) del principio
– “Todo lo que implica contradicción es imposible, y todo lo que no implica contradicción es posible” (T §
173)
• ¿Tiene fundamento?
• Válido también para Dios
– contra el voluntarismo de Duns Scoto, Ockam, Descartes y Pierre Bayle
– “las verdades necesarias están fundadas en el principio de contradicción y en la posibilidad o
imposibilidad de las esencias mismas, sin depender en ello de la voluntad libre de Dios o de las
creaturas” (Discurso de metafísica, § 13). –“Dichosa necesidad” que “no es otra cosa que la propia
naturaleza de Dios, su propio entendimiento” (T, § 191).
2. El concepto. La verdad como no contradicción

• Un criterio lógico objetivo de verdad frente al de evidencia (Descartes)


– “La regla general que algunos establecen como un principio de las ciencias, quicquid clare
distincteque percipio est verum, es sin duda muy defectuoso, como Vd. lo ha reconocido: pues es
necesario tener señales de lo que es claro y distinto. Si no, es autorizar las visiones de las gentes que
se pavonean y que nos citan en todo momento sus ideas” (carta a Foucher, 1686)

• ¿Cómo saber que una idea no encierra en sí contradicción?


– “(…) cuando la posibilidad no se prueba sino por la experiencia (…) la definición es sólo real y nada
más, pero cuando la prueba de la posibilidad se hace a priori, la definición es además real y causal,
como cuando contienen la generación posible de la cosa; y cuando ella lleva el análisis hasta el final,
hasta las nociones primitivas, sin suponer nada que tenga necesidad de prueba a priori de su
posibilidad, la definición es perfecta o esencial” (Discurso de Metafísica § 24).

• Las ideas o nociones simples, primitivas, fundamentales


3. El juicio (y silogismo). La verdad como identidad

• El in-esse
– “Veía que era común a toda proposición verdadera afirmativa, universal,o singular, necesaria o
contingente, que el predicado estuviera contenido en el sujeto, o que la noción del predicado
estuviera englobada de alguna manera en la noción del sujeto; y que esto era un principio de
infalibilidad, en toda clase de verdad, en aquél que conoce todo a priori” (Sobre la libertad, § 5)
• Tipos de verdad y de conocimiento
– Verdades primitivas verdades de razón o idénticas: afirmativas y negativas
verdades de hecho: pienso, luego existo
– Verdades derivadas: de razón, de hecho
– La opinión: conocimiento verosímil, con grados de probabilidad, casi todo el conocimiento histórico.
– El conocimiento sensitivo: la existencia de los seres particulares fuera de nosotros
• Verdades de hecho y verdades de razón
– “Hay también [además de los grandes principios, el de contradicción y el de razón suficiente] dos
clases de verdades, las de razón y las de hecho. Las verdades de razón son necesarias y su opuesto es
imposible, y las de hecho son contingentes y su opuesto es posible. Cuando una verdad es necesaria,
se puede encontrar su razón por el análisis, resolviéndola en ideas y en verdades más simples hasta
que se llegue a las primitivas” (Monadología § 33)
4. El principio de razón suficiente
• “raison suffisante”, “raison determinante”, “der Satz vom Grund(e)”
– “(...) el principio de razón suficiente: es que nada sucede, sin que haya una razón de por qué esto es así más bien
que de otra manera” (a Clarke II, 1). “(…) el otro principio es el de la razón determinante, a saber, que no sucede
nada sin que haya una causa o al menos una razón determinante, es decir, algo que pueda servir para dar razón a
priori de por qué esto existe y no sucede que no exista, y de por qué es así y no de otra manera” (Teodicea I, §
44). “Y el [principio] de razón suficiente, en virtud del cual consideramos que ningún hecho podría ser verdadero
o existente, ninguna enunciación verdadera, sin que haya una razón suficiente de por qué es así y no de otra
manera, aunque estas razones en la mayoría de las veces no puedan ser conocidas por nosotros” (Monadología §
32)
• Las tres aplicaciones del principio
– Como principio de la esencia real y de la existencia, de las enunciaciones, de las acciones: “Dios escoge siempre lo
mejor (...) la elección es libre e independiente de la necesidad, porque se hace entre varios posibles y la voluntad
no se encuentra determinada sino por la bondad prevalente del objeto (...) sería un gran defecto, o más bien un
absurdo manifiesto, si fuera de otra manera, incluso entre los hombres aquí abajo [en este mundo]. De esto no se
encontrará jamás ningún ejemplo, y cuando se toma una decisión por capricho, para mostrar su libertad, el placer
o el beneficio que se cree encontrar en esta afección es una de las razones que llevan a ello” (Teodicea I, § 45)
• El mejor de los mundos posibles
– “Entre una infinidad de mundos posibles existe el mejor de todos, si no Dios no se hubiera determinado a crear
ninguno” (Teodicea III, § 416). “Pues todos los posibles pretendiendo a la existencia en el entendimiento de Dios
proporcionalmente a sus perfecciones, el resultado de todas estas pretensiones debe ser el mundo actual el más
perfecto posible. Y sin esto no sería posible dar razón de por qué las cosas han ocurrido mas bien así que de otra
manera” (Principios de la naturaleza y de la gracia, § 10).
5. La mónada (1). Sus fundamentos

• Las razones para el establecimiento de la mónada


– 1. La insustancialidad de lo extenso y la primacía de lo simple
• “(...) si no hubiera en absoluto verdaderas unidades substanciales, no habría nada de substancial
ni de real en la colección (...) Pero los átomos de materia son (...) todavía compuestos de partes
(...) sólo los átomos de substancias, es decir las unidades reales y absolutamente destituidas de
partes, que sean las fuentes de las acciones y los primeros principios absolutos de la
composición de las cosas, y como los últimos elementos del análisis de las cosas substanciales.
Se les podría llamar puntos metafísicos; son algo vital y una especie de percepción (...); y sin
ellos no habría nada real, puesto que sin verdaderas unidades, no habría en absoluto multitud”
(Sistema nuevo de la naturaleza § 11).
• “Yo encontré entonces que su naturaleza consiste en la fuerza y que de esto se sigue algo de
analógico al sentimiento y el apetito; y que por tanto sería necesario concebirles a imitación de
la noción que tenemos de alma” (Sistema nuevo de la naturaleza § 3).
– 2. Por la teoría analítica de la verdad del concepto y del juicio como in-esse.
• Todo lo que le ocurre a una substancia individual es el despliegue de la noción que Dios tiene de
ella.
• Las mónadas carecen de ventanas.
• Consecuencias: el solipsismo, la libertad como espontaneidad, la indestructibilidad de la
mónada, los indiscernibles.
5. La mónada (2). Su constitución
• Las clases de mónadas y sus elementos constitutivos
– Los tres modos del cogitans: apercepción, percepción y apetito
• “Por tanto hay que hacer la distinción entre la percepción que es el estado interior de la monada
representando las cosas externas, y la apercepción que es la conciencia, o el conocimiento reflexivo de este
estado interior, la cual no es concebida a todas las almas [sólo a las reflexivas o racionales], ni siempre a una
misma alma [sueño, desvanecimiento]. Y es a falta de esta distinción que los cartesianos se han equivocado,
teniendo por nada las percepciones que no son apercibidas (...) que sólo los espíritus son mónadas, que no
hay almas de (las) bestias, y menos aún [que existan] otros principios de vida” ( Principios de la naturaleza y de
la gracia § 4).
• Las pequeñas percepciones son “percepciones en nosotros, pero sin apercepción y sin reflexión, es decir
cambios en el alma misma de los que nos apercibimos, porque las impresiones son o muy pequeñas o
demasiadas o muy unidas (...) [de modo que ellas] no son lo suficientemente fuertes como para atraer
nuestra atención y nuestra memoria, vertida en objetos más ocupantes” (Nuevos ensayos, Prefacio).
• “Y las percepciones en la mónada nacen las unas de las otras por las leyes de los apetitos o de las causas
finales del bien y del mal (...), como los cambios de los cuerpos y los fenómenos de fuera nacen los unos de
los otros por las leyes de las causas eficientes, es decir de los movimientos” ( Principios de la naturaleza y de la
gracia § 3).
– Las tres clases de mónadas: Dios, el hombre y el mundo.
– Innatismo : “(...) nada podríamos aprender de lo cual no tengamos ya en el espíritu la idea que es como la
materia de la cual este pensamiento se forma. Es lo que Platón ha considerado tan excelentemente cuando hizo
resaltar su reminiscencia que es tan sólida, si se la entiende bien, si se la expurga del error de la preexistencia y si
no se piensa que el alma debe haber ya sabido y pensado distintamente en otro tiempo lo que ella aprende y
piensa ahora” (Discurso de metafísica § 4).
6. La armonía preestablecida

• Ni influjo físico ni ocasionalismo, sino armonía preestablecida


– “Estando pues obligado a acordar que no es posible que el alma, o cualquier otra verdadera substancia pueda recibir algo
de fuera, si no es por la omnipotencia divina, fui conducido insensiblemente a un sentimiento que me sorprendió, pero que
parece inevitable, y que en efecto tiene muy grandes ventajas y bellezas muy considerables. Es necesario pues decir que
Dios ha creado en primer lugar el alma y toda otra unidad real, de tal manera que todo le debe nacer de su propio fondo
por una perfecta espontaneidad por lo que se refiere a ella misma y sin embargo con una perfecta conformidad con las
cosas del exterior. Y que así nuestros sentimientos interiores (es decir que están en el alma misma y no en el cerebro ni en
las partes sutiles del cuerpo), no siendo sino fenómenos conformes a los seres externos, o bien apariencias verdaderas y
como sueños bien regulados, es necesario que estas percepciones internas en el alma misma le sucedan por su propia
constitución original, es decir por la naturaleza representativa (capaz de expresar los seres de fuera en relación a sus
órganos) que le ha sido dada desde su creación y que constituye su carácter individual. Y es lo que hace que cada una de
estas substancias representando exactamente todo el universo a su manera y según un cierto punto de vista, y las
percepciones o expresiones de las cosas externas sucediendo al alma en el momento oportuno en virtud de sus propias
leyes, como en un mundo aparte y como si no existiera otra cosa que Dios y ella (...) habrá un perfecto acuerdo entre todas
estas substancias que hace el mismo efecto que se tendría como si ellas comunicasen conjuntamente por una transmisión
de especies o de cualidades como los filósofos vulgares se imaginan” (Sistema nuevo § 14).
• La unión del alma y del cuerpo
– “Hay substancias simples por todas partes, separadas efectivamente las unas de las otras por acciones propias que
cambian continuamente sus relaciones; y cada substancia simple o mónada distinguida [el alma], que hace de centro
de una substancia compuesta (como por ejemplo de un animal), y de principio de su unidad, está rodeada de una
masa compuesta por una infinidad de otras mónadas que constituyen el cuerpo propio de esta mónada central
según las afecciones del cual ella representa, como en una especie de centro, las cosas que están fuera de ella”
(Principios de la naturaleza y de la gracia § 3).
7. Verdad y realidad del mundo sensible
• El perspectivismo
– “Esta relación o este acuerdo de todas las cosas creadas a cada una y de cada una a todas las otras, hace que cada
substancia simple tenga relaciones que expresan todas las demás, y que ella es por consiguiente un espejo viviente
perpetuo del universo. Y como una misma ciudad mirada de diferentes lados parece otra distinta, es como
multiplicada en perspectivas, de igual modo sucede que por la multitud infinita de substancias simples, hay como
tantos diferentes universos, que no son sin embargo sino las perspectivas de uno sólo según los diferentes puntos
de vista de cada mónada” (Monadología § 56 y 57).
• El gran teatro del mundo
– “Los agregados, en sí mismos considerados, no son más que fenómenos, porque todo, excepto las mónadas
componentes, es añadido solamente por la percepción y a partir del hecho de ser simultáneamente percibido”
(carta a des Bosses, 29 de mayo de 1716).
• El fenómeno bien fundado
– “(...) yo creo que el verdadero criterio en materia de los objetos de los sentidos es la trabazón (liaison) de los
fenómenos, es decir la conexión de lo que pasa en diferentes lugares y tiempos, y en la experiencia de los
diferentes hombres, que son ellos mismos los unos para los otros fenómenos muy importantes sobre este artículo.
Y esta trabazón de los fenómenos, que garantiza las verdades de hecho en relación a las cosas sensibles fuera de
nosotros, se verifica por medio de las verdades de razón, como las apariencias de la óptica se calaran por la
geometría. Sin embargo hay que confesar que toda esta certeza no es del supremo grado, como Vd. [Locke] ha
reconocido. Pues no es imposible, metafísicamente hablando, que sea un sueño seguido y durable como la vida de
un hombre; pero es una cosa tan contradictoria a la razón como podría ser la ficción de un libro que se formara por
el azar tirando sin ton ni son las letras de imprenta. Por lo demás es verdad que con tal de que los fenómenos
estén ligados, no importa que se les llame sueños o no, puesto que la experiencia muestra que no se equivoca uno
en las medidas que se toma sobre los fenómenos cuando ellas son tomadas según las verdades de razón” ( Nuevos
ensayos IV, cap. 4, § 5).

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