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ASIGNATURA: LA APOCALÍPTICA BIBLICA

TEMA VII: EL APOCALIPSIS Y LA APOCALIPTICA


OBJETIVOS EDUCATIVOS:
 
1. Estudiar el contenido literario y
teológico del Apocalipsis y su
relación con la apocalíptica del N.T.
2. Establecer el significado de
algunos símbolos apocalípticos del
N.T.
JUAN DE PATMOS HABLA DEL FUTURO, PERO DESDE
SU PRESENTE Y PARA SU PRESENTE
• Es cierto que el Apocalipsis anuncia muchas cosas venideras
que se extienden hasta el mismo fin del mundo. Habla de
algunas cosas futuras que Juan no parece concebir como de su
propia época, como por ejemplo una confrontación final que
se llama Armagedón, la venida del Hijo del hombre, el juicio
final y la nueva creación. Negar todos esos elementos de
escatología futura sería negar el claro mensaje bíblico del libro.
• Pero también es cierto que esas enseñanzas futuras, por muy
importantes que sean, no agotan el mensaje del Apocalipsis.
De hecho, ni siquiera constituyen el mensaje central del libro.
Si analizamos el Apocalipsis cuidadosamente, sin presupuestos
que no surgen del texto mismo, descubriremos que la principal
concentración del libro se enfoca sobre la situación inmediata
en que las congregaciones se hallan inmersas. En ningún
momento deja atrás la realidad socióhistórica de su época.
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• En primer lugar, todo el libro del Apocalipsis es un mensaje directo
para sus primeros lectores. En segundo lugar, Juan describe aun
los acontecimientos futuros en los términos inmediatos de la vida
de sus contemporáneos. Nunca les hace entender que está
vaticinando cosas que ellos no podrían comprender tales como
aviones, bombas y cohetes, computadoras, petróleo o explosiones
atómicas. Les habla claramente de temas y objetos que entienden,
aun cuando describe realidades venideras.
• Interpretar el Apocalipsis en términos de cosas que ni Juan ni sus
lectores hubieran entendido, y que tampoco señalan las palabras
del texto, es caer en un grave anacronismo. ¿Cómo podría Juan al
escribir acerca del "666" estar pensando en una computadora
cuando ni siquiera conocía la electricidad? ¿Algo de lo que el
Espíritu reveló a Juan podría sugerirle la idea de una
computadora? Recordando que Juan y sus lectores creían
entender el mensaje del libro, ¿el Espíritu no se burlaría de ellos y
de casi diecinueve siglos de lectores cristianos, si les hablara de
una computadora de la cual no tenían la menor idea?
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• Para concluir: interpretar el Apocalipsis
como si todo se hubiera cumplido en el
siglo I sería perder toda su proyección
futura y en efecto negar las Escrituras.
• Pero interpretar cualquier detalle del
Apocalipsis como si sólo se relacionara
con nuestro siglo y no tuviera ningún
mensaje para sus primeros lectores de
fines del siglo I, es la peor forma de
estudiarlo y también contradice la
Palabra de Dios.
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SU TEOLOGIA DE LA HISTORIA
• Debe tenerse en cuenta también la teología de la historia que aparece
en los escritos apocalípticos. Al contemplar la historia pasada y
presente a la luz del futuro, la literatura apocalíptica alcanza una visión
de la historia como totalidad, como también del sentido, unidad y meta
del proceso histórico. A veces el uso de la seudonimia ayudó a enfocar
la historia globalmente, a menudo con una periodización que en
ciertos aspectos anticipó modernos métodos historiográficos.
• Los autores apocalípticos veían en las luchas de su época histórica
(desde Antíoco Epífanes y los macabeos hasta Domiciano y Juan de
Palmos) el drama cósmico del conflicto entre Dios y Satanás. Percibían
esta interpretación conflictiva del proceso histórico como una
dialéctica de "superpotencias" que luchan por el dominio de la historia.
• A veces su conciencia de pueblo de Dios como una realidad a la vez
presente y futura (histórica y escatológica; el "ya“ y el "todavía no") les
dio elementos de una ética sociopolítica; en otros casos, su fuerte
pesimismo y su énfasis unilateral en el juicio futuro los condujo a una
pasividad resignada ante los problemas del presente.
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• Aunque el Apocalipsis de Juan posee muchas
características de la literatura apocalíptica y su título (1:1)
dio nombre a todo el género, tiene importantes diferencias
respecto a esa literatura.
• No pretende ser la obra de ningún héroe antiguo sino que
identifica a su autor, obviamente bien conocido entre los
lectores. Se dirige a siete congregaciones específicas y les
envía sendas cartas pastorales.
• El libro mismo tiene forma de epístola y se identifica como
profecía (1:3; 22:7, 10, 18s.; cf. 10:11). No propone una
fuga de la historia sino dirige un mensaje fuertemente
ético a sus lectores, llamándolos a la desobediencia civil y
la denuncia profética contra el Imperio Romano.
• Dentro de la literatura apocalíptica, el Apocalipsis es el
ejemplo más enfáticamente pastoral y ético
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SUGERENCIAS PRÁCTICAS
PARA INTERPRETAR BIEN EL APOCALIPSIS
• Interpretar el Apocalipsis exegéticamente
• Buscaremos descubrir lo mejor que podamos lo que
entendían el autor inspirado y sus lectores originales. Así
evitaremos toda especulación que vaya más allá del texto. La
consigna será: el texto, todo el texto y sólo el texto. Eso
significa ser fiel a lo que está escrito, sin añadirle ni quitarle
nada (Ap 22:18-19), sino más bien tratar de entenderlo en
sus propios términos y contexto.
• Todo eso parece obvio, pero en la interpretación del
Apocalipsis suele dejárselo de lado. Y lo peor es que quienes
lo estudian no se dan cuenta de que van por mal camino: la
mayoría de las veces, creyendo que están interpretando el
libro "bíblicamente", de hecho actúan contra una exégesis
sana.
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• Interpretar el Apocalipsis históricamente
• El conocido refrán "un texto fuera de su contexto es un
pretexto" se aplica no sólo al contexto literario de un pasaje
(los versículos que lo preceden y siguen) sino también al
contexto histórico del libro y del pasaje. Bien ha dicho G. B.
Caird: "Lo que se nos exige es volvernos historiadores."
• Con una imaginación histórica bien informada y empática ,
dice Caird, tenemos que "entrar en la experiencia de una
generación pasada e infundirle vida para que llegue a revelar
su significado para nuestro propio tiempo."
• En esa tarea de empatía histórica tenemos serias
desventajas. Los primeros lectores conocían personalmente
al autor, pues era su pastor. Conocían su personalidad y su
manera de hablar. Pero hoy tenemos que inferir tanto la
identidad del autor como- la fecha y las circunstancias en que
escribe, para tratar de interpretar el libro en su contexto.
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• Interpretar e! Apocalipsis cristocéntricamente
• Jesucristo es el personaje central de todo el libro; el tema
central de todo el Apocalipsis es: Cristo es el Señor. Pero Jesús
es muchas veces el personaje olvidado en el Apocalipsis. A
menudo se presta más atención al dragón que al Cordero. Una
lectura "bestiacéntrica" del Apocalipsis jamás podrá edificar
nuestra fe ni alimentar nuestra esperanza, como era el
propósito de este libro para sus lectores.
• Ningún tema es más central y enfático en el Apocalipsis que el
señorío de Cristo. Todo en este libro está subordinado a él.
Pero Cristo aparece rodeado de una profusión tan abundante
de imágenes, sujetos y símbolos, que corremos el peligro de
perder la visión de Jesús y clavar la mirada en tanta otra cosa
secundaria. Para interpretar bien el libro necesitaremos en
todo momento una mente sujeta a la cautividad de Cristo y
una imaginación rigurosamente disciplinada para no ver nada
"sino a Jesucristo, y éste crucificado".
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• Interpretar el Apocalipsis imaginativamente
• Puesto que la mayor parte del libro consiste en visiones
típicas del género apocalíptico, debemos leerlo con los ojos
de la imaginación, viendo por la fe los cuadros que el texto
nos dibuja y dejando que ellos digan su mensaje.
• Cristo le mandó a Juan escribir lo que había visto, para que
nosotros también lo veamos. El Apocalipsis es un libro para
los que tienen ojos para ver.
• Como señalamos anteriormente, el libro del Apocalipsis
apela constantemente a nuestros sentidos de percepción: la
vista (candeleras de oro, tronos, joyas, animales, ¡hasta una
ramera voluptuosa!), los oídos (trompetas, truenos, arpas,
flauta, cataratas impetuosas), el olfato (perfumes, azufre), el
tacto (la mano del Señor sobre la cabeza de Juan; el Cordero
toma el libro, Juan toma el librito) y el gusto (un libro
agridulce, agua de vida, frutos de cada
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• En el caso del Apocalipsis es importante
distinguir dos niveles de interpretación: lo
exegético (lo que el texto dice, el cuadro que
las palabras dibujan) y lo estético (la manera
personal de "leer" los cuadros y responder a
su impacto).
• Pero también la interpretación estética e
intuitiva tiene que ser fiel al texto, al cuadro
que Juan pintó.
• Y será siempre crucial no confundir los dos
niveles ni confundir legítimas respuestas
estéticas con un análisis exegético objetivo.

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• Interpretar el Apocalipsis pastoralmente
• Juan de Patmos era pastor de corazón: escribía para orientar a las
congregaciones y fortalecerlas en tiempos de prueba y peligro. Se
distingue de los demás autores apocalípticos por su decisiva orientación
pastoral. En contraste con ellos, se identifica explícitamente, se dirige a un
circuito de congregaciones específicas, y aun "interrumpe" sus visiones
para transmitir siete cartas pastorales a las comunidades. El Jesús que se le
aparece se caracteriza por ser el "gran Pastor de las ovejas" (He 13:20), y
Juan mismo comparte ese tierno y sensible corazón de su Maestro.
• El libro del Apocalipsis puede enseñarnos mucho sobre una pastoral de
acompañamiento y de crisis. Desde la antigüedad ha servido
poderosamente para fortalecer a los que confrontaban peligro y
persecución. Así, por ejemplo, su lectura en la cárcel sostenía la fe de los
mártires de Lyon (177-178 a.C.) (cf. García Cordero, 1962:20). Por otra
parte, sólo una perspectiva consecuentemente pastoral nos permitirá
entender el mensaje del libro.
• El Apocalipsis es una lectura para mártires, no primordialmente para
"expertos en profecía". Nace de una. intención profundamente pastoral, y
sólo si compartimos esa intención podremos compartir también su gozo,
esperanza y osada tenacidad.
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• Interpretar el Apocalipsis prácticamente
• Es necesario interpretar el último libro de la Biblia desde una
perspectiva radical e integralmente ética. Toda la enseñanza
del libro pretendía orientar la conducta de los fíeles en medio
de circunstancias muy difíciles y conflictivas.
• Juan insiste en que la bienaventuranza del libro será
precisamente para los que llevan a la práctica consecuente el
mensaje profético con todas sus exigencias éticas.
• Se hará evidente en el análisis del texto que esta práctica del
mensaje profético no se limita a la esfera de la moral personal y
privada. Juan tiene mucho que decir también sobre la justicia
social y económica, y sobre la postura que han de asumir los
seguidores del Cordero ante su mundo.
• Su enfoque es contextual, frente a las realidades
contemporáneas del Imperio Romano. Plantea a los fíeles una
ética evangélica integral, con especial énfasis en la fidelidad
histórica
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en la crisis de su Lic.
sociedad.
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• Juan Stam. APOCALIPSIS. TOMO 1
• Capítulos 1 al 5. Introducción y comentario
• Argentina: Ediciones Kairós, 1999.

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EL SENTIDO ORIGINAL DEL APOCALIPSIS
• Uno de los libros bíblicos que más interés ha suscitado y suscita es el
Apocalipsis; el misterio que envuelve su mensaje, la forma literaria tan
peculiar con la que escribe el autor y, especialmente, su contenido
simbólico, han sido objeto de múltiples interpretaciones a lo largo de la
historia. Ya, desde estas primeras líneas, conviene apuntar que nos
encontramos ante un libro interpretado por algunos grupos a golpe de
acontecimiento histórico.
• Su naturaleza reveladora, anunciada desde las primeras palabras de texto
con la expresión «lo que tiene que suceder pronto» (Ap 1,1), ha alimentado
en el tiempo el deseo de intérpretes y lectores por escudriñar el contenido
misterioso del libro conduciendo a las más insospechadas lecturas.
• Si, como veremos, el género apocalíptico acompaña la historia en sus
momentos más críticos, abriendo horizontes de transformación, podemos
concluir que también la interpretación de la simbólica de la obra ha sido
desvelada a golpe de crisis. Y es que el simbolismo apocalíptico esconde
una realidad social (Adela Yarbro Collins, «The Revelation of John», p. 4).
• Por ello, los momentos críticos de la historia han marcado de contenido y
literatura los símbolos que colorean el texto.
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• En definitiva, estos últimos análisis contemplan una situación
general de crisis que no tiene un único origen sino que, desde el
punto de vista sociológico, adquiere, al menos, cuatro
expresiones concretas de diversa índole:

• a) el ambiente que rodea a las iglesias nos habla de problemas con la


sinagoga;
• b) las dificultades que encontraron los grupos cristianos para vivir en
sociedades paganas;
• c) una notable hostilidad hacia Roma, y
• d) las tensiones entre ricos y pobres propias de una sociedad desigual
que también tienen repercusión en los grupos cristianos.

• Entre los diferentes autores, la estudiosa Adela Yarbro presenta


dos claves, crisis y catarsis, como dimensiones que, revestidas de
imágenes, ayudan al grupo eclesial a ponerse en actitud de
discernimiento de su peculiar momento y cuya funcionalidad es
generar en él una reacción. Todo ello leído e interpretado en un
ambiente
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• Así pues, con visos de certeza, podemos afirmar que el
Apocalipsis cristiano muestra el momento histórico de
una comunidad que tiene la fisonomía de un grupo
perseguido por las autoridades romanas y judías.
• Entendiendo persecución en sentido amplio, es decir,
como hostilidad a una forma de ver la realidad. Por ello,
parece oportuno sostener que el libro está
originariamente destinado a consolar y acompañar la
vida de dichos grupos.
• Pero sería injusto limitar la finalidad de la obra a la
consolación del grupo creyente ya que, el Apocalipsis
tiene un propósito revulsivo, quizá tratando de denunciar
una acomodación de los creyentes al ambiente, una
especie de llamada a las conciencias a despertar, y crear
espacios de resistencia y de capacidad de reacción ante
la opresión.
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