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I. ASPECTOS PRELIMINALES
• La cuestión de la filosofía latinoamericana se
decide, pues, según sea el horizonte cultural desde
donde se formule. Puede hacerse desde una
perspectiva eurocéntrica, y en ese caso se trata de
un capítulo de la filosofía sin más, o desde
perspectivas más centradas en la autenticidad de
Latinoamérica.
• Hay, por tanto, que preguntarse desde dónde se
filosofa. Esto implica rechazar el eurocentrismo
para encontrar lo que está fuera de sus categorías,
y filosofar desde lo ajeno, lo otro, lo bárbaro.
• En esta situación tan compleja se plantea la pregunta
por específicidad de Latinoamérica, dando lugar a
diversas respuestas, de las que entresaca las dos más
importantes: la universalista y la culturalista.
• La visión universalista excluye de raíz cualquier
reconocimiento que no inspiración europea,
mientras que culturalista es la que defiende una
filosofía específica latinoamericana, que si aún no es
suficientemente autónoma lo será en el futuro, en la
medida en que se consiga una liberación cultural,
puesto que la condición de posibilidad de una
filosofía es la posesión de una cultura autónoma y
específica.
• Para la gran mayoría de autores, se habrían dado dos
momentos claves en relación a esta conciencia
latinoamericana, momentos en los que la cuestión de la
identidad de lo latinoamericano:
A. La primera fue a mitad del s. XIX, momento en que se
logra la independencia política de España: se trata
entonces de conseguir la autonomía o autoctonía cultural,
entendida como un doble movimiento, despegue de la
cultura hispánica y acercamiento a la de Francia e
Inglaterra. Pero este cambio de referencia cultural, en vez
de lograr una auténtica independencia, sólo conseguirá
una segunda invasión cultural de LA. De ese modo, se
cambia de referencia cultural, pero no se sale del
eurocentrismo. Las figuras de este período son dos son
Sarmiento y Alberdi.
• B. El segundo momento clave en que se vuelve a plantear
la cuestión de la filosofía auténtica de LA se da entre la
década de los sesenta y setenta, en el momento en que
surge la filosofía de la liberación (FL).
• Los precursores de esta filosofía fueron los escritos de
Augusto Salazar Bondy, ¿Existe una filosofía de nuestra
América?, y de Leopoldo Zea, Filosofía americana como
filosofía sin más. Pero los momentos y circunstancias en
que se gesta este movimiento filosófico son los diversos
Congresos de filosofía de un grupo filósofos jóvenes
argentinos, entre los que hay que destacar a Enrique
Dussel, Juan Carlos Scannone, que se plantearon la
necesidad de filosofar no desde los parámetros
tradicionales de Europa, sino desde el propio ser y
circunstancias de Latinoamérica.
• La propuesta de Dussel, quien proyecta la identidad de lo
americano en clave filosófico-política, y esta búsqueda se
emprende cuando se encuentra conla historia trágica, un
pueblo sometido y dependiente, y necesitado de liberación. Ya
que en su encuentro con Europa, el pueblo americano no fue
reconocido como otro dialogante, en clave de igualdad, sino
que su palabra y su personalidad fueron sometidas por la
totalidad dominante europea.
• Esta situación de opresión sitúa al pueblo americano en una
situación favorable y privilegiada dentro de la historia de la
humanidad, puesto que la perspectiva del pobre y del oprimido
es la óptica más adecuada para hacer un juicio sobre la realidad
y comenzar desde ahí un proceso de liberación. De ahí que la
filosofía auténtica es la filosofía de la liberación, en la medida
en que toma conciencia de la opresión de una gran parte de la
humanidad, y se convierte en el momento teórico y crítico que
acompaña al proceso universal de liberación.
• Podría decirse que la mayor originalidad del
pensamiento latinoamericano se da con la
aparición de la «filosofía de la liberación»,
aunque también en este caso se advierten
numerosas influencias de autores europeos en
las diversas corrientes existentes dentro de los
filósofos de la liberación. Es el caso de Lévinas
en Dussel, Scanonne y Ardiles; de Marx, en la
corriente crítica representada por Cerutti y
Santos; o de Zubiri, en el caso de Ignacio
Ellacuría y sus discípulos
• Para que una filosofía sea liberadora, tiene que ejercer, dos
funciones: crítica y creadora. Una filosofía crítica tiene que
ejercer la tarea de desenmascarar todo tipo de ideología y la
ideologización que realiza. Una filosofía creadora, que no
quede en criticar lo negativo del enmascaramiento ideológico,
sino de proponer positivamente una teoría correcta sobre la
realidad.
• De alguna manera, la función crítica presupone ya un momento
positivo, propositivo, desde el que se hace la crítica. Y este
momento positivo no es meramente una propuesta teórica, sino
también implica una relación directa con la praxis de
transformación de la realidad. La filosofía para realizar esa
misión, tiene que tener bien claro de qué hay que liberarse, el
modo de hacerlo, y la meta hacia la que hay que orientar la
liberación. Y estos tres aspectos hay que verlos en su
concreción histórica. No hay ejercicio liberador en abstracto y
en un ámbito ahistórico .
II. PERIODOS DE LA FILOSOFIA LATINOAMERICANA
1. La primera época de esta historia está constituida por la época
prehispana o precolombina. Aunque no se da en esta época un
auténtico pensamiento filosófico; a lo más, la presencia de un
talante prefilosófico en algunas culturas, como la náhuatl. Por
tanto, más que filosofía, tendremos que referirnos a una cierta
sabiduría, reflejada tanto en sus escritos mítico-religiosos, como
en algunos textos de sus diferentes sabios.
2. La segunda época está constituida por los tres siglos de
presencia hispana, época de la Colonia, desde 1492 a comienzos
del s. XIX, cuando se produce la emancipación política. Dussel ve
en estos tres siglos tres períodos bastante bien diferenciados:
a) El primer período, que comprende desde 1492 a 1553, estaría
constituido por la teoría política de los vencedores sobre la
conquista. Este pensamiento de legitimación de la conquista se
impone sobre restos del pensamiento simbólico de los «vencidos»
b) En el segundo período (1553-1750), es la
primera «normalización filosófica», y está
caracterizado por la implantación por los
españoles y portugueses de diversas
universidades y otros centros superiores de
cultura, que extienden en la América hispana la
filosofía que se imparte en los centros
universitarios punteros de la Península Ibérica,
especialmente las Universidades de Salamanca,
Alcalá o la de Coímbra. A pesar de ello, la filosofía
escolástica americana no fue una simple
repetición de la europea, sino que gozó de una
cierta originalidad.
• c) El tercer período (1750-1807) es ya más
complicado, puesto que se trata de un
importante momento de transición de la
escolástica a la modernidad. A mitades del s.
XVIII, entra en crisis la filosofía hasta entonces
hegemónica, y comienza a notarse la
influencia de la Ilustración europea y sus
correspondientes aires de modernidad. Estos
aires de libertad ideológica propiciarán, unido
a las circunstancias políticas, la emancipación
de los países que formaron la Colonia.
3. La tercera epoca (1807-1900/1910) se inicia con
la emancipación de las antiguas colonias y llega
hasta el inicio del siglo XX, o la revolución mexicana,
depende de naciones. También dentro de esta etapa
podemos distinguir tres momentos o períodos.
a) El primero está constituido por las primeras
décadas del siglo (1807-1920), momento en que se
advierte el empeño de algunos intelectuales, como
Alberdi, Sarmiento y otros, por conseguir lo que
denominan la «segunda emancipación», o también,
la «emancipación cultural», con lo que se produciría
una auténtica «filosofía americana». Se nota
especialmente la influencia de la Ilustración francesa
e inglesa.
b) El segundo período (1820-1870) surge como reacción al
anterior, al percibirse el fracaso del intento revolucionario
primero de constituir unas repúblicas democráticas, sin
contar con las bases sociales suficientes. Se produce
entonces una «transición liberal», propiciada por los
intereses económicos de los criollos más poderosos, que
atemperan y rebajan los ideales democráticos de los
primeros años de la emancipación.
c) En el tercer período (1870-1900/1910) se da una
hegemonía casi absoluta del positivismo como teoría
filosófica y base ideológica de la nueva burguesía que se
hace con el poder dejado por los españoles. Donde más
claramente se advierte esta conivencia entre positivismo y
poder político es en México, con la dictadura de Porfirio
Díaz, pero algo similar se da en el resto de las nuevas
naciones independientes.
4) La cuarta etapa está constituida por el siglo XX. El cambio de
orientación política y teórica es resultado de varios
acontecimientos significativos: la guerra hispano-norteamericana
de 1898, con la independencia de Cuba y Puerto Rico; el simbólico
libro del uruguayo Enrique Rodó, Ariel (1900), en el que se advierte
un giro cultural del modelo norteamericano a la recuperación de
los valores de la hispanidad; y la revolución mexicana de 1910.
Mientras que durante el s. XX, se produce ya la «segunda
normalización de la filosofía», y tenemos que detenernos con más
lentitud en la descripción de las diferentes generaciones filosóficas,
son las siguientes:
a) La generación de 1900, (la generación de Rodó)
b) La generación de 1915, ( J. Vasconcelos, J.C. Mariátegui).
c) La generación de 1927 (Samuel Ramos,Jose Gaos, García Bacc)
d) La generación de 1945: (L. Zea y A. S. Bondy.
e) La generación de la FL: (1969 - ).
CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX
• La filosofía antipositivista.
• La fenomenología y la filosofía existencial.
• La filosofía cristiana
• La filosofía de las ciencias
• La filosofía analítica,
• La filosofía de la revolución y marxista
• La cuestión de la filosofía latinoamericana
• La filosofía de la liberación,
• El feminismo filosófico,
• La filosofía ambiental
• La bioética,
• La filosofía política
• La filosofía del derecho
• El pensamiento filosófico del Caribe
• Filosofía afrocaribeña inglesa
• El pensamiento filosófico brasileño
• La filosofía de los “latinos” en Estados Unidos.
3. LAS FILOSOFÍAS DE LA
LIBERACIÓN
«No bajaremos los brazos, no olvidaremos la
injusticia ni perdonaremos los crímenes, no
renunciaremos a nuestra identidad ni a nuestra
memoria, seremos siempre críticos de las
variadas y renovadas formas de alineación
humana que emerjan de las nuevas formas de
vida, y confiaremos cada día en la capacidad
transformadora del sujeto humano y en las
posibilidades siempre renacientes de
afirmación de su valor y de su dignidad»
(Arturo Andrés Roig 1922-2012)
3.1. Los antecedentes filosóficos
a) El historicismo, de Ortega y Gasset, quien señala que toda
filosofía parte del hombre concreto y de su circunstancia.
b) El existencialismo, como filosofía de la crisis del hombre europeo
de entre guerras. Se advierte, de este modo, que la filosofía
europea es una más entre otras, y que latinoamericana es
expresión de la situación del aquí y ahora de Latinoamérica.
c) La comprensión de la universalidad del pensamiento
latinoamericano, revalorizada y enseñada por Jose Gaos, quien
llamará la atención sobre el valor universal de la filosofía de
América.
d) La comprensión del ser del latinoamericano, como el hombre de
expectativa. La expectativa sólo puede culminar creativamente
en la acción, que le sacará del empantanamiento de una
esperanza que nunca se hace presente.
• Este empeño liberador se va a ir gestando de
formas distintas pero convergentes en diferentes
ámbitos de la realidad social y cultural. En esta
labor de preparación y de contagio, tuvo como
raíz una matriz económica, la teoría de la
dependencia; una matriz pedagógica, la
pedagogía del oprimido de Paolo Freire; una
matriz religiosa, la teología de la liberación; una
matriz artística y literaria, el muralismo mexicano
y el boom de la novela latinoamericana; y una
matriz filosófica, el trabajo precursor de Lepoldo
Zea y de Augusto Salazar Bondy.
• Para este grupo cada vez más significativo de filósofos
latinoamericanos, pensar desde LA era pensar desde la opresión,
por tanto, el único pensar posible que les quedaba era un pensar
político y liberador. El lugar donde emerge y se expresa el ser de lo
latinoamericano y donde se incide en su liberación, es el ámbito
de lo político. Este pensar verdadero es el que expresa y realiza la
estructura fundamental originaria del existente humano, en
cuanto ser-con-otro, estructura radicalmente política.
• La FL surge como resultado de la consciencia de una situación de
opresión de Latinoamérica, propiciada por un capitalismo
dependiente, y desenmascarado por la llamada teoría de la
dependencia. La FL se elabora en casi todos los países
latinoamericanos, como fruto de una similitud de forma de
pensar, pero sobre todo en Perú, México, Ecuador y Argentina,
pero como pioneros Argentina y México, debido a su situación
histórico-política, entre los años 1969 y 1974
• Esta generación no está integrada sólo por la filosofía de la
liberación, aunque será esta corriente más original y
representativa de la producción filosófica latinoamericana;
pero también se dan otros muchos filósofos que cultivan
otras líneas de pensamiento, como la filosofía analítica, el
marxismo, la fenomenología, etc.
• Al interno de la «filosofía de la liberación» (FL), se dan varias
corrientes o escuelas, que muestran la gran pluralidad
existente dentro de esta corriente de pensamiento. En
sentido estricto la FL está constituida por un grupo de
filósofos argentinos, aglutinados alrededor de las Jornadas
Académicas de la Facultad de Filosofía de la Universidad del
Salvador (San Miguel, Argentina), y cuyos nombres más
representativos fueron R. Kusch, C. Cullen, M. Casalla, J.C.
Scannone, E. Dussel, E. Ardiles, H. Assmann, H. Cerutti.
«Un nuevo estilo de pensar filosófico ha nacido en América
Latina. No se trata ya de un pensar que parte del ego, del yo
conquisto, yo pienso o el yo como voluntad de poder europeo
imperial (teniéndose en cuenta que Estados Unidos y Rusia son
las dos prolongaciones del hombre moderno europeo) [...] La
filosofía de la liberación pretende pensar desde la exterioridad
del otro, del más allá del sistema machista imperante, del
sistema pedagógicamente dominador, del sistema políticamente
opresor [...] En América Latina, y muy pronto en África y en Asia,
la única filosofía posible será la que se lanza a la tarea
destructiva de la filosofía que los ocultaba como oprimidos, y,
luego, al trabajo constructivo, desde una praxis de liberación, del
esclarecimiento de categorías reales que permitirán al pueblo de
los pobres y marginados acceder a la humanidad de un sistema
futuro de mayor justicia internacional, nacional, interpersonal»
(Primer Manifiesto de la FL)
3.2 Equívocos a superar sobre la FL
a) Entender la FL como si fuera un movimiento sin fisuras,
cuyos integrantes tuvieran ya claras y comunes una
problemática, una metodología, unos presupuestos
filosóficos, etc.
b) Pensar que la FL fuera la reflexión epistemológio sobre
la teoría de la dependencia o la teología de la
liberación. Entender la FL como si fuera la expresión de
las consecuencias filosóficas de los postulados ya
presentes en las ciencias sociales y en la teología que en
ese momento se estaba haciendo en LA.
c) Se suele también etiquetar a la FL como marxista o
revolucionaria, o como un discurso puramente
«populista» sobre Latinoamérica.
d) También se le suele etiquetar a veces a la FL de filosofía
cristiana, considerando la ética como filosofía primera (E.
Lévinas), o como una concreción y desarrollo de la doctrina
social de la Iglesia Católica.
e)El entender la FL como el primer logos latinoamericano, la
primera filosofía auténtica de LA , lo que supone ignorar y
despreciar toda la filosofía que anteriormente se ha hecho en
LA.
f) Atribuir a la FL la exigencia de una nueva y original lógica y
epistemología, una nueva racionalidad, que se traduce, en el
aspecto metodológico, en nuevas propuestas: una analéctica,
en oposición a dialéctica (Scannone, Dussel).
g) Considerar a la FL como una práctica antiacadémica o
extraacadémica, falta de rigor y, en gran medida, irracional e
ideologizada.
3.3 Desarrollo de la FL