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• El primero: strictu sensu, conformado por aquellos principios y normas que han sido
normativamente integradas a la constitución por diversas vías y por mandato expreso de la
carta, por lo que entonces tienen rango constitucional, como los tratados de derecho
humanitario. (artículo 93).
• La noción latu sensu del bloque de constitucionalidad se refiere a aquellas disposiciones que
“tienen un rango normativo superior a las leyes ordinarias, aunque a veces no tengan rango
constitucional, como las leyes estatutarias y orgánicas, pero que sirven como referente
necesario para la creación legal y para el control constitucional”.
VALORES, PRINCIPIOS Y DERECHOS CONSTITUCIONALES.
1a. Los derechos de la Primera Generación. Integrada por "ʺlas libertades públicas"ʺ que
durante el periodo clásico del liberalismo imponían al Estado la obligación de "ʺdejar hacer y
dejar pasar"ʺ, a fin de proteger el libre desarrollo de la personalidad individual (…) La lista de
los derechos de esta generación se encuentra en la Declaración Universal de Derechos del
Hombre y del Ciudadano de 1789 (…)
2a. Derechos de la Segunda Generación. Conformada por el conjunto de garantías que
reciben el nombre de ‘Derechos Asistenciales’, cuya principal característica es la de que no
son simples posibilidades de acción individual, sino que imponen además una carga u
obligación al Estado, frente al cual el individuo es situado en la condición de acreedor de
ciertos bienes que debe dispensarle el aparato político, principalmente a través de la función
administrativa (…).
• (vii) un papel activo del juez de tutela para determinar cuándo la acción es el
medio más indicado para lograr la eficacia de los derechos, y para aplicar el
principio de igualdad material, bajo la comprensión de que la afectación de
un derecho resulta mucho más intensa cuando afecta a personas
vulnerables, en condición de debilidad manifiesta, o especialmente
protegidas por el Constituyente.
UNIFICACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA.
La influencia europea continental en el derecho constitucional colombiano del siglo XIX, trajo
consigo la incorporación de la fórmula de doctrina legal (como se conocía en España) similar al
concepto francés, muy difundido en el resto de Europa de “jurisprudence constante”. Se trata
de herramientas útiles para suplir los vacíos dejados por el legislador en la norma positiva
mediante el uso de la jurisprudencia, como herramienta de interpretación de la ley para la
aplicación de temas o casos concretos.
El concepto francés (aún vigente) implica que la interpretación reiterada y constante que hace la
Cour de Cassation sobre un mismo punto de derecho constituye una autoridad persuasiva,
basada en el principio quieta non movere que conduce a seguir aquellas interpretaciones
normativas que se han mantenido constantes con el tiempo.
En España, la doctrina legal (también en vigencia) era a tal punto exigible que permitía activar el
recurso de casación en caso de ser vulnerada.
LA DOCTRINA LEGAL EN COLOMBIA.
1. La doctrina legal surge idéntica a la fórmula española en la Ley 61 de 1886 cuyo artículo 39 disponía:
“Es doctrina legal la interpretación que la Corte Suprema dé a unas mismas leyes en tres decisiones
uniformes. También constituyen doctrina legal las declaraciones que haga la misma Corte, en tres
decisiones uniformes, para llenar los vacíos que ocurran, es decir, en fuerza de la necesidad de una
cuestión dada que no quede sin resolver por no existir leyes apropiadas al caso. La Corte para interpretar
las leyes, tendrá en cuenta lo dispuesto en los artículos de 27 a 32 del actual Código Civil de la Nación.”
2. Ley 153 de 1887 se encargó de ratificar la fórmula de doctrina legal, con una cierta morigeración,
implementando en la definición del artículo 10 las palabras más probable y restando con ello el carácter
perentorio de su implementación así: “En casos dudosos, los jueces aplicarán la doctrina legal más
probable. Tres decisiones uniformes dadas por la Corte Suprema, como Tribunal de Casación, sobre un
mismo punto de derecho, constituyen doctrina legal probable”.
La Doctrina Legal implicaba un rigor excesivo en la aplicación de la jurisprudencia, al punto que generó
reacciones de la misma Corte Suprema que encontraba en la fórmula española una llave para encerrar su
capacidad para evolucionar en sus decisiones. La Corte solicitó que se modificara esa fórmula, pues
consideraba que obligaba a los jueces de inferior jerarquía a buscar en las sentencias reglas generales y a
cumplirlas con rigor, y no a entender los argumentos jurídicos que utilizaba la Corte al interpretar las
Leyes.
LA DOCTRINA PROBABLE EN COLOMBIA (ANTES DE LA CONSTITUCIÓN DE 1991).
• Tres decisiones uniformes dadas por la Corte Suprema como Tribunal de Casación
sobre un mismo punto de derecho constituyen doctrina probable, y los jueces
podrán aplicarla en casos análogos, lo cual no obsta para que la Corte varíe la
doctrina en caso de que juzgue erróneas las decisiones anteriores.
En la sentencia C-836 del 2001, la Corte Constitucional analizó la constitucionalidad del artículo 4 de la Ley 169 de 1896 que
consagra la doctrina probable desde hace más de 100 años.
(2) de la obligación de los jueces de materializar la igualdad frente a la ley y de igualdad de trato por parte de las autoridades;
(3) del principio de la buena fe, entendida como confianza legítima en la conducta de las autoridades del Estado;
(4) del carácter decantado de la interpretación del ordenamiento jurídico que dicha autoridad ha construido, confrontándola
continuamente con la realidad social que pretende regular.”
Al respecto, la citada Sentencia C-836 de 2001 estableció la diferencia de obligatoriedad
entre la ratione decidendi de la decisión y el obiter dicta, señalando que “la parte de las
sentencias que tiene fuerza normativa son los principios y reglas jurídicas” que hacen
parte de la razón de la decisión, es decir aquellos que son “inescindibles de la decisión
sobre un punto de derecho.” En cambio de ello, las obiter dicta constituyen criterios
auxiliares de la actividad judicial en los términos del inciso 2° del art. 230 superior, pues
pueden servir para resolver aspectos tangenciales de la sentencia y en muchos casos
permiten interpretar cuestiones relevantes desde el punto de vista jurídico, que si bien no
deben ser seguidos en posteriores decisiones si pueden resultar útiles.
Finalmente la Sentencia C-836 de 2001 consagró también la posibilidad de que la Corte
Suprema de Justicia se aparte de su doctrina probable, (precedente horizontal) en tres
supuestos:
Una vez identificada la jurisprudencia aplicable al caso, la autoridad judicial sólo puede
apartarse de la misma mediante un proceso expreso de contra-argumentación que
explique las razones del apartamiento, bien por:
• Ausencia de identidad fáctica, que impide aplicar el precedente al caso concreto;
iii) la monogamia.
• En 1871 aparece en el contexto el doctrinante Lewis H.
Morgan, con su libro “La sociedad antigua”, texto en el
que desarrolló varias clasificaciones de la familia.
indisolubilidad:
(Sentencia del 4 de diciembre de 2007 del Consejo de Estado, Sección Tercera, exp. 17918, M.P. Enrique Gil Botero.)
FUNDAMENTALES DE LA FAMILIA
Sentencia SU- 214/ 2016 del veintiocho (28) de abril dos
mil dieciséis (2016), M.P. Alberto Rojas Ríos.
FUNDAMENTOS DE LA SENTENCIA:
• Por primera vez reconoció de manera explícita que las parejas del mismo sexo
también conforman una familia.
• Exhortó al Congreso de la República con el fin que éste órgano legislara sobre
la materia.
• De esta forma, al prever una omisión por parte del legislador, la Sala Plena de
esta Corte dispuso la posibilidad que estas parejas pudiesen formalizar su
unión mediante un vínculo formal y solemne, lo cual no corresponde a una
aplicación analógica del matrimonio civil ya que, como expuso la sentencia,
“[e]l Congreso de la República conservará su competencia legislativa sobre la
materia, pues así lo impone la Constitución”.
Qué generó la Sentencia C-577 de 2011?
• La sentencia C-157 de 2002 afirmó que el artículo 44 C.P. trae una doble
categorización e de las garantías contempladas para los menores de edad.
Por una parte, en su inicio, el artículo establece que los derechos de los
niños son fundamentales por lo que se le deben dar las garantías propias
que en materia de protección y goce efectivo supone tal condición.
Dado lo anterior, la oportuna inscripción en el registro
civil de nacimiento es una forma de reconocer la
titularidad de los derechos y servicios a los que se tiene
derecho por el simple hecho de existir.