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Los 10 Sephiroth y sus atributos

Las Tres Columnas del Árbol de la Vida

Los 10 Sephiroth se distribuyen a lo largo de Tres Columnas que soportan todo el


peso de los distintos Centros de Vida o Ramas.

Así tenemos a Kether, (1); Hochmah, (2); Binah, (3); Hesed, (4); Gueburah, (5); 


Tiphereth, (6); Netzah, (7); Hod, (8); Yesod, (9); Malkuth, (10).

•La Columna de la Derecha, llamada la del Pilar de la Misericordia y Suprema


Sabiduría, se le atribuye el Principio masculino.

•La Columna de la Izquierda, llamada la del Pilar del Juicio o Severidad, se le


atribuye el Principio o Potencialidad Femenina.

•La Columna Central, llamada la del Pilar del Equilibrio, factor armonizador entre
las Dos Columnas. Posee las dos potencialidades y transmite a su vez las dos
energías.

•En ella se fusionan y se distribuyen en el Árbol las dos polaridades, positivo-


negativo; masculino-femenino.
El Árbol Cabalístico puede contemplarse como el macrocosmos, desde fuera, o como el
microcosmos, desde dentro. El alma humana se proyecta dentro y puede proyectarse
hacia fuera.

Es por ello que, visto de frente, la disposición de la Columna de la derecha soportará


a Hochmah, Hesed y Netzah; y la de la Izquierda a Binah, Gueburah y Hod, pero si se
visualiza desde el interior, la de la Derecha se convertirá en Izquierda o viceversa,
entendiendo que las experiencias dentro y fuera acaban por fusionarse en una sola
manifestación, la del Pilar del centro y equilibrio, desde donde parte Kether, baja
por Tiphereth, Yesod hasta llegar a Malkuth.

La disposición de los Sephiroth en 3 Columnas, la de la Gracia, la del Rigor y la del


Equilibrio, nos transmite la idea de la necesidad de comprender Etz Hayim desde la
separación de sus esencias primordiales en el Mundo de la Emanación o Atzilluth, para
derramarse hacia abajo, al Mundo de la Creación o Beriyah, volcándose al Mundo de
Formación o Yetzirah, para terminar en el Mundo de Acción o Assiah, tratando de asimilar
cada una de las experiencias que nos proponen cada uno de los Sephiroth.

Cuando la esencia de un Sephiroth se manifiesta lo hace mediante su contrario e


inmediatamente inferior. Así cada Centro Energético se corrige a sí mismo por mediación
de su opuesto.
Los Diez Sephiroth

Los Diez Sephiroth formaban parte de Ain, la Nada, el llamado Velo de Negatividad porque


desde esta visión se concentra y expande y desarrolla en Ain Sof, lo Inmenso e Ilimitado
hasta convertirse en Ain Soph Aur, esa Luz espléndida de la Creación que se proyecta para
expresar aspectos cada vez más densos y materiales.

El Árbol de la Vida desde lo divino a lo profano nos muestra que estos 10 Centros de Poder
fueron concebidos en una manifestación en tres dimensiones, longitud, anchura y
profundidad y cada una de ellas en principio, medio y fin. Estos conceptos son
abstracciones que representan distintas etapas de la conciencia que existen
simultáneamente en el tiempo y el espacio.
Kether, La Corona

El Mundo de Atziluth, donde se sitúa Kether, corresponde al arquetipo de la


inspiración, de la chispa que llega sin mediador, que se revela a nuestro espíritu
como un fulgor. Es el Yo puro, el espíritu supra-individual y universal identificado
con el alma, con el Éter, la quintaesencia de nuestra manifestación trascendente.

Kether, el primero de los Sephirah y primero de la Columna del Centro, recibe


varios nombres: El Punto Primordial, el Punto dentro de un Círculo, El oculto de los
Ocultos. El Nombre de Dios atribuido a Kether es Eheieh, que podríamos traducir
como Yo Soy, pero dado que la energía de Kether es la del torbellino que implica
la actividad cósmica en pleno movimiento para la creación del universo, su energía
está fuera de toda experiencia humana salvo para los ojos del alma sumida en la
contemplación.

Su número es el 1, fuente de todos los números de la creación. Abstracción pura.


En ese estado la mente no puede valorar lo que es Kether si no es mediante el
símbolo. Es, por definirlo de alguna manera, el principio activo de todo lo que ES y
lo que no ES.
A Kether no se le llega por la vía del intelecto, sino por la vía de la Sabiduría y del
Reposo.

Es el Secreto de los Secretos como dicen los cabalistas porque se cubre de los
Velos para llegar al Uno de la personalidad y provoca su desbordamiento. Los
cabalistas expresan a Kether como el Malkuth de la Existencia Negativa. Kether no
expresa una posición en el espacio, sin embargo su centro está en un punto y su
circunferencia en ninguno. Kether es un estado o condición de la existencia
misma.

La esencia misma de Kether es de una trascendencia absoluta, pura, y permanece


eternamente misteriosa. Es el "Aïn Sôf", el ilimitado. Es la Voluntad Suprema por
encima de todos los misterios, por encima del principio y el fin. Es realidad sin
condición ni definición. Nos es muy difícil entender lo que Kether parece ser, ya
que su definición se nos escapa. Es todo lo existido y por existir, la posibilidad de
vida sin fin. Las pistas que disponemos para entender lo que emana de Kether
están contenidas en las letras hebraicas que forman su Nombre, Khâf-Tâv-Reish.

Resumiendo esos conceptos, diremos que el poder de Kether es el del máximo


receptáculo cósmico capaz de concebir, recibir y mantener la vida en su más alta
vibración, expresando el ciclo completo de la vida. Es la experiencia espiritual, lo
inmanifestado y lo manifestado; el equilibrio perfecto; lo absoluto; la Luz.
La Esencia de Hochmah: Sabiduría.

La expansión apoteósica de Kether da nacimiento a un Centro de Conciencia Supremo, el


del Conocimiento Superior, tal es el nombre de Hochmah, 2º Sephirah del Árbol de la
Vida, 1º de la Columna de la derecha. Hochmah desprende profundidad y amplitud sin fin.

Sigue siendo muy abstracto, si bien a través de él podemos contemplar la inmanecencia de


Kether. Forma parte del Aïn-Sôf, lo ilimitado, ya que procede de la Luz de este
Sephirah. Hochmah es un auténtico pozo de fuerzas luminosas. Todo lo que no es
conforme a la armonía cósmica se ve repelido por esta Suprema Sabiduría, donde la
Misericordia puede empezar a manifestarse.

La Luz de este Sephirah se estremece, produce el primer movimiento, su vibración que


sacude la Gran Conciencia del Pensador. Es el más luminoso de los Sephiroth. Representa
todas las chispas, los rayos.

En Hochmah están representados todos los arquetipos de las Fuerzas Zodiacales, los 72


Genios de la Cábala y el misterio de las 22 Letras Hebreas. Su cualidad es la de la Suprema
Sabiduría que conlleva al perfecto entendimiento de las cosas por vía intuitiva.
La imagen de Hochmah es la del Cristo redentor, el hombre Santo y misericordioso que se
conecta con la humanidad por los pies y por la cabeza con los Mundos de
arriba. Hochmah impregna todo lo que le rodea de esencia divina de luz líquida en forma
de gotas de Agua Amorosa. 
Kether es Fuego, Hochmah es Agua de ese manantial que cae del cielo límpido y cristalino
que nos permite limpiarnos y regenerarnos para lograr el Tiqoun, la reparación, la
restauración de la ley de la Divina Providencia que nos otorga sus bondades y que son
asumidas en todas sus dimensiones.

Hochmah está más allá del bien y del mal, de la dualidad, aunque lleva la dualidad en sí
misma. Se le asocia al Padre, aunque ese Padre lleva la Madre implícita, porque es el
principio activo y fecundador, pero también el fecundado. Es el espíritu de la Esencia de la
Creación que anima y alienta todas las cosas. Es la Supraconciencia, el pensamiento que se
manifiesta mediante una radiación que no tiene sustancia física, pero que contiene todos
los principios activos de lo manifestado en estado embrionario. Por ello su Atributo
principal es la Sabiduría y el Amor. Kether y Hochmah nos insuflan primero el Soplo
Primordial de Vida que nos permite concebir la existencia, conocer la libertad, la voluntad
y la magnificencia de nuestro potencial. Es el botiquín del universo, el manantial de Amor
Puro que fluye como una iluminación interior.

En el Mundo de Atziluth la esencia de este Séphirah se manifiesta como Inteligencia


Iluminadora. En el Mundo de Briah se manifestará como Energía Sanadora de alto voltaje.
En el Mundo de Yetzirah esa ayuda será en el Mundo del Pensamiento elevado y las
emociones puras y en el Mundo de  Assiah, curará las enfermedades, se manifestará
como fecundador de realidades espirituales. A nivel planetario se asocia Hochmah a la
energía de Urano, la esencia Crística de un arquetipo de Amor representado en la tierra.
La Esencia de Binah: Inteligencia y Conocimiento

Binah, (Beith-Yod-Noun-He) es el tercer Sefirah del Árbol Cabalístico y el primero de


la Columna de la Izquierda, el rigor, la ley en sus distintas manifestaciones. Se le
asocia también a la Severidad. Hochmah vuelca la Luz de Kether colmando su
esencia y para que el Amor y la Sabiduría se manifiesten tienen que pasar por una
etapa de asimilación, de reflexión,  de integración; es la contracción o Tsimsoum de
Hochmah lo que crea a Binah, Energía Primigenia y principio de oscuridad para
comprender que desde la penumbra se percibe la luz con más claridad; se
contempla al ser que busca en su interior.

La reflexión ayuda a mantener el orden, desde el macro al microcosmos. Los


Arquetipos sephiróticos son representaciones primordiales del mecanismo de las
experiencias plurales, desde lo material a lo etérico, desde lo físico a lo metafísico,
todo dentro de una ordenada pauta.

Si Binah surge de la esencia de Hochmah está claro que contiene parte de su


condición. Las partes reflejan el todo. Es el conocimiento que se conoce a sí
mismo mediante la introspección de sí mismo.
El ser humano expresa el proceso de la conciencia en 3 fases: Yod-He-Vav: El
impulso del acto de pensar; el pensamiento contenido; y la manifestación o
expulsión de ese pensamiento.

Kether contiene el impulso original inconsciente; Hochmah es el deseo de que ese


impulso sea una creación; y en Binah se produce la ecuación que despeja la
incógnita: se crea la fórmula mediante la cual esa creación se convertirá en
manifestación. Binah pertenece al Mundo de Atzillut, o Mundo de la Emanación,
pero es la que prefigura la forma en el Mundo de Yetzirah o Formación de la
realidad que se concretará en el Sephirah Yesod, el número 9.

Es por ello que recibe el título de Madre Oscura del Mundo. Pero la Verdad
en Binah es aún incipiente, no se conoce a sí misma, es demasiado trascendente;
la luz se envuelve entonces en un Velo, se oscurece, baja su intensidad para que el
conocimiento pueda ser reconocido, comprendido y manifestado. Binah es la
Inteligencia Reveladora y Creativa de todas las cosas.
En la Columna de la Izquierda, la del Rigor opera la Fuerza Femenina, la Madre
Universal que cede su energía a la Creación en el Mundo inmediatamente inferior,
el de Briah, -Creación-, donde se incuba la forma para que la construcción de los 7
Sephiroth inferiores pueda existir. Así la manifestación de la energía cósmica no
puede pasar de Kether, Hochmah y Binah al acto cosmogónico sin que sea
asimilado, digerido. Así el acto real de la creación será estructurado mediante todo
un andamiaje: los 7 Sefiroth restantes.

Dice la tradición cabalística que en Binah hay oscuridad, renuncia, rigor,


solemnidad, justicia, fatalidad, destino. Binah contiene el principio ontológico de la
existencia, porque es fruto de la Emanación de Ain Sof Aur. Por lo tanto hay
en Binah el Soplo Primordial de la Voluntad y la Sabiduría del Amor. Es el barro con
el cual empieza a modelarse todo lo creado. Es el protón y el electrón, la carga
positiva y negativa activa en la composición del átomo.

Hochmah es Sabiduría, es decir Conocimiento ilimitado; Binah es la comprensión


de esa Sabiduría o la habilidad para captar los conceptos abstractos. Podríamos
simplificar con esa fórmula: el Padre lo sabe todo, la Madre lo comprende todo, lo
que implica que también lo sabe todo y, con todo ese conocimiento, Crea.
Binah recibe en la jerga cabalística otra curiosa distinción, es el “lugar de
penitencia, de expiación de voto o purificación de los pecados”.

Entendamos esos términos antiguos como una descripción del marco donde la
existencia inicia un proceso de creación basado en esa visión de los mecanismos
inherentes a toda manifestación de la perfección.

Si hablamos de Saturno, planeta adscrito a Binah, se entenderán mejor esos


términos por ser el planeta de la forma, de la contracción, de la limitación, de la
materia, el esqueleto, la sal, el plomo. Se le conoce también como Teshuvá: el
arrepentimiento, pero también el retorno al Hogar.

Nos dice la Revelación, a través de las Enseñanzas cabalísticas que en los 3


Sephiroth superiores tuvo lugar la siembra del principio de la vida tal y como la
conocemos hoy. De hecho, que duda cabe, de que nuestra vida es fruto del
Conflicto Primordial y que nos debemos a la reordenación.
La historia de la Kabbalah es nuestra propia historia. De la unión de Kether-
Hochmah-Binah, surge a cada instante una nueva creación orientada a realizar una
esplendorosa obra.

Desde el amanecer al anochecer esas fuerzas que cohabitan en nosotros se


movilizan a cada momento pero lo importante es saber orientarlas. Como decía
Kabaleb:

si el padre no se activa en complicidad con la madre, el hijo no se moverá.


 
Con la letra Beith de Binah empieza la Creación, la piedra angular que sostiene el
universo. Por lo tanto, antes de poder experimentar la vida debemos "entender" lo
que Binah nos transmite, y es ese pleno conocimiento de las causas; el
Conocimiento como  Inteligencia Legislativa que sirve de fundamento a todo lo
creado.

El “enfriamiento” de Binah permite que un mundo nuevo pueda surgir, un mundo en


un plano inferior, ese nuevo Mundo que recibe el nombre de Beriyah o Briah,
-Creación-, palabra que también se inicia con “Beith”.
La Esencia de Hesed: Clemencia y bondad

Elohim, El-Los-Dioses, concibieron un plan maestro para la manifestación de vida


humana. El resultado de la fusión de Kether-Hochmah-Binah es Hesed, el 4º
Sephirah emanado de la esencia de los otros 3 Sephiroth. Hesed (Heith-Sâmekh-
Dâleth), significa "Clemencia o Bondad". Nos encontramos que en la tradición
cabalística, Hesed se expresa también con el nombre de G'dôlah o Guedulah,
(Ghîmel-Dâleth-Beith-Aeïn), que significa "Grandiosidad, Esplendor". En Hesed
nace la civilización adámica.La Luz era buena, como nos señala el Génesis.

Hesed hereda de Hochmah el Agua pura, que lleva a su vez el Fuego del impulso
creador de Kether; de Binah recibe el poder de la condensación,  y al enfriarse el
universo empieza a tomar forma, aunque en Hesed, Misericordia, aún todo es
pura energía. Con este Sephirah se inicia el Mundo de Briah o Creación, y es el 2º
Sephirah de la columna de la Derecha. La vida surge en este Centro como un
estallido tal y como salen en primavera los primeros brotes de la naturaleza. Nos
encontramos que una actividad frenética muy exaltada se pone en movimiento.
Sin embargo en este estadio la abstracción sigue perfilando un universo que un
día será. En la esfera de Hesed podemos imaginar, visualizar, dibujar un mundo
idílico: el Paraíso. Los arquetipos que surgen de este Centro son los que nos
ofrecen la Abundancia, Poder de perfección y la Bondad, en un grandioso
espectáculo.

En Hesed se comprende más que nunca el proceso de la Vida-Muerte-Vida,


porque es un centro en perpetua fecundación, procrea el universo,  un universo
que tiende a ser cada vez más perfecto. En Hesed están activos los Maestros
Ascendidos, los Guías, las Huestes Angélicas, los Seres de Luz. Hesed es la sede
de la metafísica que distribuirá sus bondades, multiplicando las oportunidades.
Para entender a Hesed hay que recurrir a la representación planetaria, Júpiter,
Poder Ejecutivo y Cetro.

Si en el Árbol de la Sabiduría la Abundancia se encuentra en los dominios de este


Sephirah, está muy claro que el afán de perfección, nuestras mejores
capacidades, la bondad, y por lo tanto la manifestación del Amor nos viene de ahí
y es mediante su activación que podemos alcanzarla. Creer y hacer son las
consignas más eficaces de este Centro alquímico.
Hablar del Mundo de Hesed también es entrar en la dimensión de la meditación,
que para los cabalistas es un medio para alcanzar el bienestar, la salud,
la Beriyou, (Beth-Reich-Yod-Aleph-Vav-Tav). Sano se expresa como Bari, (Beth-
Reich-Yod-Aleph).

Estos fonemas provienen de la raíz Bara y Beriya, que significa crear y creación
del mundo. Por lo tanto vemos que tener buena salud equivale a estar en sintonía
con la creación del mundo, y estar creando y recreando constantemente el mundo,
dejar fluir la energía universal es por lo tanto estar en sintonía con el
Sephirah Hesed.

La salud, Beriyou, vivida como una creación permite estar en constante


movimiento, en constante proceso de nacimiento, tal y como nos sugiere Hesed,
 Vida-Muerte-Vida.
Entendemos así lo importante que es seguir activo, no bloquearse. Mientas hay
vida hay esperanza, dice el refrán; esto es Hesed para que en ese movimiento,
la Beriyou y la energía interior se renueven y se conviertan en Hasimha, en
alegría. Es una norma escrita que el cabalista tiene el deber de vivir en
la Hasimha, en el gozo para transmutar sus estados involutivos.

La Alegría es una fuerza interna que nos permite alcanzar niveles de inspiración y
trascendencia sublimes, hablamos aquí de la elevación de un estado de dicha. La
tristeza es la ausencia de la chispa divina, la desconexión de Hochmah. La alegría
de la acción libera las chispas de luz, penetra en las células, sana, y nos lleva a la
contemplación.

La resonancia de la alegría interactúa en el espacio y se abre paso a través de la


oscuridad. La Hasimha de Hesed rompe las cadenas de la limitación y nos permite
conectarnos con la Emanación de la Luz de Hochmah, potenciando el Amor
infinito. Así Ani Hahava: Yo soy Amor se convierte en el mantra de la existencia, en
la fuente de una Vida Excelsa.
La Esencia de Gueburah: Fuerza y Justicia. El guerrero en la luz.

Hemos hablado con la esencia de Hesed de la presencia de Hasimha, la alegría en


nuestro organismo, cuando las células se llenan de luz, el fluido energético que
abastece nuestro organismo se siente permanentemente revitalizado y la luz penetra
con fuerza en nuestro interior.

Dicen que la felicidad es un estado paradisiaco y decíamos en anteriores capítulos


que volver al paraíso es una de nuestras principales tareas en cada encarnación.

Alejarse de él es negar la existencia y despreciar nuestro objetivo principal y las


funciones más vitales, expresivas, y amorosas de la existencia.

Por otra parte, hay muchas maneras de alterar los procesos creativos cuando no
respetamos nuestra chispa divina y es algo que no puede perpetuarse. Negarse a vivir
es alterar nuestra historia y es cuando la rectificación nos llega a través de la
“Severidad”, Gueburah, o Geburah, Gimmel (‫)ג‬, beth (‫)ב‬,vau (‫)ו‬, (‫)ו‬, resh (‫)ר‬, heth (‫)ה‬,
la Inteligencia Radical que actúa en nuestros mecanismos internos.
Entra en funciones porque el Guerrero, el quinto Sephirah, segundo debajo de Binah
en la Columna de la Izquierda, se activa para reprogramarnos y reformar lo que se ha
alterado.

La luz de Hesed desactivada o mal canalizada da lugar a ciertas debacles en la


organización de nuestro microcosmos y el Pilar de la Derecha del Árbol de la Vida se
desequilibra. Gueburah ataja los excesos. Podríamos decir que tener demasiado de
todo acaba fomentando la excesiva complacencia, la comodidad, incluso la pereza. La
gula pasa factura. Cualquier exceso también pone de manifiesto la necesidad de
aplicar el bisturí cósmico y de esto se encarga Gueburah, la fuerza marciana. La
reordenación interna nos permite comprender que la dinámica divina no puede
alterarse descontroladamente.

Hay momentos en que tenemos que desalojar las tendencias que nos impiden
avanzar, nos obstaculizan y perjudican. Gueburah se emplea a fondo cuando la
injusticia campa a sus anchas. Actualmente vemos que los diferentes capítulos de
corrupción y excesos están dando mucho que hablar en nuestra sociedad y la
“severidad” de Gueburah se está aplicando a rajatabla
Por otra parte, la disciplina que nos propone este Sephirah también es la que nos
estimula, la que nos arma para el combate de la existencia. Gueburah rige la
sangre, la fuerza, el trabajo, la acción, el esfuerzo que nos permite superarnos.
Vemos que nuestra sociedad se balancea al ritmo de Hesed, el Esplendor, la
abundancia, y Gueburah, el corrector.

En este Sephirah empezó el calvario del hombre, el pago de la deuda que contrajo
con la transgresión a las reglas, lo representa un trabajo arduo sobre la conciencia y
se trata de restablecer el equilibrio entre los deseos y el Yo Superior

Los Luciferes, que identificamos como las tendencias rebeldes adscritas a la


Columna de la Izquierda, la columna que nos lleva al trabajo más denso, y que
representan nuestra parte más instintiva, se encargan de recordar al ser humano la
cuenta que tiene pendiente con la divinidad, es decir con su chispa divina, Yo
Superior o Yo nuclear. Entre el ideal de Hesed y la justicia de Gueburah, nos
medimos con el destino para rendirle cuentas a Binah.
Reconocemos la esencia de este quinto Sephirah en nuestra propia naturaleza
interna. Una cierta ambición y agresividad se hacen necesarias para mantenernos
vigilantes y activos. La necesidad de estimular nuestras ilusiones utiliza también la
fuerza de Gueburah porque es el elemento dinámico que incita a superar los
obstáculos. La iniciación que nos propone este Sephirah es la del guerrero, la del
vencedor, nos da el coraje de vivir, el dominio de la experiencia y aprender a sacar
lo más positivo de cada circunstancia.

La influencia destructiva de Gueburah es transitoria porque nada hay en la


organización cósmica que nos lleve a la catástrofe, sino al aprendizaje, a veces en
pésimas condiciones, pero la bondad siempre acaba por salir a la luz. La energía
de Gueburah es la que anima todas las cosas, la que da el calor a la sangre, activa
la voluntad de acción y arma la sexualidad para perpetuar la vida. Alienta nuestros
deseos de superación y la grandeza por transmutar las dificultades.

Gueburah se sitúa debajo de Binah y es por lo tanto portador de su rigor. No


obstante la fuerza dura de Binah necesita ser modificada y este es el cometido
de Gueburah, de lo contrario toda la creación quedaría petrificada en un molde tal y
como quedó Lot convertida en sal, (Saturno, sal, plomo). Gueburah es el más
disciplinado de los Sephiroh, también el más dinámico y violento. El hierro es el
metal de Gueburah. Es el Gran Iniciador de la Columna de la Izquierda porque lo
hace con las herramientas de la Justicia y el Rigor.
En la anterior entrega de Hesed hemos hablado de la salud, la Simha, y que su
ausencia provoca la enfermedad, es decir la falta del fluido energético bloquea y
obstruye.

El hombre enfermo es el hombre colapsado. La palabra que designa la enfermedad


en el idioma hebreo es mahala, que a su vez proviene de la raíz mahol que significa
trazar un círculo, entendiendo que cuando la energía circula sobre sí misma provoca
desajustes, bloqueos.

Hay que dejar de dar vueltas sobre uno mismo, salirse del círculo vicioso para
permitir que la vida fluya, se expanda, se libere y se deshagan los nudos.

Entrar en sintonía con Gueburah es trabajar esa energía de vida, tomar conciencia


de esos obstáculos energéticos, identificar la represión y lo que impide valorarnos
positivamente. Gueburah pone en movimiento la esencia de la Energía Divina.
Decía Cristo en su Sermón de la Montaña:

El ojo es la lámpara del cuerpo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo se verá iluminado
mientras que si tu ojo se encuentra en mal estado, todo tu cuerpo estará en las
tinieblas. Y si la luz que hay en ti son tinieblas, ¡cómo serán de espesas las tinieblas
mismas!

Esta parábola viene a ilustrar la necesidad de comprender cómo circula nuestra


energía vital y lo importante que es saber administrar nuestras energías de forma
constructiva para que todo fluya de manera a alcanzar la plenitud en todos nuestros
cuerpos, en eso consiste la sanación holística e integral.

La representación planetaria de Gueburah es Marte; administra los contenidos de


dos signos de gran presencia, Fuego y Agua, Aries y Escorpio. Los trabajos
primordiales de estos dos signos son:

•Aries: armarnos de valor y voluntad para iniciar cualquier aventura


•Escorpio: liberar nuestras energías vitales y sexuales para que la existencia siga
manifestándose.

Impulso y transmutación que nos llevan a la plena conciencia del Ser, que es lo que
veremos próximamente en el siguiente Sephirah.
La esencia de Tiphereth: La conciencia y la belleza

Tiphereth, Tau, Phe, Aleph, Reish, Tav, es la “Inteligencia Mediadora” y su


experiencia espiritual es la visión de la armonía de las cosas. Sexto Sephirah del 
Árbol de la Vida y el lazo de unión entre el Mundo de la Emanación o Atziluh y el
de la Formación y Yetzirah, situado en el Pilar del Centro nos transmite la idea de
una conciencia unitaria que debe plasmarse en toda creación y formación de la
realidad. Tercer Sephirah del Mundo de la Creación o Briah que nos permite
comprender que la expresión de la armonía de la belleza interior debe reflejarse en
el exterior, en cada acción.

En Tiphereth la conciencia celestial y la conciencia del hombre se perciben, se


unen para generar una luz extraordinaria que nos enseña que hay un Más Allá y un
más acá en la evolución de todo lo que ES.

La conciencia debe encontrar el equilibrio y Tiphereth es lo que percuta nuestro


interior para “salvarnos” de las experiencias que no pueden coexistir en el marco
más sublime y excelso de la naturaleza humana. Es el filtro que nos ayuda a
transmutar las sombras. En este Centro opera la fuerza Crística para el hombre.
También se le reconoce como Rajanim: la compasión. Es el self o el nivel del
Centauro, en la visión de Ken Wilber. Rey y Adam.
En Hochmah reside el Amor y la esencia Crística, pura emanación de Luz Líquida.
En Tiphereth el alma debe elevarse después de haber pasado por la materia y
reconocer su grandeza. La experiencia metafísica de Tiphereth se une a la
experiencia material; se asocia al Sol y al corazón.

Este Centro nos transmite el equilibrio que conecta con toda la belleza de los
arquetipos de los Mundos y los Centros de arriba con los arquetipos de la formas en
los Centros de abajo; espíritu, mente, emoción y cuerpo se convierten en  armonía y
plenitud.

Si bien la Conciencia en Tiphereth opera a tres niveles, espíritu, psique, y corazón


o fuego central, en este Centro la llama de nuestra chispa individual almacena las
experiencias adquiridas en Hesed y Gueburah. Vivir en la esencia de Tiphereth
equivale a conectar con nuestro Rey Interior y nuestro Yo superior de forma intuitiva.
El Sol central-Tiphereth nos permite ser canal de absorción de la luz de Kether, el
Amor de Hochmah y la experiencia de Binah para volcar esa sabiduría a los
Mundos de Yetzirah y Assiah, Formación y Acción.

Efectivamente los cabalistas llaman a Tiphereth Shemesh, (Shin, Mem, Shin) o


la Esfera del Sol. Notemos que todos los dioses solares en todas las tradiciones
tenían poderes curativos. En el reino mineral el Sol es el oro, las monedas con las
que se compra simbolizan también la energía del Sol.

Mediante la manifestación del Sol central nuestro universo se pone en movimiento


para administrar adecuadamente todas las fuerzas vitales. Tiphereth es pues un
distribuidor de energías y es el sanador de nuestras vidas.

La activación de la luz del sol, o sea de la conciencia solar y crística ha sido y es un


factor terapéutico de primer orden porque actúa en el organismo a todos los niveles.
Las meditaciones que parten del chakra solar están basadas en la energía de
Tiphereth.
Cuando rehusamos aceptar nuestro papel en la vida, enfermamos a nuestro
Tiphereth interno. Sabemos que la represión es uno de los factores de más calado
en las enfermedades del ser humano.

Por otra parte, Tiphereth recibe el título de “Inteligencia Mediadora”, como fuente de
doble corriente; por un extremo reconecta con la Fuente Primordial, (Kether), a
través del éxtasis de experiencias espirituales, y por otro con la vida material,
(Yesod).

La clave para comprender a Tiphereth es la del sacrificio de volver a la vida. Nuestro


niño interior que baja al ruedo desde su majestuoso trono como el rey que se debe a
su pueblo hasta que todas sus gentes y tendencias le obedezcan. Esta es la tarea
del yo inferior supeditado al Yo superior.

El Arcángel en la esfera de Tiphereth es Raphael, el espíritu que está en el Sol, el


espíritu que sana.
.

La esencia de Netzah: Belleza y Victoria.

Netzah, Noun, Tsade, Heith, séptimo Sephirah del 


Árbol de la Vida o Árbol Cabalístico ofreciéndonos la Experiencia Espiritual de “La
Belleza Triunfante”, desplegando su virtud: el amor, la creatividad.

Se sitúa debajo de Hesed, (bondad, gracia y tolerancia), y es el primer Centro del


Mundo de Yetsirah o Formación. Si en Hesed se encuentra reflejada la Luz-Amor
de Hochmah, en Tiphereth destella el rostro conciencia de Kether-Voluntad
y Netzah quedará impregnada de estos valores.

A medida que descendemos el Árbol Cabalístico se materializan de forma


progresiva las herencias recibidas, pero el contacto con el Mundo de la materia
altera a menudo los sentidos. El amor emanado de Hochmah es tan puro que sus
radiaciones son captadas con cierta dificultad y nos cuesta aprovecharlas.
.

En Hesed ese amor se transforma en afán de conquista y de gozo de los deseos.


Así en Netzah ese afán, ese amor y esos ideales ya tienen forma concreta, tangible
y somos capaces de percibir, de apreciar, de crear mediante el aporte energético
de este Centro de vida. Venus es el rostro visible de Netzah y administra los
contenidos de Libra y Tauro.

Netzah representa lo intuitivo de nuestra naturaleza, los instintos y las emociones


en todos sus registros. Si se reintegran arriba, los sublimaremos, si se vuelcan
hacia abajo, experimentaremos.

De este Centro de vida nos viene la inspiración, la sensibilidad, la armonía de las


formas, la búsqueda del complemento ideal y la plenitud tanto física como
espiritual. Netzah capta las energías de Urano-Hochmah y de Júpiter-Hesed, y se
encarga de abastecernos de toda clase de sensaciones; tentarnos con las
apetencias de la tierra y las del cielo.
.

Es la vibración, los sentimientos, la autoexpresión y los poderes astrales. Netzah


es responsable de la formación del Aire, por Libra y de la materia, por Tauro.

En este 7º Sephirah adornamos nuestra existencia, nos recreamos en la forma y


nuestros cinco sentidos captan impresiones que acaban en manifestación.

En tiempos primitivos los seres humanos adoraban las imágenes porque


representaban fuerzas, referencias con las que identificarse. Los rituales eran
externos. La imagen tiene mucho poder porque mediante iconos entendemos
mejor el mundo; aún las necesitamos para ver o palpar la realidad.

Sin embargo Netzah también nos conecta con las esencias superiores de lo que
no tiene faz, lo que solo se percibe. No hace falta nada más que sentir el  amor, la
creatividad para reconocerlos; es el lazo invisible entre sentimiento y pensamiento.
Hod se encargará de racionalizar la percepción de todas las cosas.
.

El Árbol de la Vida nos describe en el Sephirah Netzah la alquimia emocional para


acceder al estado superior de la experiencia.

Alquimizar nuestros sentidos nos lleva a la iniciación de la conciencia del Poder y


la Belleza, la Victoria de la luz sobre las tinieblas; la Victoria del Amor por encima
de la pasión de los instintos, que sin negarlos, los transmutamos. Esa Belleza que
sentimos por la creación entera y esa sublimación nos lleva a la Verdad.  

Las palabras del filosofo del siglo IX Abu Sulaiman al-Davani describen a la
perfección lo que nos propone Netzah:

La música y el canto no pueden producir en el corazón aquello que no existe ya en


él.
.

La esencia de Hod: La Gloria y la Verdad.

Hod, He, vav, daleth, es el tercer Sephirah de la Columna de la Izquierda y el 8º


del Árbol de la Vida o Árbol Cabalístico, y representa la perfección a través de
la Verdad. Su Experiencia espiritual es la de la “Visión del esplendor”. De este
Centro recibimos los impulsos intelectuales que nos llevan a no contentarnos sólo
con los placeres de Netzah.

Con Hod corregimos los posibles desmanes vividos bajo el imperio de los


sentidos. Hod hereda el pensamiento activo de Binah y por lo tanto es el
encargado de discernir lo que es lícito de lo que no lo es y de aplicarlo a nuestras
vivencias. Después de gozar de la experiencia del placer, Hod nos propone
comprender por la vía de la razón y del análisis qué es realmente la vida.
.

Dice el Sepher Yetzirah, el Libro de la Sabiduría Cabalística que todo emana


de Hochmah y Binah, Fuerzas que se manifiestan como positiva y negativa y que
engendran todos los demás Sephiroth.
Hochmah es la esencia sublime de toda Creación
Binah es el Creador en potencia de la Forma.
En Hesed tiene lugar el proceso anabólico cósmico, (anábole, arriba, ascensión).
En Gueburah es el proceso catabólico, (kata, abajo, descenso)
En Tiphereth es el proceso metabólico; (metábole, cambio).

Netzah y Hod son la síntesis de todos los procesos anteriores pero dispuestos a


liberar el espíritu del modelo preestablecido. En Hod se desencadena el libre
albedrío y puede generar el caos porque para modificar una estructura hay que
estar dispuestos al cambio y readaptarse.
.

La naturaleza de Netzah optaba por su libertad para seguir el canto de sirenas; los
sentidos son los que desean llevar las riendas. Pero el espíritu o Yo Superior trata
de volver a manejar el timón, y Hod juega en dos campos, Arriba y Abajo; en lo
inferior, lo particular, lo individual, pero sabe que tarde o temprano deberá
descubrir la verdad de quién es realmente y recobra la razón, el discernimiento, la
conciencia de lo que ES; reemprende el camino de vuelta hacia lo superior.

En Hod reina la ley de la analogía, “Lo de Arriba es igual que lo de Abajo”. Por ello
se atribuye el dominio alquímico de la Verdad, de la grandeza del espíritu que ya
conoce, ya sabe, ya integra. En Hod radica la voluntad personal, la matriz de las
formas, la estructuración de la conciencia adámica.

También se conoce a Hod como la esfera donde la magia del poder del intelecto
que resuelve todos los problemas a imagen y semejanza de cómo se haría en el
mundo de los Arquetipos de Pensamiento. Todas nuestras experiencias terrenales
son operaciones mágicas para poner a prueba nuestro ingenio y capacidad de
gestión.
.

Hod es la esfera de la Forma de todo lo que se anima, pero no se refiere solo a la


forma tal y como la entendemos en el mundo real que conocemos, (si es que es
real), sino de cualquier aspecto de la experiencia en cualquier dimensión, física,
astral, etc..

De ahí que se nos proporcione todo el material necesario para proyectar y que
esas proyecciones acaben convirtiéndose en realidad. Eso es lo que define la
alquimia del pensamiento: cuando el poder de la Voluntad es enfocado hacia la
Verdad caen los muros de la incomprensión y todo es factible; lo que proyectamos
es lo que nos conviene y por lo tanto lo que materializamos.

El representante plantario de Hod es Mercurio y administra los contenidos de


Géminis y Virgo.
.

La atribución del Arcángel Mikael al Sephirah Hod está relacionada con el


significado de su esencia. Mikael es “semejante a Dios”, porque es el que permite
la curación. Nada es más beneficioso que la Verdad. La figura del Arcángel Mikael
aparece vestido de azul, brazo en alto con una espada en la mano y en la otra
unas balanzas; le pisa la cabeza a una serpiente como símbolo de la victoria de la
gloria sobre las tendencias contrarias a la luz.

Así el equilibrio de la razón y la fuerza del poder de los Sephiroth quedan


revelados. De su espada de doble filo, rojo y azul emana un rayo violeta
transmutador. Los dos filos de la espada indican su doble poder: crear el bien y
eliminar el miedo, iluminar la oscuridad. Con la Espada de Luz de Mikael cortamos
por lo sano cualquier experiencia o energía mal canalizada que no deseamos
manifestar o perpetuar en nuestra existencia.

Las fuerzas Mikaélicas y su ejército de Luz nos aportan claridad para que todo en
nuestra vida sea conforme a la Ley de Arriba. Esa es la Visión del esplendor que
nos propone el Sendero que nos lleva a Hod. El Iniciado en la Verdad y
Autenticidad vislumbra el esplendor de la Creación en todas las manifestaciones
para depositar en el siguiente Sephirah sus valores más sublimes.
.

Yesod: el Fundamento.

Yesod: Yod-Samekh-Vav-Daleth. Arquetipo de la fecundidad. Noveno Sephirah y


base de la Columna del Equilibrio. Nos habla de la “Inteligencia Pura”, porque es el
encargado de purificar todas las emanaciones restantes del 
Árbol de la Vida o Árbol Cabalístico. La imaginación al poder.

Yesod es el fundamento del Universo tal y como nos revela su imagen planetaria,
la Luna, cuna de las emociones, útero, cobijo y esencia adscrita a Cáncer. Último
Centro del Mundo de Formación o Yetzirah cerrando el triángulo inferior que va de 
Netzah a Hod. Refleja la forma que se ideó en Binah, la imagen que se ve, y su
espíritu conecta con Tiphereth y con la materia en Malkuth.

Yesod recibe las emanaciones de todos los Centros del Árbol de la Vida y los


computa para que se infiltren armoniosamente en el mundo físico. Los 4
Elementos, Fuego, Agua, Aire y Tierra están representados en Yesod en esa
quintaesencia de todo lo aprendido que va a expresarse definitivamente
en Malkuth para finalizar el ciclo.
.

La función de Yesod es la de purificar porque filtra los contenidos no aptos para la


expresión de la imagen. Es la magia de la que hablamos en Hod, permitiendo que
la verdad que al fin ha de palparse, se manifieste en todo su esplendor.

Pero es necesario entender que en Yesod no se crea la magia, sino que se


materializa lo que ha sido creado a partir de la chispa en Kether y bajando
peldaño a peldaño por la Organización de Etz Hayim o Árbol de la Vida. La madre
cobija en el útero el fruto de la unión del espermatozoo y el óvulo, por lo tanto en
Yesod no se podrá escenificar aquello que no se diseñó previamente.

Ya existe, ya ES. La potencia generativa y receptáculo de todas las Emanaciones,


y por ello es el lugar donde la imaginación creativa está en pleno desarrollo. Es
Noé que despierta del sueño. Lo psíquico, lo instintivo, la persona y su sombra.
.

Cada acto de nuestra vida tiene un origen espiritual, mental, emocional para
acabar densificándose y ser forma, se trate de pensamiento, sentimiento, o
materia. Yesod es el puente que nos lleva definitivamente a abajo.

La conciencia que actúa en Malkuth succiona la esencia de Yesod porque está


directamente unida a Tiphereth, (nuestro Kether), para que ese material-
experiencia terrenal posea los polos positivo, -Sol-, y negativo, -Luna-.

Yesod es considerado la morada de la Ilusión, Maya, porque allí reinan todas las
imágenes. La imaginación se alimenta de las creaciones de Yesod, después de
haber acumulado deseos y sensaciones, (Netzah), junto con el poder de la razón,
(Hod), para que la intuición funcione al máximo en nuestros mecanismos internos,
pero para ello es necesario conectar con las profundidades de nuestro
inconsciente.
.

Si decíamos que en Hod están todos los arquetipos del mundo de


pensamiento, en Yesod abunda el Éter Reflector de la Tierra, el que contiene la
memoria de todas las vidas del planeta, del universo. En este Centro se manifiesta
el inconsciente colectivo de la humanidad, vidas, encarnaciones pasadas y
actuales. La rueda del nacimiento no es otra cosa que la del aprendizaje de
los Senderos del Árbol de la Vida, de lo macrocósmico a lo microcósmico.

Yesod-Luna es el satélite de la Tierra y guarda la memoria de todos los planos de


manifestación por las que el ser humano va pasando. Durante las 4 fases de la
Luna el ser humano tiene la posibilidad de conectar con la sabiduría ancestral que
almacena desde el alba de su nacimiento hasta el ocaso de su existencia. Yesod-
Luna está en perpetuo movimiento de flujo y reflujo para darnos la posibilidad de
percibir los misterios desde dentro y desde fuera.

La iniciación a los misterios de la Cábala refleja este principio positivo-negativo.


 Las Fuerzas de Yesod-Luna son tremendamente poderosas, de ahí que las
antiguas culturas siempre respetaron los ciclos lunares. Yesod gesta por su polo
negativo y da a luz por su polo positivo. La mujer es la digna representante de
Yesod por poseer ese doble etérico en su misma función de mujer fecundadora y
fecundada. El hombre de hoy será la mujer del mañana.

El Arcángel Gabriel es el guardián de Yesod.


.

La esencia de Malkuth: la última frontera hacia la eternidad.

Desvelando a Daath

Malkuth, décimo Sephirah del Árbol de la Vida o Árbol Cabalístico, Mem,


Lamed, Vav, Tav. Sus títulos son: Inteligencia resplandeciente exaltada por encima
de todas las cabezas; el Umbral de la Muerte, de la Sombra; la Madre, la Shekinah
de abajo.

Malkuth es el reino de Kether en la Tierra. En Malkuth existen los principios de los


4 elementos, Fuego, Agua, Aire Tierra. Todas las partículas de nuestro universo
personal, -el microcosmo-, se congregan en Malkuth porque es el Sephirah que
nos permite la cristalización de todo lo que hemos adquirido en los distintos
Mundos, como resultado “estable” de la coherencia de la conciencia que se ha
puesto en marcha para permitirnos Ser.
.

Los Sephiroth del Árbol Cabalístico encuentran en Malkuth el punto culminante


en la experiencia material. Es el anclaje hacia nuevas realidades una vez hemos
vivido los capítulos correspondientes al desarrollo de nuestro destino.

En su recorrido por el Árbol de la Vida, el alma sueña ser “algo” único, una unidad
en una multiplicidad; un cuerpo en el cuerpo de Dios, Adán Kadmón prototipo del
ser celestial que debe unirse a la Shekinah, la Gran Matrona del
Mundo. Malkuth es el sueño hecho realidad, hecho carne.

De Tiphereth a Yesod el ser recibe la vida para cristalizarla en Malkuth que lleva


en si todos los elementos condensados de la creación, la de Arriba y la de Abajo.
Hay en Malkuth una espiritualidad sistémica, es decir que afecta el Mundo de
Assiah o Acción, y es que en Malkuth arde el Fuego de la espiritualidad, bulle el
Agua de la emanación emocional, circula el Aire del fermento del Verbo Creador y
se consolida la Tierra de la realización.
.

Malkuth es el Reino de la Muerte, nos dice la Tradición de la Cábala, porque es el


Reino que nos permite la constante renovación. Vida-Muerte-Vida. Debemos
volver a la naturaleza para que esta nos acoja y nos devuelva a la existencia.
Cuando no respetamos las leyes del Cielo, o las de la Tierra, volvemos una y otra
vez para aprender y reconsiderar nuestros actos.

La Naturaleza, regida por Binah, nos somete a su “ley”. Es la presencia viva y


activa de los planos físicos, es la Vasija de la resistencia; la Shekinah Shabat, el
cuerpo realizado y donde cumplimos nuestro Tikun.

Así debemos entender la Ley que nos “somete” a la reencarnación, esa sucesión
de vidas que tenemos ineludiblemente que pasar con un cuerpo único, una serie
de distintivos que nos hacen ser irrepetibles en Malkuth, pero con un bagaje hecho
de secuencias que nos acercan paso a paso a la Sabiduría. Es lo que buscamos
cuando después de haber bajado por los Senderos del Etz Hayim tenemos que
empezar el camino de retorno; es la Ascensión.
.

Manifestamos nuestras vidas en 4 campos, en 4 Mundos, en 4 Cuerpos, en 4


elementos, desde Atzilluth o Emanación a Assiah o Acción, donde la forma tiene su
máximo esplendor y desarrollo. Cuando nos referimos al axioma hermético: “Lo de
Arriba es igual que lo de Abajo y lo de Abajo es idéntico a lo de Arriba”, estamos
hablando de ser a imagen y semejanza de la naturaleza física, emocional, mental
y espiritual, por lo tanto, en Malkuth vamos a experimentar progresivamente todo
este desarrollo con todas sus consecuencias y magnificencia.

La Kabbalah (Cábala) nos permite reconocer con su sistema o tratado de


comportamiento, la suprema sabiduría de la construcción de este Árbol de frutos
que nos desvela el misterio de la Vida.

Malkuth nos destierra pero a la vez nos eleva porque encarnación tras
encarnación nos aproximamos a la esfera del máximo conocimiento. De Malkuth a
Kether en la Ascensión nos encontraremos con Daath, Sephirah velado a la
conciencia que aún no se ha expresado, no se nos ha revelado.
.

Daath es Conocimiento. Es el llamado falso Sephirah por tratarse de una esfera


de conocimiento abstracto que solo se descubrirá a quien se haya abierto a la luz,
de lo contrario seguirá siendo un misterio, un abismo, una puerta oculta. 

Daath está en el corazón de cada Sephiroth, de cada ser humano y por ello es un


Sephirah totalmente subjetivo: hay quien no lo verá jamás y hay quien sabrá
sintonizarse con su esencia. Se sitúa debajo de Kether, a medio camino de 
Hochmah y Binah en el centro del Etz Hayim o Árbol de la Vida.

Daath es el punto de percepción más elevado del alma humana. Cuando el Yo


Superior ha alcanzado la estatura completa de su desarrollo evolutivo, puede
elegir entre volver a encarnarse para ayudar al desarrollo de la vida en Malkuth o
elevarse y dispersarse en el Gran Logos.
.

En Daath se asumen los plenos poderes y se alcanza una percepción completa


de Ain Sof Aur, esa Gran Luz. Daath representa la Iluminación y Malkuth nos
permite la experimentación de esa iluminación pero desde el desapego total
porque la personalidad mortal ya no se identifica con su densidad y se separa
fácilmente  de su ropaje transitorio.

Daath es también llamado la Habitación Vacía. La ausencia de símbolo nos


ayuda a comprender el Desnudamiento completo de Dios. Ni fuerza ni forma, pero
ambos contenidos en un estadio de suprema meditación. Este es el "secreto" del
Sendero de Etz Hayim, de Hesed hacia Daath en un proceso que adentra al
iniciado en la Noche Oscura del Alma.

Cuando al fin sabemos que somos mortales inmortales, nuestra concepción del
mundo cambia y podemos vivir el momento presente conociendo nuestra
atemporalidad.
La Kabbalah: El cuerpo del Árbol de la Vida y el cuerpo humano (1)

La Cábala nos describe la organización metafísica de la vida porque abraza la


visión holística del universo. Quien se acerca a este conocimiento y descifra sus
códigos descubre sin duda el origen de la existencia y la potencia extraordinaria
de la energía en plena manifestación, que se expresa en el Mundo de Assiah, el
Mundo de la Acción, y éste se origina en Kether, el primero de los Sephiroth del 
Árbol de la Vida o Etz Hayim.

A partir de la Corona, de Kether, se inicia la creación del macro y micro cosmos.


Desde arriba, Ain Sof, (la Nada), la existencia se despliega, la luz se recrea sobre sí
misma y se abre paso desde dentro, -contracción- hacia fuera, -expansión-. Así la
energía busca un continente para establecerse y crear, esto es, Bara.
Se trata de una sabia, compleja y perfecta ecuación que estamos recreando a
cada momento en cada experiencia de vida. Crear es inherente a la condición
humana. Creamos seres, ideas, sentimientos, objetos; creamos un cuerpo del
deseo, un cuerpo mental, un cuerpo físico en una incesante marea energética.
El propósito de la filosofía cabalística es comprender esos procesos que desde lo
infinitamente pequeño a lo inmensamente grande, el alma de cada experiencia
tiene un propósito bien definido: entrenarnos para ser conscientes de lo que
somos y hacemos. En Cábala se estudia la unión de la ciencia y la conciencia
 para penetrar en el misterio del mundo a imagen y semejanza de Ha-Shem. (Dios
o Energía primigenia).
Pero para empezar a comprender qué es Ha-Shem o qué es el Mundo,
empecemos por comprender de qué está compuesto nuestro yo más definido:
nuestro cuerpo.
Donde termina la filosofía, empieza la Kabbalah. Decía Rabbi Nahman que La Kabbala
es el justo equilibrio entre el amor de la sabiduría y la sabiduría del amor.

La Kabbalah nos muestra cómo se inicia el proceso de integración de la conciencia


mediante códigos.

•Las claves le las Letras Hebraicas son: luz y energía


•Las claves del Árbol de la Vida son : luz y energía
•Las claves de nuestro cuerpo físico son: luz y energía.

El cuerpo es Guf, en hebreo, y se compone de las letras guimel vav phe. Las Letras-


Fuerza o Letras Sagradas que forman los nombres de todas las cosas, expresan
estados de conciencia, de ahí la importancia de saber qué nos transmiten.
La primera Letra-Fuerza es Ghîmel, (3), gamal, el camello, pero también es guemul,
que expresa la acción de dar y de asir. Su forma ‫ג‬ es como la de un pie que corre para
ir al encuentro de su destino. Es la actividad, el movimiento, la puesta en marcha de
una fuerza creadora que recibe el formidable impulso de la conciencia que se
expande. Guimel contiene la matriz masculina y femenina porque expresa el
arquetipo de la semilla de la vida misma, pero no sabe aún que posee esta vida en sí.
Proyecta la existencia de todo lo que creamos antes, ahora y después.

Para la Astrología Cabalística, también conocida como Astrocábala,


(método Kabaleb), es el tercer estadio del impulso del Fuego que tiene el propósito de
convertirse en luz que se opondrá a las tinieblas. Pero enfrentarse a las tinieblas tiene
su precio y es la humildad.
El cuerpo emprende con Guimel el camino de la libertad, la travesía del desierto que
exige al hombre elevarse hacia un alto compromiso. Al cuerpo hay que respectarlo,
amarlo. Pero la auténtica libertad se enfrenta a los temores que nos paralizan, a la
frustración, -nuestro cuerpo es limitado- y  sujeto a la reencarnación. Ser piedra de
donde brota la vida es el cometido del Guimel. No resulta fácil renunciar a la vida en la
dimensión etérica para bajar al mundo físico. Pero Guimel de Guf, cuerpo, es la
primera base para la creación.

A Ghimel también se la reconoce como la matrona que concibió nuestro universo


físico. Recordemos que el propósito espiritual utiliza el mundo físico para realizarse y
es como si tuviésemos que «oscurecernos» con ese ropaje material y enfundarnos los
vestidos simbólicos con los que se tapan Adán y Eva del relato mítico
del Génesis. Ghimel, cuerpo es la inicial de GADU, el Gran Constructor del Universo
que no formuló su creación hasta que Ghimel asumió sus funciones en la alineación
de las Letras hebraicas. Para profundizar tenemos nuestro 
Vemos que la Carta representativa del Tarot que corresponde a la Letra Ghimel es la
Emperatriz, asociada a Saturno, expresando lo que tiene que empezar a manifestarse
y nos lleva lejos del punto en el que nos encontramos, (el camello y la travesía del
desierto); es la nueva ruta que está a punto de iniciarse.
Vav, (6),  ‫ו‬ , es la segunda Letra-Fuerza de la palabra Guf, cuerpo. Es sonido y vacío,
pero expresa la conjunción; es un gancho y representa la sustancia fecundadora
masculina. Vav tiene la facultad de invertir del tiempo, del presente al futuro y
viceversa, nos da la idea de un continuo en el tiempo. Así nos reencarnamos una vez
y otra adquiriendo un nuevo cuerpo, pero nuestra conciencia, aunque asume nuevas
experiencias, acumula su bagaje existencial vida tras vida. Siempre sumamos, nunca
restamos.
Vav, ‫ו‬, nos introduce en el misterio de la procedencia de la vida porque es el eslabón,
un convertidor de energía que nos “enchufa” a la vida, que viaja a la velocidad de la
luz. Es el agente que engendra el deseo de existir. Vav representa el arraigo de Guimel,
le pone emoción-deseo, hace de puente, de enlace entre dos estados, la primera y la
tercera letra de la palabra Guf, Guimel y Phé. Su energía de unión hace posible que
comprendamos y aceptemos la parte masculina. Se llena el espacio con las energías
adecuadas y le insufla a Guimel, el impulso para levantarnos y echar a andar.
Vav se asocia a Escorpio, el signo de la interiorización de los sentimientos, el puente
entre las tinieblas y la luz, lo que nos lleva de lo sublime a lo terrenal,  regresando a
niveles inferiores, para volver a ascender.
En el Tetragrama Yod-He-Vav-He, es el elemento activo, el acto de fecundación, la
acción, el descenso que da lugar a la formación de un nuevo ser, de una nueva
realidad.
La Letra Vav es la conexión del cielo y la tierra porque también representa la
conciencia del Yo en el aquí y ahora. Recordemos que el Mundo fue completado en
6 días, dejando claro que Vav es el primer eslabón hacia la perfección de toda
Creación. Vav es la mecha que prende, lo que libera la energía de la transmisión y es
lo que da brillo a nuestro mundo celular. Vav, expresa el sonido y el vacío, la
necesidad de conectar con nuestro corazón.
En el Tarot la carta representativa del Vav es la de los Enamorados. Representa la
encrucijada de la vida, el puente que nos lleva a la luz o a las tinieblas, hacia la
realidad material y la espiritual. Asumir Vav es asumir que somos duales, que
estamos ora arriba, ora abajo, que nuestro cuerpo es joven y se desgasta y que cada
actitud determina el futuro.
La tercera Letra-Fuerza de la palabra Guf, (cuerpo), es la ‫פּ‬, Phé, que es la boca que
expresa poder, servidumbre y liberación, tal y como el verbo, la palabra es evocadora,
liberadora. La tradición, la kabbalah, se transmite de Phé a Vav, (oído). Phé se encarga
de crear la comunicación para que el ser comprenda la importancia de la transmisión
de su saber, de su simiente, de su luz.
Phé  participa de una manera activa en la revisión del universo, ayuda a tomar
consciencia del enlace del Vav entre el principio y el fin de todas las cosas, entre el
cielo y la tierra, entre lo superior y lo inferior. Son la fuerza de la razón y la dialéctica
los que apaciguan las emociones y dan lugar a que la naturaleza humana comprenda
su misión. Esta es la finalidad del cuerpo, ser receptor de toda esta energía divina y
transmisor de esa luz que posee.
En el Tarot la lámina representativa es la de la Estrella. La fuerza de la razón es un
don que permite no atarse a las circunstancias, en este caso al cuerpo, referencia de
la naturaleza humana, pero a la vez residuo que debe liberarse para alcanzar una
Verdad más elevada.
Así Guf, guimel vav phe describen a la perfección qué es nuestro cuerpo:
Un receptor de energía que debe tomar conciencia de sí mismo y transferir su luz y su
energía para crear. Asumir su función masculina y femenina, receptora y transmisora
de continuos procesos de vida, desde lo físico a lo metafísico, cuerpo y espíritu. Pero
el cuerpo cambia, se transforma, crece llega a plenitud y se desintegra. La chispa de
luz o simiente se convierte en materia para volver a los orígenes, en ser polvo de
estrellas.
El Génesis empieza en el Principio y describe el recorrido de la Luz-Energía. Penetrar
en el pensamiento cabalístico es adentrarse en esta ecuación divina que nos traslada
a un campo de fuerzas enorme. Einstein llegó para  formular este principio cabalístico
con su Teoría de la Relatividad Especial: “la masa de un cuerpo es una medida de su
contenido de energía”, ya que masa y energía son  proporcionales: E=mc2  :
m representa a la masa, E es la energía y c  es la velocidad de la luz (300.000 km/s). 
Así diríamos que la luz es equivalente en todos los procesos de vida, desde lo más
denso a lo más sutil y que solo se trata de integrar esta ecuación que demuestra que
si somos luz y no hay resistencia, nuestras células vienen y van, se sienten ligeras, no
se oponen a la energía y su vibración, y por lo tanto responden en nuestro organismo
con un alegre baile que nos aporta salud, beriyout, (de bara, crear).
El Zohar dice que la Fuente de la luz está situada en el séptimo cielo pero que el ser
humano sólo puede acceder a las claves que le permitan llegar al sexto cielo,
comprendiendo que el séptimo es la fusión. Vav, es la 6ª Letra y Tiphereth, sexto
Sephirah del Árbol de la Vida, donde se alojan el Sol y el corazón.
El puente que nos lleva a Tiphereth es Vav, el puente que nos lleva a la Luz es la
energía del Amor. Todas las cosas están encadenadas armoniosamente, de igual
forma que la naturaleza del cuerpo es tan increíblemente sabia que cuando algo no
funciona adecuadamente es porque, de alguna manera, hemos alterado el proceso de
nuestra Luz. (Aur: Aleph,Vav, Reish)
Para la Cábala, la realidad verdadera es esa luminosidad, el Sol que se encuentra en
cada ser. Nuestras partículas de energía, nuestras células cargadas de santidad son
fuerzas de indescriptible poder, de majestuosidad y de luz que anima todas las cosas
de lo más pequeño a lo más grande. La realidad de este mundo no es la materia, sino
la vibración de estas chispas radiantes de espiritualidad que hoy día llamamos
energía y que vibran a distintas densidades, dinamizando y manteniendo candente
todo lo que existe.
Así la habilidad del ser humano es saber manejar y mantener su fuente de luz para
que nuestras células no se detengan o vibren a una frecuencia inferior a la que le
corresponde, (el ser humano funciona en un rango de frecuencia que va de 16 a 32
Hertzios).
La mejor manera de manejar este material lumínico es mediante el pensamiento
amoroso que se emite también en frecuencia. Es lo que en Cábala se denomina
orientar los Kavanot, los pensamientos dirigidos hacia la mejor opción de uno mismo,
haciendo que las vibraciones interiores transmuten nuestros estados más
destructivos.
Modificando nuestro estado de conciencia podemos cambiar nuestras
circunstancias. El pensamiento repercute en nuestra visión y percepción del mundo y
la energía de luz se acelera y consigue mejorar cualquier estado alterado, emocional,
mental y físico.
El Árbol de la Vida representa el esquema de nuestro cuerpo, nuestra energía, el
modelo sobre el cual establecemos nuestras circunstancias.
La Cábala nos presenta el cuerpo humano como un sabio receptáculo de energías y
todos los órganos del cuerpo están vivos gracias a la energía celular. La relación de
nuestro espíritu con el esquema o anatomía biológica ilustra la idea cabalística
de hitlabshut ("investidura”), donde una realidad más elevada se inviste dentro de una
inferior. Los Sephiroth del Árbol guardan relación con  la fisiología del cuerpo
humano.
Trataremos de explicar en un próximo artículo esa relación.
La Kabbalah: El cuerpo del Árbol de la Vida y el cuerpo humano (2).

El Árbol de la Vida o Árbol Cabalístico es el esquema de nuestro cuerpo, el templo


donde experimentamos cada una de las circunstancias de nuestra vida.

Si tomamos como referencia el esquema del Árbol Cabalístico, desde Kether


 a Malkuth, podemos seguir Sephirah tras Sephirah, órgano a órgano todo el
circuito de nuestro organismo, desde lo físico y denso hasta lo más sutil. Somos
cuerpos de luz en plena manifestación experimentando la vida en el mundo de la
materia, -Malkuth-, para ir asumiendo todas nuestras funciones, físicas,
emocionales, mentales y espirituales.

La Cábala nos habla del macro y micro cosmos, particular y colectivo y de todo su


despliegue energético. Como vimos en un anterior artículo, las Letras Hebraicas
también están adscritas a los diferentes procesos biológicos del cuerpo. Pero no
se trata de estudiar solo la parte consistente o física, sino también la energía que
circula y da vida a la materia y para ello la Cábala posee uno de los mejores
manuales de instrucción.
El Ser humano en la tierra es el representante del Ser Primordial o Adam Kadmon.
Nos basamos en la ley de las analogías y el hombre tiene bien definido el esquema
del Árbol Cabalístico en su cuerpo.

Así tendremos que Kether, Hochmah y Binah constituyen la cabeza, con los dos


hemisferios y el ojo derecho y el ojo izquierdo; Hesed es el brazo derecho, y el
izquierdo en Gueburah; Tiphereth es el corazón; Netzah y Hod las caderas y piernas
derecha e izquierda; Yesod es toda la parte central del bajo vientre con los órganos
que allí se ubican y en Malkuth están los pies.

Pero este esquema solo se refiere a una representación general del cuerpo.
Puntualicemos que la perspectiva del Árbol se verá desde dentro y fuera, es decir
que lo que vemos de frente en la derecha se convierte en izquierda desde dentro y
viceversa. De esta forma experimentaremos Etz Hayim o Árbol Cabalístico desde
diferentes matices.

En Kether, particularmente, localizamos todo el sistema central y lo asociamos al


cerebro como el órgano desde dónde se gobiernan las funciones eléctricas del
organismo, tal y como en el Árbol representa la fuerza Ain Sof, desde donde se
origina la vida, pero ya sabemos que no es el único motor.
En Malkuth, los pies, están representados energéticamente todos los órganos del
cuerpo, y no cabe duda que los pies son el sostén visible de toda la estructura
corporal, (los pies también representan a Piscis y las emociones). La relación entre
la cabeza y los pies, entre Kether y Malkuth nos dará la medida de todas las cosas
desde lo físico a lo metafísico, densidad y sutilidad.

El sistema del Árbol de la Vida se distribuye en 4 campos o Mundos:


•Emanación o Atziluh.
•Creación o Briah.
•Formación o Yetzirah.
•Acción o Assiah.

Toda nuestra biología depende de la buena sintonía y equilibrio entre estos 4


planos. Funcionamos mediante claves o registros que ponen en marcha todos los
sistemas del Árbol Cabalístico en cada uno de los Mundos y en cada uno de 
los Centros o Sephiroth. Así tendremos que todos los impulsos orgánicos
dependen del buen funcionamiento de estos campos de conciencia que detallamos
a continuación.
Organización de todo el sistema del cuerpo humano relacionado con los 4
Mundos :
•En el Mundo de Atzilut o Emanación tendremos la organización espiritual que
diseña el sistema mental.
•En el Mundo de Briah o Creación tendremos la organización mental que diseña el
sistema emocional, es lo objetivo y lo subjetivo.
•En el Mundo de Yetzirah o Formación tenderemos la organización emocional que
diseña el sistema físico o material. 
•En el Mundo de Assiah o Acción tenderemos la organización del mundo físico y
material y el diseño de la próxima estructura de los mundos sutiles porque nuestra
experiencia material sirve de guía a los mundos superiores que siguen
perfeccionándose.
Estos 4 Mundos se inter-penetran e interrelacionan para dar impulso a toda la
estructura de lo que somos en toda expresión de nuestro Ser.

Así cuando se declara una enfermedad, para la Cábala significa una alteración del
proceso de luz de la energía celular. La enfermedad, del latín infirmitas, expresa la
ausencia de firmeza. La disfunción es una reacción biológica de supervivencia
frente a una experiencia vital caótica, y esta produce la desaceleración o
modificación del sistema biológico, que no solo afectará la parte física del
individuo, sino que desestabilizará la parte sutil de este mismo órgano o miembro
en los 4 Mundos donde se origina la vida.  Así que la sanación debe tener lugar de
forma global.

Es fácil de entender, la cabeza no puede desligarse de los intestinos, no podemos


prescindir de las partes de un todo sin alterar el conjunto. Por lo tanto, cuando algo
falla, cuando hay una “ausencia de firmeza”, busquemos sanar, reordenar no solo el
apéndice dañado, sino que debemos restablecer el fluido entre los distintos niveles
del Árbol de la Vida a través de los Senderos o caminos que los relacionan.
Por ejemplo, cuando un hígado enferma, órgano relacionado con Hesed y el Mundo
de Creación, no sólo hay que gestionarlo desde Malkuth en el Mundo de la Acción
tomando fármacos para tratarlo, sino que hay que buscar la causa que originó esa
disfunción y volver a programar, a nivelar la energía de este órgano en los otros
Mundos.

Es cierto que el cuerpo es una valiosa herramienta de curación porque nos da la


voz de alarma, y porque además solemos pasar por alto los distintos avisos de
nuestros cuerpos más elevados, -emocional y mental, o la causa de la falta de
conexión con nuestro ser espiritual-. El no percibir esas alarmas debido a esa falta
de información y conciencia, puede generar un proceso de enfermedad en los
Mundos Superiores, esa patología tomará tierra en el Mundo de Acción, en el
cuerpo.

Insistimos, cada parte del cuerpo humano está adscrita a un sistema emocional,
mental y espiritual y partimos de un método de agrupación celular que es pura y
fantástica ingeniería. Cuando el espermatozoo entra en contacto con el óvulo, la
maravillosa maquinaria se pone en marcha y produce el milagro de la conjunción.
Toda la información celular empieza por la Emanación; pasa al proceso
de Creación, cuando todas las células sin carnet de identidad sabiamente se
agrupan, se distribuyen, se numeran. El proceso de Formación se inicia cuando se
forman cada una de las partes del organismo. Se gestan durante unos 9 meses y
nace el conjunto celular organizado con el proceso de Acción.

Desarrollar esa conciencia y responsabilidad en todos los procesos es nuestra


tarea humana. El Árbol Cabalístico nos ayuda a entrever nuestras funciones,
comprenderlas y asimilarlas. Llevamos en sí el germen de la perfección, pero la
falta de dominio de los diferentes cuerpos en los 4 Mundos altera nuestra realidad.
De nosotros depende volver a recuperar el mando.
Daremos más pistas en próximos capítulos.
La Kabbalah: El cuerpo del Árbol de la Vida y el cuerpo humano (3)

Seguimos con el esquema del cuerpo humano en relación al Árbol de la Vida. Cada
segmento del Árbol Cabalístico representa también un segmento de las distintas
partes y funciones de los 4 cuerpos que posee el ser humano. La ciencia médica
nos presenta la biología como el estudio científico de los seres vivos, y
específicamente de su origen, el origen de la vida, su evolución biológica y sus
propiedades, así como de su interacción con el entorno. Así, estudiando su
dinámica y sus funciones comunes, se establecen las coordenadas generales que
rigen la vida y los principios sobre los cuales se organizan.

El estudio de la biología admite diversas especificaciones que describen el proceso


orgánico del ser donde se integran tratados de biología química, 
biología molecular, genética, etc. Todas estas especialidades aportan numerosa
información acerca del comportamiento celular y ontogenético del individuo.
La biomedicina es una fuente de conocimiento inagotable porque el ser humano
posee en sí mismo todas las funciones propias de su propio desarrollo, desde la
anatomía, pasando por la bioquímica, la citología y la citogenética, o el estudio de
las células y la genética celular; hasta la embriología, la ecología o la filogenia que
disecciona el comportamiento de los seres vivos; todas estas especialidades están
destinadas a tener una mejor taxonomía del ser humano.

El proceso de la naturaleza humana está totalmente integrado y representado en


el Árbol de la Vida porque representa el origen y el destino de esa naturaleza del
ser.

El Génesis ya nos describe el Árbol del Conocimiento como esa fuente de alimento
del alma y el cuerpo. La medicina tradicional no tiene en cuenta la metafísica,
aunque hay un predominante y notable avance de la nueva medicina en este
sentido para que una relación psique y soma saludable sea una ayuda eficaz en la
prevención de patologías.

Cuanto más relacionamos los 4 cuerpos, físico, emotivo, mental y espiritual, más
nos acercamos a la auténtica dimensión del ser humano.
En los anteriores artículos de La Kabbalah
: El cuerpo del Árbol de la Vida y el cuerpo humano hemos dado algunas
pinceladas de la relación de los Cuatro Mundos del Árbol de la Vida.

Ahora se trata de acercarnos a la función de cada Sephiroth o Centros del Árbol 


para comprender el sentido de la estrecha relación de esos cuatro cuerpos y cada
uno de los 10 Sephirah en los aspectos físico, emocional, mental y espiritual.
Kether

Kether, como Fuente desde donde surge la chispa desde el Gran Principio y que
asociamos a todo el sistema central que dirige las funciones cerebrales, igual que
el sistema operativo de una computadora dirige los distintos programas que se le
insertan. Kether es la fuerza Ain Sof de esa “Nada Ilimitada” que es en realidad un
gran depósito de toda la memoria del universo donde se almacena una energía
poderosa, viva, que despliega una extraordinaria potencia que se transforma en
paquetes de Luz o Aur.
El cerebro humano suele describirse como un procesador paralelo masivo, es decir,
un sistema de cómputo en la que muchas operaciones se ejecutan de forma
simultánea. Posee unos 100.000 millones de neuronas y cada una de estas
neuronas establece aproximadamente 10.000 sinapsis y todo almacenado en una
estructura del tamaño de una hogaza de pan y que opera a una potencia máxima
de apenas 20 vatios, pero que sin embargo cuenta con un sofisticado sistema de
rendimiento que los investigadores informáticos podrían envidiar.

Por otra parte, tal y como una computadora necesita un dispositivo de refrigeración
para que la maquinaria no resople, el cerebro también necesita oxigenarse, ya que
sin ello se colapsa, se bloquea. Las variaciones en los niveles de oxígeno en la
sangre que circula por el cerebro son proporcionales a la actividad de las gestiones
que monitoriza. Se cree que las áreas más activas utilizan más oxígeno, y una
disminución drástica puede originar problemas.

De la misma forma funciona Kether en el Árbol Cabalístico que gestiona el “Soplo


Primordial”, el primero de la creación genésica y el primero que recibe el ser que
nace a la vida para encender el motor de su existencia. Una buena asimilación del
“soplo” genera una experiencia saludable de la conciencia.
Pero ¿qué es la conciencia o consciencia?

Según su significado etimológico, la conciencia es un conocimiento compartido;


pero la consciencia es un auto conocimiento, porque incluye lo que el sujeto
conoce, se hace cargo de sus propios actos, sentimientos y pensamientos.

Lo cierto es que está demostrado que el ser humano está capacitado para diseñar
escenarios mentales que le ayuden a planificar sus experiencias futuras en función
de sus experiencias pasadas y de la perspectiva que posee respecto a estas.

Esto es el sabio conocimiento aplicado. Estamos explicando en términos más


pragmáticos lo que es Kether.
La esencia de Kether es la Voluntad Suprema por encima de todos los misterios, y
que procesa en el Mundo de Assiah o Acción.

Los 100.000 millones de neuronas que nos permiten hacer otras tantas conexiones
con todo lo que almacena Kether reflejan desde la memoria antigua del universo, lo
existido y por ende, las posibilidades infinitas de existencia. Las letras hebraicas
 que componen la palabra Kether o Corona son Khâf-Tâv-Reish, y expresan la
existencia de un receptáculo cósmico capaz de concebir, recibir y mantener la vida
en su más alta vibración transmitiendo el ciclo completo de la vida.

Así entendemos que nuestro procesador central, cerebro-Kether, toma miles de


millones de decisiones libres en la construcción de una conducta adaptada a la
información sensorial, emocional y psíquica. La libertad de acción o libre albedrío
que se inicia en Kether está, no obstante, sujeta a las decisiones orquestadas por la
mente inconsciente, que solo la consciencia podrá gestionar adecuadamente. Si no
podemos llevar el mando de nuestro Kether, nos será difícil administrar su
contenido. 
En este sentido, es cierto que funcionamos, según los neurocientíficos, en un modo
95% inconsciente y yo diría que esta es la causa principal del porqué no somos
capaces de dirigir nuestra vida ordenadamente, además de otras patologías.

No controlamos los procesos cerebrales y en Kether se moviliza entonces el piloto


automático y es algo que va contra natura. Sin embargo, durante el periodo de
sueño se generan procesos de supra-conciencia que nos permiten desinhibirnos de
la sumisión de la inconsciencia.

La libertad requiere trascender el modelo mecanicista de la conciencia. Kether


necesita ser quien lleva el mando libremente para succionar las distintas funciones
y referencias del Árbol según el modelo cósmico. 
Kether busca la complicidad del individuo porque no puede operar
armoniosamente sin su consentimiento.

Las diferentes patologías que aquejan el motor central del ser humano, -y algunas
de ellas más presentes que nunca en nuestra sociedad-, empiezan, a mi entender,
por una falta de enfoque y de libertad en el nivel psíquico espiritual, y todo lo que se
deriva de este proceso alterado distorsiona nuestros cuerpos.

No nos reconocemos como seres extraordinarios capaces de diseñar un mundo


idílico, un paraíso, (En Hesed, producto de Kether, Hochmah y Binah).
Hemos perdido el norte y a consecuencia de ello el ser humano sufre toda clase de
disfunciones que afectan su autoestima, su cuerpo, sus emociones, su mente; cae
en dependencias, en insatisfacciones, en depresiones, etc. Para solucionar el
problema de base, desde el origen, es preciso recordar porque hemos olvidado
quiénes somos y urge volver a conectarnos.

Kether, motor central, posee el diseño virtual de todo el conjunto del Árbol de la


Vida, lo mismo que lo descrito en los fundamentos del principio holográfico de la
naturaleza que expresa que “cada parte contiene el todo”. En biología celular, los
científicos demuestran que cada célula contiene una réplica del código maestro
del ADN, (Aleph, Daleth, Noun), y que una de esas células bastaría para reconstruir
el modelo global.
Para la Cábala, es el Árbol Cabalístico dentro de cada Árbol Cabalístico y así hasta
la más pequeña partícula de nuestro universo en lo macro y microcósmico.

Por lo tanto, si en Kether está todo el diseño original, reconectarnos y recomponer


virtualmente las células embrionarias nos daría la posibilidad de sanar patologías
que se estructuraron en el mundo de la forma, en Malkuth.

Esto puede parecer pura ingeniería cabalística, pero ciertamente la Cábala posee
códigos que una vez descifrados nos desvelan esos misterios velados, aún, a
nuestra conciencia. La clave, como siempre, es recordar.
Los 32 Senderos iniciáticos del Árbol Cabalístico

El Árbol Cabalístico es un esquema de la organización cósmica, pero también es


un esquema del cuerpo humano y de la formación mental y emotiva y espiritual de
nuestra naturaleza. Cada Sephiroth o Centro de Poder del Árbol está relacionado
mediante lo que llamamos Senderos o Cineroth. Son caminos que establecen una
relación entre distintos planos de manifestación, -donde además ubicamos
planetas y signos zodiacales, base del proceso de la Astrología Cabalística
 que Kabaleb estudió y desarrolló para orientarnos en el camino de la
trascendencia revolucionando esta ciencia del comportamiento humano-.

Los Senderos son puentes tendidos entre los distintos niveles de conciencia y las


corrientes deben circular libremente como las corrientes vitales deben fluir por
nuestro interior y nuestro cuerpo humano. Para que cada Sendero funcione a pleno
rendimiento es preciso que se realice el trabajo adecuado, de lo contrario pueden
surgir bloqueos que afectan nuestras circunstancias en el terreno social, laboral,
psíquico, emotivo y físico.
El manual de instrucción de cómo administrar con sabiduría las corrientes de cada
Sendero está divulgado de manera velada en el Sepher Yetzirah, el libro de la
Formación, con textos enigmáticos debido en primer lugar a densas traducciones;
y en segundo lugar la traducción convencional oculta lo fundamental que solo
puede entenderse viviendo y sintiendo este compendio de sabiduría.

Podemos estudiar la naturaleza de estos textos, pero no pueden ser comprendidos


intelectualmente, porque se trata de pasar al siguiente nivel, y dejar que se revelen
a nuestra conciencia, sentirlos en el corazón, y es por ello que muchos de los libros
que tratan de explicarlos resultan confusos.

La concepción del Mundo, según la Cábala pone en movimiento estados de


conocimiento que evolucionan en aspectos más y más perfectos, tratando de
establecer un código que nos lleve a integrar la existencia del universo, del
macrocosmos y el microcosmos.

La unidad de trabajo de este Gran Estado de conciencia es un conjunto semántico


que nos descubre el Lenguaje Sagrado, los Authiot, unos ideogramas que
componen el Alfabeto Hebraico de 22 Letras alineadas a lo largo de 
los 10 Centros de Vida o Sephiroth del Árbol Cabalístico..
Estos estados de conciencia nos permiten comprender el mundo en el que
estamos inmersos, su densidad, su propósito, su vibración y su estructura.

Son 32 vías de experiencia, 10 números primordiales, (los 10 Sephiroth) y las 22


Letras Hebraicas. 32 funciones que nos abren a la vía de una percepción
trascendente de la experiencia de vida que nos permite conectarnos a esa
divinidad que hay dentro y fuera de nosotros.

Se trata de una empresa compleja y que remueve nuestros cimientos pero que nos
lleva a la luz. La Cábala nos orienta hacia un porvenir acorde con la autenticidad de
nuestro trabajo humano y es cuando de verdad llega la Revelación.
Los Senderos o Cineroth se encuentran bajo la custodia de legiones de jerarquías
espirituales llamados Genios o Ángeles.

Cuando se consigue luz en un determinado Sendero, esas jerarquías ayudan a


quien se aventura a descubrir todos los secretos que el camino contiene.

Con los Senderos llegamos al corazón de la Cábala, que recordémoslo no es un


sistema de conocimiento teórico, sino un método de vida que permite al ser
humano colaborar conscientemente con su divinidad. Kabaleb en sus escritos nos
insta a meditar mucho sobre el Misterio de la Vida desde la enseñanza cabalística
para que la luz vaya afluyendo a vuestros corazones, y después, cuando vengan
las explicaciones intelectuales, os encontraréis con que vuestro corazón ya sabe lo
que acaba de comprender la razón

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