El sentido de familiaridad que los objetos tienen
para nosotros, el particular significado que
asumen en el mundo privado de cada individuo y, en primer lugar, su “valencia” afectiva, son el producto de la cantidad y del tipo de experiencias que hemos tenido con ellos, son el resultado de nuestras diferentes historias individuales. Se puede sostener que la tendencia a ver constantes las cualidades de los objetos es una tendencia “aprendida”, ya que los objetos que nos circundan desde el nacimiento son precisamente objetos estables que, en general, no cambian continuamente de forma, tamaño o color. En la ciencia se procede por sucesivas aproximaciones, y los experimentos no sirven para demostrar que una hipótesis es verdadera, sino solamente, y en forma más modesta, que no es falsa. Las leyes de la visión que favorecen una segmentación del campo visual del observador por la cual aparecen otros objetos en lugar de los se buscan. Pág. 185-186 En una situación que se puede describir en términos físicos como una zona irregular cromáticamente homogénea, normalmente se determina una escisión fenoménica en dos figuras parcialmente sobrepuestas. Pág. 195-196-198-199-200 Cómo no es fácil expresar la pregnacia en términos cuantitativos, con frecuencia se está obligado a acudir a la evaluación intuitiva para determinar, por ejemplo, si dos configuraciones tienen el mismo grado de pregnancia. Habitualmente el grado de pregnancia es considerado equivalente al gado de simplicidad, de regularidad, de estabilidad, de orden, de armonía, y demás. Esta ambigüedad fundamental de la noción de pregnancia explica la tendencia que se da comúnmente entre los sicólogos de identificarla con la noción de regularidad geométrica y, en particular, con la simetría, que permite una medición cuantitativa exacta. Hay un primer grupo de observaciones que hacen aparecer algo limitado el papel de la regularidad, y se refiere a algunas situaciones de complementación modal. Se ve que la tendencia a la regularidad no siempre tiene una influencia decisiva sobre el rendimiento perceptivo. La forma en que se realiza la complementación amodal depende sobre todo de otros factores. Los factores importantes parecen ser de continuidad de dirección en los puntos de intersección. Tanto en el plano experimental como en el teórico, en los últimos tiempos se ha tenido cierto interés por los problemas de aquellos contornos que aparecen en el campo visual sin que existan en la estimulación las discontinuidades de tonalidad o de claridad que normalmente acompañan la presencia de líneas y de contornos. En condiciones óptimas, todos estos fenómenos conectados entre sí (transformación cromática, dislocación en profundidad o estratificación de los planos, presencia del margen), se imponen en forma coercitiva y tienen un carácter modal que los distingue de las líneas meramente virturales. El fenómeno de los márgenes sin gradiente debe considerarse como una consecuencia indirecta del contraste de claridad Donde es visible una palabra aunque falte en la estimulación la mitad de los márgenes, actuaría el indicio pictórico de la sombra, y en otras situaciones actuaría contemporáneamente los indicios de la perspectiva y de la textura. El efecto presenta un interés teórico particular y propio, ya que permitiría decidir entre dos tipos de explicaciones igualmente plausibles pero muy diferentes: el paradigma fisiológico y el paradigma cognitivo. El paradigma fisiológico considera las percepciones como hipótesis de objetos construidas sobre la base de las informaciones ofrecidas por los datos sensoriales. En el caso de los contornos sin gradiente, el objeto ilusorio sería postulado para justificar las lagunas presentes en la figuras. Esta es la razón por la cual se llama a esas formaciones contornos cognitivos. (Paradigma cognitivo).