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Compra de Luisiana

La justificación En 1839, el periodista norteamericano John


L. O’Sullivan escribió un artículo periodístico
idelógica: El Destino justificando la expansión territorial de los Estados
Manifiesto Unidos. Según O’Sullivan, los Estados Unidos eran
un pueblo  escogido por Dios y destinado a
expandirse a lo largo de América del Norte. Para
O’Sullivan, la expansión no era una opción para los
norteamericanos, sino un destino que éstos no
podían renunciar ni evitar porque estarían
rechazando la voluntad de Dios. O’Sullivan
también creía que los norteamericanos tenían una
misión que cumplir: extender la libertad y la
democracia, y ayudar a las razas inferiores. 
La idea del destino manifiesto estaba
enraizada en la visión de los Estados
Unidos como una nación excepcional
destinada a civilizar a los pueblos
atrasados y expandir la libertad por el
mundo. Es decir, en una visión mesiánica
y mística que veía en la expansión
norteamericana la expresión de la
voluntad de Dios. Ésta estaba también
basada en un concepto claramente racista
que dividía a los seres humanos en razas
superiores e inferiores. De ahí que se
pensara que era deber de las razas
superiores “ayudar” a las inferiores.
Como miembros de una “raza superior”,
la anglosajona, los norteamericanos
debían cumplir con su deber y misión.
Texas
En 1821, un ciudadano norteamericano
llamado Moses Austin fue autorizado por el
gobierno mexicano a establecer 300 familias
estadounidenses en Texas, que para esa
época era un territorio mexicano. Alcanzó un
total de 20,000 en el año 1830. Las
relaciones con el gobierno de México se
afectaron negativamente cuando los
mexicanos, preocupados por el gran número
de norteamericanos residentes en Texas,
buscaron reestablecer el control político del
territorio. En 1836, éstos se rebelaron
contra el gobierno mexicano buscando su
independencia.  Tras una derrota inicial en
la Batalla del Álamo, los texanos
derrotaron a los mexicanos en la Batalla de
San Jacinto y con ello lograron su
independencia.
 Los texanos solicitaron se admitiera a Texas
como un estado de la unión norteamericana. En
1845 ya estaban ANEXIONADOS
La guerra con México
México no aceptó la anexión de Texas y 
rompió sus relaciones diplomáticas con los
Estados Unidos. Con la anexión de Texas, los
Estados Unidos hicieron suyos los problemas
fronterizos que existían entre los texanos y el
gobierno de México, lo que eventualmente
provocó una guerra con ese país. La
superioridad militar de los norteamericanos
sobre los mexicanos fue total. Las tropas
estadounidenses llegaron inclusive a ocupar la
ciudad capital del México.
En el Tratado de Guadalupe Hidalgo (1848)  que
puso fin a la guerra, los Estados Unidos duplicaron
su territorio al adquirir los actuales estados de
California, Nuevo México, Arizona, Utah, y Nevada;
México perdió la mitad de su territorio; México
reconoció la anexión de Texas y los Estados Unidos
acordaron pagarle  a México una indemnización de 
$15 millones. Con ello los Estados Unidos lograron
expandirse del océano Atlántico hasta el océano
Pacífico.
Tratado de Guadalupe Hidalgo

 La cesión de esas tierras fue una condición para el


final de la guerra, cuando las tropas de los Estados
Unidos ocuparon Ciudad de México. Los Estados
Unidos pagaron 15 000 000 de dólares como
indemnización, que era la mitad de lo que habían
ofrecido con intenciones de comprarla antes de la
guerra. La tierra traspasada por México es el
14,49 % del área total del territorio de los Estados
Unidos actual y el 119% del territorio actual de
México.
La Guerra de Secesión o Guerra
civil norteamericana
Fue una guerra civil de los Estados Unidos,
entre 1861-1865, que enfrentó a las fuerzas
militares de los estados del norte, la Unión,
contra los recién formados Estados
Confederados de América, once estados del sur
del país, que proclamaron su secesión o
separación de la Unión.
Sus orígenes se encuentran en el expansionismo
norteamericano, ya que conforme se
incorporaban nuevos territorios, éstos se
dividían en su opinión sobre el asunto de la
esclavitud; los norteños se oponían a ella y en
muchos de ellos ya había sido abolida.
Los estados sureños basaban su
economía en la agricultura, con
cultivos de tipo plantación
latifundista; mientras los estados
del norte se habían desarrollado
industrialmente, requerían de
mano de obra libre, consumidores
con ingresos y no trabajo esclavo.
A raíz de esta división de
economía y políticas, los estados
del sur decidieron crear una nueva
e independiente nación,
propiciando con ello el inicio de
una guerra, ya que los estados del
norte no reconocieron su derecho
de secesión.
Un año después, en 1861, cuando Lincoln tomó
posesión de su cargo, Carolina del Sur, Mississippi,
Florida, Alabama, Georgia, Louisiana y Texas se
separaron de la Unión, constituyendo los Estados
Confederados de América, con Jefferson Davis (1808-
1869 ) como presidente, separación que Lincoln declaró
ilegal en su toma de posesión.

Abraham Lincoln, decimosexto presidente


de los Estados Unidos (1861-1865).
Los confederados iniciaron la guerra con el ataque, el 10 de abril de
1861, a la guarnición federal establecida en el Fuerte Sumter, en
Charleston, Carolina del Sur :
tuvieron la ventaja de pelear en su propio territorio, ya que
realizaron una guerra defensiva, para buscar el
reconocimiento internacional a su nación; tenían magníficos
soldados y generales, pero sus fuerzas serían mucho menores
en número y con una limitada capacidad de aprovisionamiento
que las fuerzas de la Unión (del norte). En ambos bandos a las
fuerzas regulares se les unieron regimientos de inmigrantes
europeos y partidas de voluntarios, que hostigaron al enemigo
con tácticas de guerrilla.

Durante la guerra civil se disputaron cerca de 400


batallas en 28 estados de la Unión Americana, dejando
un saldo de más de 600 mil muertos.

Batalla de Shiloh, Thulstrup, Thure


(1848-1930)
Expansionismo a otras partes del mundo:

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