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De Freud a Lacan
MORA ANDRÉS RIVAS PABLO
MORILLO ANDRÉS ZURITA DIEGO
IMPORTANTE
Lacan aborda el caso Dora en distintos momentos de su enseñanza para abordar la histeria.
• “Intervención sobre la Transferencia”
• “Seminario I: Los Escritos Técnicos de Freud”, en el capítulo “Las fluctuaciones de la libido”
• “Seminario III: Las psicosis”, los capítulos dedicados a “La pregunta Histérica”
• “Seminario IV: La Relación de Objeto”, el capítulo dedicado a “Dora y la Joven Homosexual”
• “Seminario VIII: La transferencia”, el capítulo titulado “El símbolo Phi”
• “Seminario X: La angustia”, el capítulo dedicado al “Pasaje al Acto y Acting Out”
“Seminario IV: La Relación de Objeto”, clase 8 “Dora y la Joven Homosexual”
Ida Bauer
“Se trata de una pequeña histérica que le llevan por algunos síntomas que ha tenido, menores sin
duda, pero aún así inequívocos. La situación se ha hecho intolerable tras una especie de
demostración o de intención de suicidio que ha acabado alarmando a su familia. El padre se la
presenta a Freud como una enferma, y este mismo paso, la propia consulta, es un elemento que
de por sí denota, sin lugar a dudas, una crisis en el conjunto social que hasta entonces se había
mantenido en cierto equilibrio. Sin embargo, este singular equilibrio se había roto ya dos años
atrás, con motivo de una situación que de entrada le ocultaban a Freud, a saber que el padre
tenía como amante a una tal Sra. K., casada con un señor llamado Sr. K. Esta pareja vive en una
especie de relación de cuarteto con la pareja formada por el padre y la hija. La madre está
ausente de la situación. Lo chocante es que Dora le indica enseguida a Freud su reivindicación
extremadamente intensa del afecto de su padre, que, según ella, le fue arrebatado por la relación
en cuestión. Le demuestra inmediatamente a Freud que siempre estuvo al corriente de la
existencia de tal relación, de su permanencia y de su carácter preferente, y que ha llegado a
resultarle intolerable. Todo su comportamiento denota su reivindicación frente a esa relación.
Freud da entonces un paso, el primero de la experiencia freudiana, el más decisivo por su
cualidad propiamente dialéctica. Lleva a Dora hasta la siguiente pregunta – Esto que le subleva a
usted como si de una disipación se tratara ¿acaso no es algo de lo que usted misma ha
participado? Y en efecto, Freud pone al descubierto rápidamente que, hasta ese momento
crítico, la situación había sido sostenida de la forma más eficaz por la misma Dora. Ella se había
mostrado mucho más que complaciente con esa situación singular, en realidad había sido
incluso su pieza clave, había protegido los apartes de la pareja del padre y la dama, incluso
había sustituido en una ocasión a la dama en sus funciones, cuidando a sus hijos, por ejemplo.
Por otra parte, a medida que nos adentramos en la estructura del caso, se revela incluso que
Dora tiene una relación muy especial con la dama, que resulta ser su confidente y, al parecer, ha
llegado muy lejos en sus confidencias. Este caso es tan rico, que todavía permite hacer
descubrimientos, y este rápido recordatorio no puede de ningún modo sustituir a una lectura
atenta.” (Lacan, 2008, pág. 139)
Intervención sobre la transferencia (1951), Escritos I
El psicoanálisis es una
experiencia dialéctica y esta
El caso Dora es expuesto
noción debe prevalecer Tres desarrollos de la
bajo la forma de una serie
cuando se plantea la verdad.
de inversiones dialécticas.
cuestión de la naturaleza de
la transferencia.
Segundo sueño.
Entonces
“La mujer es el objeto imposible de desprender de un primitivo deseo oral y en el que sin
embargo es preciso que aprenda a reconocer su propia naturaleza genital. La afonía durante las
ausencias del Sr. K. expresan el violento llamado de la pulsión erótica oral en el encuentro a
solas con la Sra. K., sin que haya necesidad de invocar la percepción de la fellatio sufrida por el
padre, cuando cada quien sabe que el cunnilingus es el artificio más comúnmente adoptado por
los “señores de fortuna” a quien empiezan abandonarlos sus fuerzas”. (Lacan, 2015, pág. 215)
Para tener acceso a este reconocimiento de su feminidad, le sería necesario realizar esa
asunción de su propio cuerpo, a falta de la cual permanece abierta a la fragmentación funcional
que constituye lo síntomas de conversión.
El poder saludable de Dora está en la condición de que ella se acepte como objeto de deseo y
no como manifestación de deseo. Este es el motivo que motivó su idolatría hacia la Sra. K., así
como su meditación sobre la Madona.
¿Qué sucedió en la escena de la declaración al borde del lado, que fue la catástrofe por donde
Dora entró a la enfermedad, arrastrando a todo el mundo a reconocerla como enferma? ¿A su
rechazo a proseguir su función de sostén para su común dolencia?
El Sr. K. solo tuvo tiempo de poner algunas palabras decisivas: “Mi mujer no es nada para mí”.
Su hazaña recibió una recompensa: una soberbia bofetada. Dora responde: “Si ella no es nada
para usted ¿qué es pues usted para mí?
Desde ese momento, ¿qué sería para ella ese fantoche?
La fantasía de embarazo que seguirá no será sino una identificación viril.
Histeria y Feminidad
Las estructuras psíquicas y las posiciones de la sexuación se
organizan alrededor del concepto de falo.
El falo alude a la falta, aquello que indica que algo no está. En ese
sentido, es significante del deseo, pues señala lo que le falta al Otro.
No se trata de genitalidad, pues no existe complementariedad
sexual. Nadie es falo, ni nadie lo tiene; es falta que organiza el
lenguaje.
Histeria y Feminidad
El falo es significante de deseo; el deseo es deseo del Otro.
La problemática del sujeto en relación al deseo, está entre
ser o no ser el falo, no tenerlo o tenerlo.
La escena histérica:
o la negación del hombre del goce (Dora se niega al Sr. K)
o la aprobación del hombre del deseo, en tanto este desee a Otra mujer, pero la desee más a ella (los
sentimientos conflictivos de Dora respecto de la relación entre su padre y la Sra. K).
Dora
La escena que arma la histérica permite que pueda quejarse del Otro: un Otro que desordena su
mundo y bajo el cual ella es víctima que no ha participado, al contrario, que se ve enfrentada a
sufrirlo.
Esto refiere al “alma bella”, contraria al “loco hegeliano de la ley de corazón”: ella no batalla,
pero denuncia al amo.
La cura está en desmantelar el “alma bella”
Dora
Freud lo hace con Dora respecto a movimientos lógicos que le permitan responsabilizarse de su
discurso:
o En un primer momento Freud admite las afirmaciones de Dora (su padre es un mentiroso)
o Luego, cuestiona su parte en ellas (complicidad y enamoramiento con Sra. K)
o Pero Freud se equivoca al sugerir que Dora persiga sus sentimientos por el Sr. K (porque significaría
acceder al hombre del goce).
Histeria y Feminidad
La feminidad está en el no tener el falo; pero querer serlo (Millerxxxx).
La histeria goza de la privación del falo: busca ser, pero dada por el Otro (vía del
amor)
Todo cae cuando Señor K dice a Dora: “Mi mujer no es nada para mí”
El sujeto histérico
El padre no es más La histérica ocupa
es el que mantiene
que un hombre el lugar del
la pregunta por el
castrado SuperYó
sexo
El amo y el sujeto
El segundo sueño de
histérico en relación al
Dora
saber
La histeria busca un amo que tiene un saber pero también debe
reconocer que hay cosas que no sabe
“el deseo es el
deseo del
Otro”.
Histeria
Deseo
Asegurar el
insatisfech
deseo
o
Eternizar el Suspender
deseo el goce
Enfermedad de
Histeria la
intersubjetividad
Yo
quiero
Se presenta un
error por parte
de Freud en el
caso Dora.
Yo
desearía
Entre otras acotaciones
En la histeria
Se repite lo En pareja
que hay de con el
inicial en neurótico
• Ella se divide
su trauma. varias veces.
Referencias
Lacan, J. (2008). El Seminario de Jacques Lacan: Libro 4: La Relación de Objeto.
Buenos Aires: Editorial Paidós.
Torres, M. (2005). Clínica de las neurosis. Buenos Aires: Instituto clínico de Buenos
Aires.