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DISERNIMIENTO
profundos, la dirección espiritual ha podido ser anacrónica por su contenido y por los
medios.
g) La falta de confianza. La falta de confianza es presupuesto indispensable para la
dirección espiritual. Las secularizaciones abrieron heridas de desconfianza no fáciles de
superar.
h) La supervaloración de la acción y del comportamiento. En el caso de que la vida
cristiana se reduzca a la acción y a los comportamientos y no se preste mucha atención
a la “Vida en Cristo” por el Espíritu, habrá más necesidad de reuniones y la dirección
espiritual quedará muy pospuesta.
i) La falta de maestros que acompañan. Esta falta de acompañantes es problema de
siempre; pero en el momento actual hay que prestarle atención de forma eficaz.
j) El ambiente “ligth”. Nos referimos al ambiente que tiende a lo fácil; que no invita a
la exigencia; que no oriente a lo profundo; este ambiente se resistió y se resistirá a la
dirección espiritual.
2. Momento actual de la dirección espiritual.
Colocar bases sólida al acompañamiento debemos contar con el discernimiento. Es verdad que la dirección
espiritual se caracteriza por la ayuda; pero esta ayuda, que no se reduce al descendimiento y es más que el
discernimiento necesariamente debe contar con él. De ahí el valor que le damos al discernimiento en la tarea de
la acompañamiento. De entrada, queremos dejar constancia de que e valor del discernimiento no parte de
relación con el acompañamiento sino que está inscrito en al misma estructura de la vida cristiana es intrínseco a
”
su dinamismo.
2. Momento actual de la dirección espiritual.
1. Sentido del discernimiento espiritual.
Es un término muy usado con un significado muy compartido. En griego tenemos el término krinein, que significa
separar seleccionar, después de un serio examen: elegir, decidir. En latín el término es cernere, que significa: separar,
cribar, percibir las cosas con claridad, reconocer. Y en castellano “discernir” que significa interpretar adecuadamente,
examinar a fondo, definir las cosas en su límites. Podemos afirmar que el discernimiento comporta el análisis crítico de la
realidad en orden a una justa valoración de la misma y en orden al consiguiente compromiso que deba darse,
El discernimiento está muy presente en la Escritura. Lo vemos ya en la primera página de la Biblia: Adan falla en el
discernimiento ante el árbol del bien y del mal. En el Antiguo Testamento la Alianza es el criterio decisivo para discernir
la fidelidad o infidelidad del pueblo de Israel.
Tiene mucha importancia en San Pablo. Habla explícitamente del “discernimiento de espíritus”, como de un carisma
entre otros carismas; y le es un tema familiar.
La primera carta de San Juan utiliza muy frecuentemente “en esto conocemos” como criterio de discernimiento. A las
pretensiones gnósticas del momento, san Juan responde con criterios fundamentales. Es esto conocemos si reconocemos
nuestros pecados; si guardamos su palabra; si guardamos sus mandamientos; si vivimos como vivió él; si amamos a los
hermanos; si no negamos que Jesús es el Cristo; si nos amamos unos a otros.
Desde la Escritura podemos afirmar que el discernimiento comportar un análisis crítico de la existencias cristiana en
orden a una justa valoración de la misma desde la presencia trinitaria en ella y en orden al consiguiente compromiso de
vida.
El nuevo Ordo Poenitentiae nos da esta definición: “Discernimiento espiritual es un conocimiento íntimo de la acción de
Dios en el corazón de los hombres”.
2. Momento actual de la dirección espiritual.
-Necesidad de firmeza. Es obvio que el diálogo espiritual, además de ser sincero y cordial, debe tener firmeza. A
la dirección espiritual se refiere a sus criterios, que deben ser claros y bien fundamentados; a su actuación en el
descubrimiento de los autoengaños y de las evasiones del acompañado; y a la forma de plantear y de llevar los
encuentros.
El diálogo también tiene sus exigencias en quien busca la dirección espiritual:
-Un comunicación trabajada. Partimos de que no tenemos diálogos si no hay comunicación ; y no es fácil en la
dirección conseguir una comunicación en profundidad, y menos aún en el campo de la espiritualidad. Se impone
trabajar la comunicación
-Capacidad de confrontación. Aceptar la confrontación supone estar dispuesto a recibir datos de interpelación, lo
cual exige una sana vulnerabilidad. Esta capacidad de interpelación es un presupuesto básico para el dialogo; ya
que sin ella el dialogo se superficialidad consecuentemente, la dirección se debilita y terminaría desapareciendo.
- Dosis de confianza. La comunicación se da cuando se confía y la comunicación que crece va de la mano de
una confianza también crece. Por eso, la confianza debe asegurarse y debe ir más no dejando de ser conquista
sobre todo en los momentos de dificultad.
-La experiencia gratificadora de la comunicación: El dialogo llevado en medio de una comunicación sincera y
profunda a la vez, resultar necesariamente gratificante.
III. NATURALEZA DE LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL
3) El dialogo espiritual. La expresión puede llamar la atención y en un primer momento hasta puede chocarnos.
Tenemos que decir de entrada que no tiene que ver nada con un diálogo desencarnado alejado de la realidad,
enfrentado a la situación histórica que nos toca vivir. Tampoco tiene nada que ver con una visión dicotómica de
la persona cuando hoy se plantea la unidad de la persona desde la espiritualidad.
Subrayamos que el diálogo de la dirección espiritual porque tiene muy presente al Espíritu, ya que en sus
referencia esencial. Sabemos que la vida cristiana no se entiende sin el Espíritu, porque está traspasado por el
Espíritu.
No está de más que señalemos algunas connotaciones del diálogo espiritual para no caer en la tentación de
reducirlo a “coloquios espirituales”. Parte de una búsqueda sincera del bien objetivo de la persona desde la
relación con Dios; esto exige una apertura en pobreza propia de quien no puede aferrarse a razonamientos
hechos o posiciones tomadas; le acompaña una generosidad no calculada, porque no hay límites de amor,
descansa en una fe experimenta en Dios cercano y fiel; exige capacidad para relacionar provisionalidad y
firmeza; le es imprescindible una visión sanamente realista de momento socio-histórico actual; está siempre
presente la llamada trascendencia; le envuelve una comprensión valorativa de la persona; y le son constitutivas
la libertad y la desapropiación. En resumen: el dialogo espiritual del acompañamiento es complejo,
comprometido, arriesgado y desprendido.
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III. NATURALEZA DE LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL
La incidencia es muy real. Siempre que hay una dirección espiritual la referencia al Espíritu es básica e
insustituible. Recordamos estos dato de toda dirección espiritual cuenta como punto de partida al medio en el
deseo, seguir al Espíritu de Cristo; que toda dirección espiritual es consciente de la acción del Espíritu en todo
el proceso de la vida espiritual y que hay que secundarle; y que toda dirección espiritual tiene como punto de
llegada la plenitud de la vida en el Espíritu. Una referencia tan básica y tan habitual llega necesariamente a
informar a la misma relación.
-El Espíritu tiene la primacía en la relación: El punto de partida es que la acción del Espíritu es la garantía de la
dirección espiritual. El Espíritu actúa de forma tan real en ella que se convierte en el elemento de la alteridad;
y lo propio de la dirección va a consistir en contra con la alteridad de Espíritu. El director, precisamente porque
actúa en relación con el Espíritu, no puede identificarse con el acompañado ni dejarse dominar por él; tampoco
el dirigido, por su relación con el Espíritu puede plegarse al director ni despreciarlo. La dirección espiritual
tiene garantía siempre que incluya la alteridad; cuando ésta es débil o desaparece, la dirección yo no existe.
Según esto, la relación con el Espíritu es la que debe prevalecer. No puede olvidarse que la relación del
director el de ayuda; y está debe evaluarse. La relación con le director espiritual, aunque importante, es
subordinada y en caso de conflicto no es la que de prevalecer. Es bueno que el director espiritual tenga
conciencia de provisionalidad en el acompañamiento.
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III. NATURALEZA DE LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL
2. La afectividad de la dirección espiritual y sus características. Es a todas luces evidente que este tema es
clave en el acompañamiento. Resulta impensable que se dé la comunicación personal si un contexto cordial
sano.
El punto de partida es contar con una buena base natural de relación, no se puede pedir más. Si pensamos
que la dirección sólo es posible entre las personas que tiene una sintonía afectiva completa
desnaturalizamos lo que es la dirección espiritual
La clave de la afectividad de la dirección espiritual está cómo se valore y se viva la comunicación. La
comunicación le abre al director la carta escrita por el Espíritu, que es Historia de Salvación y le permite
contemplar la acción de Dios en persona. La postura que le corresponde al director espiritual no es otra
que responder con agradecimiento y con cordialidad.
Si miramos al acompañado, la clave de la nueva relación estará también en la comunicación Cuando toma
conciencia de su momento humano-religiosos y siente necesidad de una ayuda en profundidad, la relación
con el director la va a suponer la experiencia de una compresión peculiar y de una cercanía no común.
Podemos asegurar que también para el acompañado surgirá desde la misma comunicación una nueva
relación de cordialidad nueva. Es la afectividad nueva de la dirección espiritual.
III. NATURALEZA DE LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL
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IV AMBITO DE LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL
Dentro de la celebraciones que pueden facilitar el Encuentro, tenemos dos muy especiales: la oración,
entendida como trato de amistad con Dios, y la celebración litúrgica, especialmente la eucarística. No
podemos hablar de Encuentro con Cristo sin celebraciones, es decir, sin la relación viva con Cristo sin
la implicaciones afectivo que le comporta al sujeto y sin definición correspondiente ante los demás.
c) La postura de seguimiento. Nos resulta evidente que para garantizar el Encuentro con Cristo se
cuente con el seguimiento. El encuentro no se tiene sólo con fe, ni tampoco con la sola afectividad,
necesita también la operatividad.
d) Los hermanos. Una de las garantías del Encuentro con Cristo son los hermanos. Todos sabemos que
fundamentación de la fraternidad, es la filiación; porque somo hijos, somos hermanos. También
sabemos que la fraternidad es previa al comportamiento de hermanos aunque el comportamiento de
hermanos no se dé somo hermanos, porque somos hijos. Así, el Encuentro con Jesús, el Hijo no se
entiende sin los hermanos.
La posición que debe tener la persona que acompaña en el Encuentro con Cristo entraña una dificultad
especial: no vasta con ofrece un mero conocimiento de Dios ni con hablar de una experiencia que vivió,
deberá actúa trasmitiendo vida desde una experiencia actual y fresca de Dios; pero; con todo los
resultados no son previsibles. Le corresponde mantenerse abierto a las sorpresas.
IV AMBITO DE LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL
3. El estilo de vida.
La dirección espiritual tiene en este campo concreto una delicada ayuda que
ofrecer. No hay vida cristiana si no se llega a la concreción de un estilo definido
de vida y no hay dirección espiritual si no acompaña en los vericuetos de la
vida. Es verdad que no se llega al compromiso cristiano de vida si no se parte de
la experiencia religiosa fundante y si no se cuenta con la capacidad de respuesta
de una persona cristiana bien estructurada, pero asumir un estilo concreto de
vida entraña vacilaciones, dificultades y riesgos, donde se sitúa la ayuda de la
dirección espiritual.
Un estilo de vida definido por el ser cristiano y para llevarlo a cabo se necesita
prestar una atención especial a diverso aspectos. Se necesita cultivar la vida
teologal avivar la relación comunitaria eclesial; afinar el discernimiento en la
vida; mantener la visión clara de los objetivos; asegurar la capacidad de
decisión; superar las autojustificaciones hechas con planteamientos
reduccionistas; adecuar las aspiraciones a sus posibilidades; vigilar los
protagonismo; admitiré la pobreza de los propios límites; caminar dando pasos
nuevos.
En este contexto es fácil de valorar la ayuda que la dirección espiritual puede
ofrece a quien se plantea desde su ser cristiano un estilo de vida propio, sin
acomodarse a las exigencias de la mentalidad dominante.