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Este examen final de psicopatología y psicodiagnóstico incluye preguntas sobre los síntomas de la esquizofrenia, los trastornos sexuales y de control de impulsos, la diferencia entre anorexia y bulimia, y las disomnias. También presenta cuatro casos clínicos para realizar un diagnóstico.
Este examen final de psicopatología y psicodiagnóstico incluye preguntas sobre los síntomas de la esquizofrenia, los trastornos sexuales y de control de impulsos, la diferencia entre anorexia y bulimia, y las disomnias. También presenta cuatro casos clínicos para realizar un diagnóstico.
Este examen final de psicopatología y psicodiagnóstico incluye preguntas sobre los síntomas de la esquizofrenia, los trastornos sexuales y de control de impulsos, la diferencia entre anorexia y bulimia, y las disomnias. También presenta cuatro casos clínicos para realizar un diagnóstico.
PROFESOR Cristel Ortiz Rodriguez EXAMEN Final ALUMNO: Nadja Magaña FECHA : 08 Agosto 2019
RESPONDE
1. Menciona los síntomas principales de la esquizofrenia.
a) Ideas delirantes b) Alucinaciones c) Lenguaje desorganizado d) Comportamiento catatónico grave /desorganizado e) Síntomas negativos
2. Los trastornos sexuales se pueden dividir en 3 categorías, menciona un trastorno
correspondiente a cada categoría. a) Disfunciones sexuales: Vaginismo b) Parafilias: Sadismo c) Trastornos de identidad sexual:
3. Cuál es la diferencia entre anorexia y bulimia (menciona algunos de los criterios).
En la anorexia encontramos: • Restricción de la ingesta enérgica que la persona requiere • Peso corporal significativamente bajo en relación a su estatura • Miedo extremo a ganar peso • Alteración de su percepción en cuanto a su peso y figura Mientras que en la bulimia vemos: • Atracones • Comportamientos compensatorios inapropiados para evitar el aumento de peso • Los síntomas deben presentarse por lo menos una vez a la semana durante tres meses
Trastornos del sueño que tienen que ver con el problema en el inicio o el mantenimiento del sueño, o de somnolencia excesiva, que se caracterizan por un trastorno de la cantidad la calidad y el horario del sueño.
ELABORA EL DIAGNOSTICO CORRECTO
CASO 1
Ellen es una vendedora de seguros de 35 años. Es atendida por un psiquiatra
después de un intento de suicidio, en donde quería aventarse desde un acantilado. Ella es una persona inteligente, sofisticada y con algo de sobrepeso. Se notaba que tenía mucho malestar al iniciar la consulta psiquiátrica. Ella reporta un periodo de 6 meses en donde se ha sentido progresivamente más triste, sin energía y sin encontrarle placer a las cosas. Le dice al psiquiatra que llega al punto de sentirse tan cansada que puede pasar de 15 a 20 horas en la cama. También reporta atracones, llega a consumir cantidades muy grandes de comida, como paquetes de galletes enteras y un pastel de chocolate completo en menos de 30 minutos. Los problemas de atracones los tiene desde la adolescencia “cuando entro en esa mentalidad, me como lo que tenga enfrente”. Sin embargo, durante los últimos 3 meses, se ha atracado con más frecuencia y ha subido 8kg. En el pasado, su peso a variado mucho, ya que tiene un ciclo de estar a dieta unos meses y luego come fuera de control durante meses. Mientras que sí quiere bajar, tampoco piensa en eso todos los días. Ella niega vomitar o utilizar otros métodos de control de peso como laxantes o diuréticos.
Ella atribuye su depresión a problemas económicos. La despidieron de su trabajo
apenas hace 2 semanas. El psiquiatra le pregunta acerca de la razón del despido, a lo cual ella responde “le debo un poco de dinero a mi compañía”. El psiquiatra le pide que sea más específica, y ella de forma renuente le dice al psiquiatra que le debe a su último trabajo 1,500,000 pesos. Aparte debe aproximadamente otro millón de pesos en tarjetas de crédito. Al profundizar en el tema, el psiquiatra descubre que ella siempre ha tenido problemas para manejar sus finanzas. De los 30 a los 33 utilizó la tarjeta de crédito de la compañía para episodios de “shopping extremo”, lo cual la llevó a acumular la deuda de millón y medio de pesos. Ella niega haber tenido síntomas maniacos, o compras compulsivas producto de pensamientos obsesivos, simplemente le afirma al psiquiatra que ir de shopping le ayudaba con el sentimiento crónico de tristeza y vacio. Las compras le brindaban un alivio temporal a su malestar. Como se sentía mal frecuentemente, ella compraba compulsivamente cada 3 o 4 días, compraba relojes, joyería y muchos zapatos.
A parte de los sentimientos crónicos de vacio, Ellen describía confusión acerca de
su futuro y qué quería hacer con su vida. Ella ha tenido varias relaciones (novios) breves pero intensas, con ambos hombres y mujeres. Las relaciones terminaban debido a frecuentes peleas, que podían llegar a golpes y patadas. La madre de Ellen fue físicamente muy abusiva con ella, desde los 6 años le pegaba por cualquier falla.
Diagnóstico: Trastorno depresivo mayor , con trastorno de atracones y
pensamientos compulsivos
CASO 2
Una mujer de 51 años de edad es llevada a consulta por su familia debido a su
cada vez peor situación. La familia relata que ella ha ido gradualmente perdiendo la memoria durante el último año. Empezó con cosas insignificantes pero de repente ella ya no podía encontrar cosas básicas en su propio apartamento y por ende funcionar sola. Ella empezó a acarrea objetos de ida y vuelta para después esconderlos. La habilidad para recordar de la mujer estaba severamente perturbada, al evaluarla, ella podía reconocer y nombrar objetos cuando se le mostraban, pero lo olvidaría casi inmediatamente. Cuando intentaba leer, ella saltaba de una línea a otra, leyendo enunciados o incluso palabras sin sentido. Más recientemente ella también se desorientaba en cuanto a tiempo y lugar, relataba estar en lugares distantes, la mujer residía en Colorado pero afirmaba estar en Toronto, Canadá, lugar en donde vivió hace ya muchos años.
Diagnóstico: Demencia
CASO 3
Emilio es un hombre de 40 años de edad. Él es ingresado al hospital por decima
vez por su madre ya que ella le tiene miedo. Emilio esta vestido en ropa rasgada, pantuflas, una gorra y varias medallas. El en ocasiones muestra enojo hacia su madre “ella me da a comer gusanos” le dice al doctor, y un momento después le sonríe a su mamá y le guiñe el ojo a las enfermeras, mostrando un estado de ánimo positivo. Su forma de hablar es como un niño y exagera mucho los movimientos de sus caderas mientras camina. La madre reporta que dejo de tomar sus medicamentos hace un mes, y desde entonces comenzó a escuchar voces (Emilio) y a actuar de forma extraña. Cuando el doctor le pregunta qué está haciendo, Emilio responde “comiendo cables y fuegos”. Su discurso es espontaneo y la mayoría de las ocasiones incoherente, con una tendencia hacia palabras que riman y sonidos extraños.
La primera hospitalización de Emilio ocurrió cuando tenía 18 años, justo después
de terminar la preparatoria. Desde entonces no ha podido estudiar o mantener un trabajo más de 3 meses, ya que mejora pero después tiene episodios de actuar extraño y no puede funcionar por sí mismo y mucho menos con las responsabilidades de un trabajo. Por tal razón no ha podido ser autónomo, vive con su madre y ella lo cuida. Sin embargo Emilio muy frecuentemente se rehúsa a tomar sus medicamentos, lo cual precede a las recaídas. En ocasiones se ha ido de la casa durante sus recaídas, durando hasta un mes sin que su madre sepa de él, la mayoría de las ocasiones lo levanta la policía por merodear las calles. No existe historial de consumo de alcohol o drogas.
Diagnostico: Esquizofrenia
CASO 4
El motivo de consulta de Rocío es eliminar su problema de ansiedad y dejar los
medicamentos que le dio el psiquiatra. Rocío tiene 51 años de edad, está casada y tiene 2 hijos adultos. Hace 6 meses tuvo una operación de una hernia, pero se sintió muy mal durante el procedimiento. Al mes después de la operación presentó unas molestias en el estomago, hubo sospechas de cáncer pero resultó ser un error del doctor y los análisis mostraron que estaba en excelente salud. Sin embargo estos 2 eventos le intensificaron un miedo a la muerte que se había forjado 7 años atrás después de la repentina muerte de su padre debido a un infarto. Como respuesta a este miedo a morir, Rocío estaba hipervigilante de su cuerpo, cualquier sensación era suficiente para generarle preocupación. Al poco tiempo, comenzó a desarrollar ataques donde sentía que se iba a morir. Los ataques eran inesperados, podían pasar en cualquier momento. Cada vez que ella siente una molestia en el estomago o presión en el pecho, su pensamiento es “algo malo me está pasando” “puede ser un infarto” y “me voy a morir”. Otras sensaciones que Rocío tiene son mareos, manos frías y taquicardia. Cada vez que tiene estas sensaciones busca a su marido o cualquier persona para que este con ella y le llama al doctor, si el doctor no le contesta, va al hospital. Ha ido al hospital 4 veces en los últimos 2 meses por miedo a que algo le esté ocurriendo. Rocío cree que cualquier síntoma físico puede ser de cuidado y dice “si estoy hipervigilante, puedo detectar algo temprano” y “si detecto algo temprano, puedo hacer algo al respecto, si no me puedo morir”. Rocío presenta mucha ansiedad anticipatoria a un ataque lo cual la deja en un constante estado de hipervigilancia. Ella intenta estar sola lo menos posible para tener cerca a alguien que le pueda ayudar y aparte lleva un estilo de vida exageradamente saludable. Hace mucho ejercicio, come muy saludable y tiene consultas y análisis médicos constantemente. A Rocío le genera conflicto tomar medicamentos psiquiátricos porque dice que le generan un estrés extra a su corazón. A parte de su miedo a morir, Rocío presenta otros miedos. Ella se describe como alguien muy insegura, le preocupa que el novio de su hija es muy agresivo y la pueda lastimar, también le preocupa la situación del crimen, por lo cual no sale de noche, la salud de otros familiares, e incluso, cuando tiene visitas (lo cual es frecuente) le preocupa que estén bien y no vayan a pensar que es mala anfitriona. Todos estos problemas tienen el potencial de generarle problemas para dormir y tensión muscular. Ella afirma que lo que más frecuentemente le genera malestar son los constantes viajes de negocios de su esposo. Cada vez que su esposo sale de viaje de negocios se preocupa mucho que le vaya a pasar algo, tiene pensamientos como “maneja horrible, y si choca?” o cuando no le contesta la llamada “seguro algo le paso, por eso no me contesta” y no puede relajarse hasta que finalmente le contesta, incluso en un par de veces cuando no llegaba ella salió a buscarlo para asegurarse de que nada le pasó. Cuando el terapeuta le pregunta acerca de la razón de tanta preocupación por su marido, ella dice que le da pena decir la verdad, pero que más allá de lo que sufriría si algo le pasa por que lo quiere, no se imagina sola “si él se muere yo no sé qué sería de mí” “siempre he tenido a alguien que me cuide” “me cuesta mucho trabajo tomar decisiones y toda mi vida me he apoyado en él” “no soy una persona fuerte”. Rocío fue una niña muy protegida, ambos padres eran muy religiosos y sobreprotegían a Rocío y sus hermanas, no las dejaban salir mucho y les prohibían a amistades “incorrectas”. La madre de Rocío era la esposa sumisa típica y la crio para ser una “buena esposa”. Rocío se casa chica, a los 18 años, entonces ella pasó del cuidado de los padres, al cuidado del esposo. El esposo siempre la consintió, la trató bien y ha sido un excelente proveedor, sin embargo es controlador y no fomentaba que Rocío tomara decisiones ni resolviera problemas. Actualmente Rocío tiene un negocio (que el esposo le puso para que se “entretenga”) pero deja que su socia tome todas las decisiones importantes. “Me cuesta mucho trabajo dar mis opiniones, pienso que pueden estar mal”. A Rocío le cuesta dar sus opiniones incluso cuando sabe que tiene la razón “me da miedo que la gente se vaya a enojar conmigo, prefiero no decir nada con tal de que la gente no se moleste” “toda mi vida he puesto las necesidades de los demás por encima de las mías”. Rocío es una persona muy religiosa y se dedica a varias actividades altruistas, afirma que le da mucho bienestar pensar que Dios la cuida.
Diagnóstico: Ataque de pánico acompañados de transtorno de ansiedad social y de
separación. CASO 5
Pánfilo es un hombre de 60 años que se dedica a bienes y raíces. Él se salió de su
casa a los 16 años porque buscaba escapar de su padre abusivo. Pánfilo terminó sus estudios hasta la universidad manteniéndose a si mismo trabajando en diversas cosas. A los 30 años ya se había casado y divorciado. Él llega a psicoterapia por indicación de su cardiólogo, el cual le recomienda disminuir sus niveles de estrés general y de enojo por los problemas médicos asociados a este (colesterol alto, arterioesclerosis). El reporta que siempre ha sido una persona enojona y que “no está para aguantar estupideces de nadie”. Para él sus dificultades en la vida han sido mucho más grandes que para otras personas debido a que tuvo que salirse muy joven de su casa y mantenerse solo, él tiene recuerdos muy feos de cuando su padre lo golpeaba severamente y sin aviso alguno. Pánfilo considera que las demás personas le deben respeto y que su vida debe de estar libre de molestias porque ya ha sufrido suficiente a manos de su padre abusivo y ha trabajado más duro que las demás personas para poder establecer su estatus profesional y tener tranquilidad y estabilidad. Él se ve como una persona capaz y autónoma, sin necesitar de otras personas “me las he arreglado solo hasta ahora”. Pánfilo está constantemente resentido por su pasado y actúa de manera hostil en muchas de sus interacciones. Él dice que ha aprendido a nunca ser una persona confiada “la gente siempre tiene motivaciones ocultas, nadie hace nada sin ganar algo a cambio”. Pensamientos como este son las secuelas de su infancia, siempre pensando que la gente se quiere pasar de lista y abusar de una forma u otra. A pesar de que no es físicamente agresivo se enoja fácilmente cuando percibe que alguien le falta al respeto y cuando percibe alguna molestia en general por más pequeña que sea. Una situación típica es estar en la fila rápida del súper y ver que la gente haciendo fila en frente de él tiene más de 10 artículos en su carrito. Esto lo enoja mucho porque piensa que tiene que esperar más de lo que debería y que la gente es egoísta y malintencionada. Incluso llega a contar las cosas en los carritos de otras personas para asegurarse que “no se pasen de listos”. Otras situaciones comunes son en la calle al manejar, en otras tiendas y lugares públicos como plazas y parques. Su forma de expresar su enojo es quejarse constantemente y refunfuñar acerca de lo injusta que es la vida y lo injusto que fue la falta de respeto que le hicieron, esto ocasiona que se quede enojado y rumiando durante un buen rato acerca del evento que lo hizo enojar. Le cuesta trabajo reconocer su papel en los conflictos interpersonales y cuando alguien se lo señala se enoja mucho, culpando aún más a la otra persona de su propio enojo y quejándose de que no lo comprenden. Cuando se enoja de manera extrema el suele gritar y amenazar (por ejemplo en la fila del súper), sin embargo no lleva a cabo sus amenazas. Él dice que le cuesta trabajo controlar sus gritos y groserías y reconoce que eso ha alejado a la gente y ocasionado que se vaya quedando solo, pero que le ayuda a que no le vuelvan a faltar el respeto y “que no se pasen de abusivos”, él dice que “siempre hay que estar con un ojo pelado porque la gente siempre tiene malas intenciones, te pueden hacer daño cuando menos lo esperas”. El pensar así lo ha llevado a tener problemas en todas sus relaciones, ya que aparte de enojarse constantemente, acusa a sus parejas de ser infiel y de mentirle sin tener mucha evidencia.
Diagnóstico:
Trastorno Explosivo intermitente acompañado de un trastorno delirante.