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HUMANIDADES
ESCUINTLA
Temas:
Época colonial guatemalteca.
El requerimiento, la encomienda y el repartimiento.
Requerimiento
es el nombre de un documento que el jurista Juan López de Palacios Rubios elaboró, durante
la primera década del siglo XVI, a petición de la Corona española. Tenía como propósito
justificar la guerra de conquista contra los indígenas, para poder cumplir con el mandato
papal de cristianizarlos (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En 1513 se estableció que los jefes de las expediciones conquistadoras llevaran ejemplares
del Requerimiento y que, antes de hacer la guerra, expusieran su contenido a los nativos, por
medio de un intérprete y, a veces, en latín (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Los elementos centrales contenidos en el Requerimiento eran los siguientes: Dios creó el
Universo, Jesucristo encomendó al Papa regir al mundo y juzgar y gobernar a todas las gentes
y el Papa concedió el Nuevo Mundo a los reyes de España. A partir de las premisas anteriores,
el Requerimiento fijaba una serie de represalias, a las que estaban expuestos quienes no
aceptaran pacíficamente el dominio español (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Repartimiento y la Encomienda
La mano de obra constituyó el mayor problema de las Indias", sostiene Manuel Lucena
Salmoral. En el transcurso de la era colonial los españoles sometieron a sus súbditos
americanos a distintas formas de trabajo. Al mismo tiempo, la esclavitud fue una fuerza
laboral muy importante durante este período.
En el contexto del proceso de conquista se esclavizó al
nativo, capturado en "guerra justa", para que trabajara
en la extracción de metales preciosos y proporcionara
alimento a los conquistadores. Las presiones ejercidas
por sectores de la Iglesia y la disminución de la
población indígena, determinaron que la corona
permitiese el ingreso de negros africanos para que
sustituyeran a la mano de obra aborigen.
Los esclavos negros fueron empleados fundamentalmente en los sistemas de plantación y, en
menor medida, en los lavaderos de oro. También fueron requeridos para el servicio doméstico
donde, además, le otorgaban prestigio social a sus amos.
El sostén de la economía colonial fue el indígena americano, considerado legalmente súbdito
de la corona y, por tanto, hombre libre. La categoría de súbdito implicaba el pago de un
tributo o, en su defecto, un servicio personal a los representantes de la autoridad monárquica
en América.
En los dos primeros siglos coloniales la
encomienda reguló la fuerza de trabajo y la
distribución de la mano de obra. "La
encomienda era una vieja institución de
carácter feudal, que establecía servidumbre a
los señores a cambio de protección para los
siervos. Se estableció entregando una
comunidad de indios a un español
(benemérito) a cambio de los servicios
prestados por éste", explica Lucena Salmoral.
El historiador Guillermo Céspedes del Castillo agrega que "el beneficiario (encomendero)
cobra y disfruta el tributo de sus indios, en dinero, en especie (alimentos, tejidos, etc.) o en
trabajo (construcción de casas, cultivo de tierras o cualquier otro servicio); a cambio de ello,
debe amparar y proteger a los indios encomendados e instruirles en la religión católica, por
sí o por medio de una persona seglar o eclesiástica (doctrinero) que él mantendrá".
Por lo tanto, la encomienda no implicaba la propiedad sobre los nativos; era una concesión
no heredable. Al quedar vacante (sin poseedor) ésta volvía al monarca, quien podía retener a
los indígenas bajo administración real o entregarlos otro encomendero.
Paralelamente a la encomienda funcionó el sistema del repartimiento forzado, que consistió
en el trabajo rotativo y obligatorio del indígena en proyectos de obras públicas o trabajos
agrícolas considerado vitales para el bienestar de la comunidad. Esta modalidad de trabajo
se basaba en reclutamientos laborales precolombinos, como fueron el coatequitl mexicanos
y la mitad peruana, que los españoles aplicaron con un sentido diferente al que tenía en las
sociedades nativas.
Las encomiendas paulatinamente fueron
perdiendo su razón de ser, entre otros motivos,
por la caída de la población aborigen, la
desaparición de los conquistadores ávidos de
recompensa y la paz que imperó en la mayoría
de las provincias. En cambio, los repartimientos
persistieron hasta el fin del período colonial.
La corona fue incapaz de concede encomiendas
indígenas al cada vez mayor número de españoles. Por ello, muchos de éstos se vieron
forzados a recurrir a otras alternativas para proveerse de mano de obra. Aparecieron de esa
manera diversas formas de peonaje y trabajadores libres remunerados.
Especialmente desde finales del siglo XVI, estos sistemas laborales predominaron en gran
parte de la América española. Mientras en las haciendas laboraban peones, jornaleros y
capataces, en las minas obreros libres ofrecían sus servicios. En las ciudades, por su parte, se
constituyó una mano de obra libre calificada, compuesta por plateros, carpinteros, carreteros
y gremios de artesanos en general.
Todos las categorías laborales descritas -esclavismo, encomienda, repartimiento, etc.-
operaron de manera muy diversa de acuerdo a costumbres y regiones muy variadas. Por ello,
las generalizaciones no dan necesariamente cuenta de muchas situaciones locales.
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